Por Elisa Díez (Butaques i Somnis) |
Fotos: David Ruano y Lourdes Aguirre
Reconozco que este año no tenía la intención de ver los Premios Butaca ni siquiera desde mi sofá, pero fue abrir Twitter y empezar a leer proclamas reivindicativas feministas y buscar una tele local en el televisor.
Olvidémonos de la lista de premiados, este año ninguno ganó. Las que realmente ganaron, todos los premios, fueron las mujeres, la reivindicación feminista lanzada por los colectivos 'Dones i Cultura' y 'On són les dones' se llevaron el gato al agua en los discursos. Este año monopolizaron la gala, el año que viene espero que monopolicen los butacas.
Abrió fuego Elena Tarrats cuando recogió el premio a la mejor escenografía para Lluc Castells por L'ànec salvatge. Preguntándose on són les dones?, en esta categoría había una, Laura Closca, que se quedó sin premio por Yerma, escenografía preciosista que se volverá a ver en 2018 en el Teatre Akadèmia.
Seguimos para premio, Albert Guinovart conseguía el premio a la mejor composición musical, categoría en la que competía otra mujer, Clara Peya. Sin que se lo merezcan más unos que otros, en Twitter se comentaba que vuelve a ser "más de lo mismo".
Joan Yago recoge el premio como mejor texto por FairFly y reivindica a las mujeres dramaturgas, que haberlas las hay, pero que viven en la sombra porque no son programadas.
Una de las reivindicaciones más sonoras fue la que hicieron conjuntamente la Agrupación Señor Serrano que ganó el premio a las nuevas dramaturgias por Birdie y el VV.AA. nominados a la misma categoría por Wohnwagen con Anna Serrano a la cabeza. A la que el público no se atrevió casi a aplaudir (pasividad que a mi personalmente me cabrea).
Elisabet Casanovas estaba demasiada emocionada y nerviosa para soltar ninguna proclama, aunque destacó el reparto predominantemente femenino de una obra, La senyora Florentina i el seu amor Homer. Al final cuando nadie se lo esperaba ya, reivindicó un papel para las mujeres racializadas, porque las blancas "lo tenemos más fácil".
Para sorpresa de todos, Abel Folk se alzó como el mejor secundario y en un discurso improvisado soltó una proclama de altura: "Treballeu amb dones que ho fan de collons" (creo que no hace falta traducción).
Ya que se quedó sin premio a la composición musical, Clara Peya aprovechó el de mejor espectáculo familiar para Renard o el llibre de les bèsties para ilustrar a los presentes con una innumerable lista de mujeres compositoras que pueden trabajar en los espectáculos del próximo año y por lo tanto copar esta candidatura.
En el apartado de teatro musical no hubo sorpresa, se lo llevo todo Dagoll Dagom y su musical Scaramouche. Eso sí, al recoger el premio a mejor espectáculo de teatro musical, Anna Rosa Cisquella paró su discurso de agradecimiento para leer una parte que llevaba escrita en una nota, la parte reivindicativa donde soltó una perla. Reivindicando que las mujeres tenían que ocupar más puestos de mando, pero que también dependía de nosotras porque "las mujeres no se atreven a mandar". Ejem, sin comentarios, porque a una todavía le dura el cabreo. Pero como bien puntualizó Marina Raurell en Twitter: "Que se atrevan a mandar es una cosa... que las dejen mandar, es otra".
Menos mal que justamente después de este comentario desafortunado le tocaba presentar premio a Júlia Barceló, una de las mejores interpretaciones del año pasado con Hedda Gabler, y que no está nominada, en fin... pero el premio volvió a ser secundario, porque su discurso lo monopolizó todo. Llegó para poner los puntos sobre las íes: "La falta de mujeres en las nominaciones es un espejo de la falta de mujeres en las programaciones. Esta cultura ya no nos representa." Ah sí el premio se lo entregaron a Pere Faura por Sweet Tirany el mejor espectáculo de danza, que como bien puntualizó el crítico Jordi Sora es el espectáculo de entre todos los nominados que ha recibido la crítica más despiadada de los últimos años. Pero, Jordi, desde cuando crítica y público están de acuerdo.
Como la reivindicación feminista era ya el monotema de la gala, los presentadores Toni Martín y Glòria Cid se saltaron el guión intentando ironizar, le salió el tiro por la culata. Al menos a mí que la Glòria Cid se declare feminista y que diga quién no es feminista en los tiempos que corren no me hace gracia, porque como bien afirmó la dramaturga Lali Àlvarez en Twitter, la lista es larga.
Descanso reivindicativo durante el largo discurso del Premio Honorífico Anna Lizaran para Josep Maria Flotats.
Además de la reivindicación feminista, la compañía La Calòrica también hizo la suya propia cuando al recoger el premio a mejor montaje de pequeño formato por Fairfly, lo hizo en manos de su escenógrafo, diseñador de luces, Albert Pascual, que se encargó de reivindicar el trabajo de aquellos que no salen en los programas de mano y de lo que ninguna crítica o programa de televisión se acuerda.
Volvemos a la sorpresa, Ariadna Gil mejor protagonista femenina por Jane Eyre: una autobiografía. Marta Angelat y Mercè Arànega, para sorpresa/síncope de todos se quedan sin premio. Y en la categoría masculina más de lo mismo, gana Lluís Homar por Ricard III, dejando a Pablo Derqui, Iván Benet o Joan Carreras y todo Twitter congelado. Por cierto, el premio del Homar lo recogió Xavier Albertí que se limitó a seguir fill per randa las palabras del Homar. Ninguna mención a la reivindicación feminista. Eso sí, le lanzó el dardo a Montoro por el tema del IVA, "me da más miedo la censura económica que la ideológica" (y yo que pensaba que iban unidas, en fin).
Eso sí, al final se ha hecho justicia. El que para mí es sin duda el mejor montaje de la temporada pasada, L'ànec salvatge se alzaba con los dos premios principales: mejor dirección para Julio Manrique y mejor montaje. Él sí que reivindica la presencia de más mujeres en los escenarios y detrás de ellos. Y le dedica el premio a la mujer que lo mueve todo y de la que "cada día aprendo alguna cosa", Cristina Genebat.
Elena Tarrats todavía guardaba una bala en la recámara, referente a la reivindicación de esta noche: "no es una queja sino una reivindicación, porque la queja paraliza y tenemos que seguir hacia delante".
La gala acaba reivindicando otra de las figuras femeninas cruciales en la cultura contemporánea, Montserrat Roig:
"La cultura és l'opció revolucionària a largo termini"
("La cultura es la opción revolucionaria a largo plazo").