Ariel Goldenberg: "El criterio para el Festival de Otoño a Primavera será el de lo posible"
Fuente: Marta Caballero (el cultural.es)
Una preposición logró que el Festival de Otoño en Primavera, antes conocido como Festival de Otoño, dejara de ser una paradoja en cuestión de nomenclatura. Ahora es de Otoño a Primavera y las críticas empiezan a lloverle por asuntos más complejos, por ejemplo por el hecho de haberse acostado festival y haber amanecido temporada, un largo programa que, además, parece que sus gestores construirán sobre la marcha. Quien lo dirige hace 14 años, el argentino Ariel Goldenberg, elude su responsabilidad y se declara parte de un contexto (la debacle general, entendemos) en el que no puede hacer otra cosa que de la necesidad virtud. Como el sastre de Final de partida de Beckett, anuncia que está tardando mucho en hacer el pantalón, pero que "mire el mundo y mire el pantalón, oiga". Hoy, que arranca el Festival con Zimmermann & de Perrot, su papá lo defiende a pesar de los pesares.
Ha tenido muy poco tiempo para programar la temporada, porque ha pasado de programar un festival a hacer una temporada. ¿Está satisfecho con cómo va quedando?
Todavía no hemos anunciado toda la programación, faltan algunas cosas y lo que hay está sujeto a modificaciones. Usted ha descrito bien la dificultad, esto ya es una temporada. Todavía tenemos que incorporar nuevos espacios, como el Teatro de la Abadía y la Sala Pradillo. Ya veremos, no es que estemos muy ricos. Depende de muchas cosas.
¿Se puede programar bien cuando las circunstancias hacen que a uno le pille el toro de esta manera? Quiero decir, que el festival empieza hoy y se ha presentado sólo una parte de la programación.
Estoy acostumbrado a que me pille el toro, fue peor cuando pasamos de Otoño a Primavera, porque apenas tuvimos tiempo de reaccionar. Ahora está más repartido. Y, la verdad, prefiero que me juzguen una vez que acabe todo. Hace 14 años que hago el Festival de Otoño y pueden echarme de un día para otro. Si no lo han hecho será que piensan que lo hago bien.
¿Y usted qué piensa? Lleva 14 años al frente del Festival, ¿no le da nada por el cuerpo al verlo sometido a estos vaivenes? Diría casi maltratado.
Llevo en esto desde que tengo 14 años. He hecho festivales por todos lados y he dirigido los teatros públicos más importantes de Francia. El asunto es seguir teniendo buenas ideas y contactos pero hay otros factores que yo no controlo, los que están ligados al mundo en que vivimos, a España en general y a la Comunidad de Madrid en particular. Dependo de ellos. Lo que no voy a hacer es vender la piel del oso antes de haberlo matado. En eso siempre he sido muy cauto. Estos cambios han sido decisiones que yo no he tomado. Cuando el festival se pasó a Primavera a Otoño el consejero de la época me preguntó si sabría hacerlo y dije que sí, porque ya lo había hecho antes, justo en Madrid, con la Asociación Caballo de Bastos, con la que hicimos un festival de primavera en los años 80. La experiencia la tenemos, llevo 24 festivales en Madrid, 14 del de Otoño. Y yo no usaría la palabra maltrato. Entre no hacer nada y hacer algo siempre es mejor lo segundo. Luego que las cosas salgan mal o bien ya lo veremos. Tal y como está repartido habrá que hacer un esfuerzo promocional mayor y relanzar la máquina.
Críticas no le han faltado a la decisión de ampliarlo tantos meses.
Por lo que he oído, es una idea que no crea unanimidad pero tampoco provoca sólo rechazo. Diría que al 50 por ciento. A los periodistas que vinieron a la rueda de prensa del otro día pareció gustarles mucho lo que les presentamos. Por otro lado, el festival es una marca, ¿por qué no va a desbordar su tiempo como sucede con el de París, que se amplía por delante y por detrás?
Pongamos que en los últimos años antes de la crisis hubiera habido un espíritu o un leitmotiv que identificara al Festival de Otoño. ¿Ha desaparecido ahora?
El festival fue creado por Joaquín Leguina de cara a la entrada de España a la Comunidad Económica Europea y entonces era un festival eminentemente europeo. Conozco la historia de memoria. Un espíritu... no sé ¿qué mayor privilegio que traer todos los años a Robert Lepage o a Peter Brook? En principio espero a ver qué pasa con esta primera edición pero para ser coherentes habría que tener una segunda a la vista. El criterio es el de lo posible, un factor que ha ido evolucionando de muchas maneras, porque no sólo depende del dinero. Antes había menos espacios escénicos y, por tanto, menos posibilidades, pero también más dinero. Es algo que merece una reflexión más larga.
¿No se ha hablado nada de la próxima edición? Mal asunto.
No, nada todavía. Espero que me lo comuniquen pronto.
Pues vamos con esta. Zimmermann & de Perrot, Angélica Lidell, Heiner Goebbels... ¿con qué nombres está más contento?
Además de los que cita, tendremos a Fabrice Murgia, un belga de 29 años muy prometedor que viene con Exilios, una producción del Teatro Nacional de Bélgica, y Ghost Road, sobre pueblos abandonados. Es un espectáculo al que está asociado La Abadía pero intentaremos llevarlo a la Sala Verde del Canal.Tratamos de adaptarnos a las circunstancias y traer espectáculos novedosos que tengan una implicación en lo que pasa en el mundo de hoy, aunque no es un criterio obligatorio. Como el primero de hoy en la Roja del Canal, un espectáculo con un componente visual muy fuerte que trata de interpelar sobre la igualdad.
¿Tiene algún nombre más en mente?
En mente tengo un montón de cosas pero por ahora no tengo nada nuevo. Hay muchos directores que me encantaría que volvieran o que vinieran pero no creo que nos dé el presupuesto. No sé cuánto público va a venir por ahora porque promover este evento es más complicado. Si gusta será un poco por el boca a boca. Insisto esto no depende ya de mí, yo soy parte del contexto que me rodea.
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