Recapitulaciones sobre ‘Medea’



Fuente: R. Salas (elpais.com)
El programa del Ballet Nacional de España trae entre otras una pieza señera de su mejor repertorio, y en el decir de muchos enterados, título que nunca debe bajar del cartel: Medea. A esta obra que une el tema mitológico griego con al danza española, se une Paso a cuatro, coreografía de Antonio Ruiz Soler y música de Pablo Sorozábal, otro clásico que posee una historia muy diferente. Ambas tienen valores patrimoniales muy sólidos.
Medea, sobre la partitura encargada a Manolo Sanlúcar, fue estrenado en 1984 dentro de un programa revitalizador ideado por María de Ávila, entonces directora de las dos compañías titulares españolas, el sector clásico y el dedicado a los estilos propiamente españoles. Ese programa, que marcó una cumbre estilística y formal no igualada después, se completaba con Danza y tronío (Mariemma) y Ritmos (Alberto Lorca). Medea tuvo su primera intérprete en Manuela Vargas, para quien fue ideado el personaje, a la medida de su intensa personalidad escénica. Ahora debuta en el rol Esther Jurado y vuelven a interpretarlo Lola Greco y Maribel Gallardo. En sus aspectos plásticos,Medea también marcó una época, con los diseños de Miguel Narros y la escenografía de Andrea D’Odorico.
El Paso a cuatro, con música de Pablo Sorozábal, tiene todas las consideraciones de pieza mítica en la historia de la danza escénica española del siglo XX. La pieza se estrenó en el Festival de Granada (Teatro del Generalife) en 1956 en la misma velada donde fue primicia Fantasía galaica con música de Ernesto Halffter. Sorozábal trabajó un ballet en seis secciones continuadas inspirado por temas del siglo XVIII, pero dándoles una severa y estrecha unidad estilística y muy bailable. La primera y la última sección funcionaban a la manera de adagio y gran coda.
En Antonio Ruiz Soler se reconocían entonces las influencias tanto del ballet clásico-académico como de otras vertientes teatrales escénicas, ya sean del gran musical americano o de las tendencias del nuevo ballet francés, fenómenos a los que se mantenía muy al tanto. Cuando Antonio volvió a España en 1949 ya había visto el Pas de Quatre en las reconstrucciones sucesivas de Keith Lester (1936) y Antón Dolin (1941) que se seguían representando. También pocos años después vio en París otro “paso a cuatro” que le motivó mucho: el Pas de désees(1954) coreografiado por Yves Brieux sobre la música de Pugni para El juicio de Paris. En esa obra debutó Maurice Béjart junto a una ya veterana Solange Schwarz, Ellen Rasch y Lucienne Berggren. Ahí está exactamente la idea del Paso a cuatro español, recreación de las grandes bailarinas románticas, tal como en el clásico se recreaba a Maria Taglioni, Carlota Grisi, Fanny Cerrito y después, a Carolina Rosati. Las evoluciones solistas y de grupo creadas por El Gran Antonio basculan sobre esas dos obras anteriores.
El programa se completa con Farruca (1984) de Juan Quintero; Viva Navarra de Victoria Eugenia y Jota de la Dolores de Pilar Azorín, procedente esta última de la ópera homónima de Tomás Bretón estrenada precisamente en ese mismo Teatro de La Zarzuela el 16 de marzo de 1895. Este conocido y tópico extracto bailable sube a escena como homenaje de la coreógrafa a su padre, Pedro Azorín.
La Dolores original del Maestro Azorín fue su última coreografía, y se estrenó en febrero de 2001 en Madrid por la Compañía Ballet Español de María Rosa, apenas unos meses antes de su fallecimiento en noviembre de ese año.
* Ballet Nacional de España. Teatro de La Zarzuela. Del 25 de octubre al 4 de noviembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario