Fotos: Cristina Raso (Winnipeg), Clàudia Portús (El silenci dels telers), Aureli Sendra (Molotov) y Maria Martín Marin & Adrià Losa (P.A.U. Paisatge Als Ulls)
Volvemos al teatro, a llenar las plateas, a llenarnos de historias, a aparcar la realidad que nos quieren vender y ver más allá del maldito virus. Casualidades de la vida o no, este inicio de temporada nos ha traído tres (o cuatro) obras que directa o indirectamente hablan de exilio, ya sea como concepto central o secundario.
El Teatre Akadèmia inicia temporada esta semana (23 de septiembre) con Winnipeg de Laura Martel que se tenía que haber estrenado en el pasado Grec pero que ya sabemos qué pasó. Pero centrémonos, la obra toma el nombre del barco que fletó Pablo Neruda (cuando era cónsul de Chile en Barcelona) para transportar a más de 2.000 exiliados de la Guerra Civil Española de Francia a Chile para que encontraran una nueva vida. Winnipeg llegó a Valparaíso el 3 de diciembre de 1939.
Todo un canto a la esperanza y un grito contra el olvido. Esta obra vuelve a dar voz a los exiliados y exiliadas que se hacen llamar "los hijos de Neruda".
Del 7 de octubre al 1 de noviembre en El Maldà se podrá ver El Silenci dels Telers, una idea original muy personal de la actriz Maria Casellas (hija y nieta de mujeres que trabajaron en las colonias textiles), que además también la interpreta juntamente con Andrea Portella. Nos trasladamos a las colonias textiles que comenzaron a florecer a finales del siglo XIX de la mano de Pilar y Carme que a modo de maestras de ceremonia nos harán un tour por cómo era la vida a las colonias. Aunque nos narrarán sus pequeñas historias, la Historia con mayúscula será un gran telón de fondo. La/s mujer/mujeres fueron las protagonistas de este trabajo en las colonias, y como acostumbra a pasar, su voz es silenciada y olvidada.
A veces no hace faltar moverse del lugar donde uno está para que te exilien. El Silenci dels Telers representa ese exilio silencioso de las voces olvidadas, normalmente femeninas, que los de siempre pretendieron y aún pretenden tapar, apagar y censurar. Anna Maria Ricart firma la dramaturgia inspirada en el libro homónimo de Assumpta Montellà y Ferran Utzet dirige el espectáculo.
Salimos de Barcelona y ponemos rumbo al Teatre Aurora de Igualada, donde Joan Valentí y David Pintó recatarán de la memoria a Cipriano Martos, un militante antifranquista que murió en 1973 en Molotov. Fue detenido por repartir octavillas en la fábrica Punto Blanco de Igualada. La causa oficial de la muerte va ser la ingesta de un cóctel molotov tras declarar en la caserna de la guardia civil de Reus. Su muerte coincidió con la de Puig Antich y las autoridades de la época consiguieron tapar un caso con otro.
Como era habitual en estos casos, su familia no tuvo conocimiento ni de su detención ni del interrogatorio y una vez muerto no se les permitió ver el cuerpo ni darle sepultura y fue "enterrado" en una fosa común del cementerio de Reus. Su hermano, Antonio Martos, ha interpuesto una querella en 2014 por el asesinato que está en manos de un juez argentino que investiga casos de crímenes del franquismo.
Y por último hablamos de exilio desde un punto de vista lejano a la memoria histórica española sino como el exilio de aquellos que tienen que abandonar su tierra ya sea por hambre, por la guerra, porque quieren pensar que existe un futuro mejor. Un espectáculo de Carolina Llacher que tuve la oportunidad de ver la temporada pasada y que gracias a la Sala Atrium está teniendo una segunda oportunidad de conquistar más almas como la mía. P.A.U. (Paisatge Als Ulls) nos explica historias verídicas contadas por sus propios protagonistas, pero que como ellos aún hay millones que se dejan la vida todos los días en el mar, huyendo y buscando aquello que no tienen. El exilio para ellos es la única salida y la puerta a un mundo nuevo donde no todo será como pensaban.
P.A.U (Paisatge Als Ulls) quiere quitarnos la venda de los ojos, todos los prejuicios que nos quieren vender sobre la inmigración y humanizar las escalofriantes cifras. Un espectáculo que te toca el alma y se te queda dentro.
¡Nos vemos en las plateas!