El Festival Grec de Barcelona cerrará esta edición con los mejores datos de su historia al conseguir 120.020 espectadores y un 65% de ocupación, cifras de récord que se explican, en parte, porque se ha aumentado en un 50% el número de entradas a la venta respecto al año pasado (de 110.000 a 170.000).
La guerra es, con el amor, el tema preferido por los creadores de cualquier género artístico. Los enfrentamientos bélicos pueblan la historia de la pintura, música y literatura. A pesar de ello todavía hay puntos de vista originales o no muy trillados para abordarla. Como hace José Ramón Fernández en Babilonia, una obra de teatro que con dirección de Fernando Soto estrena esta noche en la Sala Triángulo de Madrid.
Fernández, uno de los más interesantes autores españoles vivos del que el Centro Dramático Nacional representó La tierra a principios de temporada con gran éxito, se ha ido hasta la conquista por los persas de Ciro el Grande del histórico y castigado territorio para abordar el horror de la guerra. Con referencias al presente de una zona abrasada por conflictos de todo tipo (de Iraq a Israel o Afganistán), más las tomadas de Herodoto y la Biblia, el dramaturgo madrileño ha optado por acercarse a los que sufren sus consecuencias, sea cual sea su condición.
La obra se centra en la peripecia de Amytis y Alitza. La primera es la reina de Babilonia, todopoderosa desde que de niña fue comprometida por sus padres para casarse con el príncipe del imperio y mucho más cuando alcanzó el trono a los 12 años, mientras que la segunda es una de sus esclavas, la más mísera de sus sirvientas, pues en realidad es la criada de las criadas. Y tiene suerte, ya que fue la propia reina la que se apiadó de ella cuando era niña y la salvó al ser arrasada su aldea a sangre fuego por unas tropas extranjeras. Aunque eso es lo que dice "la historia oficial, por lo que nada más escuchar esas palabras, ¡qué curioso!, todos sabemos que las cosas no fueron así", apostilla Fernández.
Las dos deben emprender la huida cuando los persas de Ciro conquistan Babilonia. El viaje es un duro recorrido no sólo por la persecución de la que son objeto las mujeres, sino porque la vida de la reina estará en peligro si la llegaran a reconocer sus propios súbditos, pues fue ella la que decidió enfrentarse a los invasores en vez de rendirse. Por eso tiene que protegerse de todos, incluida de la joven criada que poco a poco irá descubriendo datos desconocidos que la enfrentarán con su ama.
"Eso es lo que más me interesaba. La situación por la que pasa quien tiene que tomar una decisión entre varias, pero que sabe que tome la que tome es la decisión mala", explica Fernández. "Porque las guerras no se dividen entre quienes las ganan y las pierden, sino entre los que las declaran sabiendo que va a haber miles de muertos pero lo hacen y los que las sufren, que a veces también son los primeros". Como Amytis, que debe enfrentarse al horror con sus ojos y delicadas manos en vez de partir a un exilio dorado como sucede a menudo con los dirigentes del país perdedor. Por eso no podía trazar un personaje malo de estereotipo, sino "uno de altura, personal e intelectual, que creciera durante la obra", interpretado por Paloma Mozo, al igual que debía pasar con el de la criada, encarnado por Almudena Ramos.
Para crearlos, Fernández ha seguido con sus pautas habituales. El autor es partidario de estar en contacto continuo con el director y los actores durante el proceso de ensayos para construir el montaje con la participación de todos. "Yo me pongo a las órdenes del director para hacer los cambios que sean necesarios", reconoce, en contraposición a los dramaturgos que consideran su texto sagrado y no admiten modificación alguna de lo que han escrito.
En el caso de Babilonia ha habido pocas alteraciones tras su paso por los ensayos. "Hemos cambiado dos o tres escenas de lugar y unido alguna que otra por lo que he tenido que añadir algunas frases para que encajaran mejor esas escenas". Pero la obra que verán los espectadores será prácticamente la misma que salió de su ordenador cuando decidió enfrentarse a la guerra hace un año.
El público se encontrará también con un montaje que aunque esté hablando de hace miles de años no se presentará con ropajes de esa época. "Lo hablamos y pensamos en su momento introducir algún elemento que lo identificara en el tiempo pero al final no hay ningún tipo de arqueología". Más bien al contrario, ya que el espacio escénico y el vestuario, aunque jueguen con la atemporalidad y un realismo fantástico, remiten a los espectadores a un tiempo más o menos presente, a unas imágenes que ven a menudo en la televisión cuando llegan las informaciones de las inacabables e infinitas guerras.
