Risa demente en la pista



Font: Maria Cosme Fayos (elpais.com)
Una enfermera se lleva una jeringuilla a la boca y se atraviesa el labio sin mostrar signos de dolor. A su alrededor, una niña juega con un pequeño esqueleto, un hombre atrapado en una camisa de fuerza acerca su cuerpo peligrosamente al de una hermosa enfermera de piernas largas y una falsa sonámbula camina por el techo. No es una alucinación ni una película de terror. Es el nuevo espectáculo creado por el premiado Suso Silva, que recibió en 2003 el galardón Nacional de Circo, y que se presenta el miércoles en el escenario de la Puerta del Ángel.
La oscuridad se alterna con luces cegadoras mientras los dementes personajes se pasean entre el público. Gritan, se esconden tras los espectadores, se acercan y ponen al público en una tesitura de la que es difícil escapar. El show, que se mueve entre el teatro, el circo y el cabaret, está ambientado en un antiguo psiquiátrico del siglo XIX y está habitado por enfermos y enfermeros, cirujanos locos y una gobernanta vil que trata a los pacientes como escoria. Acróbatas, malabaristas, músicos, bailarines y cómicos se mueven por escenario como auténticos chiflados.
Entre el escándalo de locura se escucha una voz de fondo que anuncia que la historia que se va a contar en las dos horas que dura el espectáculo es “ficticia y alejada de la realidad”. Continúa diciendo que las personas con enfermedad mental tienen un proyecto de vida como cualquier otro. “La compañía del Circo de los Horrores manifiesta su rechazo ante cualquier estigmatización”, concluyen desde el megáfono. Esto se añadió tras la polémica que surgió alrededor del show en relación con el trato que se les da a los enfermos mentales. “Deberíamos haberlo incluido desde el principio, pero la verdad, no pensé que estuviera faltándole el respeto a nadie”, revela Silva. “Yo hablo de otro tipo de locura, no de enfermedades”, asegura mientras añade que lo que pretende con el espectáculo es que el público deje que le entren pájaros en la cabeza. “Que vuelen conmigo”, puntualiza el artista circense.
En el siniestro escenario es también protagonista el humor. La mezcla es esencial y, según dice Silva, es el público quien determina la dosis, los límites entre el miedo y la comedia. “Nosotros contamos una historia que se mueve en el campo del terror y del humor negro, pero no queremos tener al público acojonado. Al contrario, queremos que se rían”, señala. El show está pensado como continuación al primer espectáculo de la compañía: El Circo de los Horrores, donde los protagonistas eran vampiros, niñas poseídas y momias bajo el reino del más temido de los vampiros, Nosferatu, interpretado por Silva. En esta historia, el primer vampiro del cine descubre que no es más que un loco y sus seguidores una panda de “majaras terminales, de tocados del ala y de pirados”.
El flujo de adrenalina está asegurado. Más de 40 artistas participan en la función y los divertidos y macabros números de acrobacias, malabares, música y baile, intentarán divertir a adultos y niños que sufrirán la risa más histérica. El terror ha llegado a la ciudad.

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