Fuente: Rafael Esteban (www.elmundo.es)
Guerras de ayer, guerras de hoy
Brillante en el escenario y en la pantalla, Mendes es purista hasta la médula y no deja que nadie le imponga un casting ni un final distinto. Ni Hollywood. Pero, ¿qué disciplina prefiere? "Hoy, películas. Porque acabo de hacer dos obras, aunque pregúnteme en un año y estaré desesperado por volver a hacer teatro. Pero es verdad que el cine es frustrante porque tienes que organizar muchas cosas". Y el teatro, su gran pasión, cree, está en forma. La crisis que algunos le achacan "es un estado mental permanente".
Adicto al trabajo, Mendes trabaja ya en su siguiente rodaje, la adaptación al cine de Chesil Beach, de Ian Mc Ewan. El propio escritor ha hecho el guión y el asunto está ahora en fase de preproducción. Otra película -hace un tiempo se rumoreó que la quería hacer Almodóvar- sobre los problemas de las parejas. "Sí, lo sé. Me gustan los dramas domésticos. Almodóvar lo haría de forma brillante, pero no creo que se anime nunca a hacer algo en inglés. Es muy complicado trabajar en otra lengua, y dirigir es comunicar", señala. El rumor, por cierto, decía que sería Kate Winslet, ex mujer de Mendes, la actriz principal.
Precisamente, a raíz de ese divorcio, Mendes se ha visto últimamente en la prensa rosa. Quizá por ello, la organización del evento pide que no haya preguntas personales. "No leo esas cosas. Nunca saben la verdad y no puedes controlarlo. Pero bueno, estaba casado con una actriz famosa, yo soy conocido... Lo importante es que tu auténtico yo y tu familia se mantengan en privado. Solo hay que preocuparse de lo que puedes controlar".
Tiene que marcharse a atender al público de Avilés en un teatro pequeño, pero abarrotado. Ahí se le ve un poco más relajado. Arias le hace reír de vez en cuando. "Llegué tarde al teatro. Yo quería ser futbolista o estrella de rock", bromea él. Y ahí empieza a centrarse todo el asunto en cómo fue su ópera prima en el cine, American Beauty. "Disfruté en el rodaje, fue fácil, desde el principio vi que la quería hacer y me dieron un Oscar. No volverá a pasar nunca más".
Y entre risas revela la verdadera historia de la película. Mendes aceptó un guión que habían ofrecido a directores como Curtis Hanson o Mike Nichols. Nadie la quería. Era un tanto oscuro y enrevesado. Él lo vio claro. "La productora quería a John Travolta, Kevin Costner, Sharon Stone... Dije que no. Tenían que ser Kevin Spacey y Anette Bening, "la había visto en Mars Attacks y era brillante". De ahí a la alfombra roja. ¿Y después del Oscar? "Solo me ofrecían guiones de superproducciones. Con ese premio la gente piensa que tus prioridades son otras".
Aunque quizá su ecléctica trayectoria tampoco ayuda a que queden muy claras. Tras American Beauty, dirigió la superproducción Camino a la perdición y, animado por su amigo Daniel Craig, ha estado a punto de aceptar la última de James Bond. El proyecto ha quedado suspendido por la mala situación de MGM y, por lo que se vio ayer, algunos recelos con el guión final de "una buena historia". De haberse consumado, Bond, seguro, hubiera muerto, se habría suicidado o caído en una terrible depresión. "Pero, ¿qué es un final feliz? Rey Lear o Hamlet quizá no lo tengan. Pero son lo más elevado que se ha hecho. La muerte final no lo hace deprimente, convierte al protagonista en un héroe. En American Beauty, aunque sea en el último segundo, él encuentra la respuesta". Y el público, por los aplausos que le regaló, parece que ayer también se llevó algunas.
Fuente: Daniel Verdú (www.elpais.com)
La terapia teatral de Sam Mendes en Avilés
ALMUERZO EN CASA DE LOS WITTGENSTEIN
El teatro, uno de los pocos negocios culturales cuyo público venía creciendo en los últimos años pese a la coyuntura económica, rompió su tendencia positiva en 2009 y se sumó a otros grandes sectores fuertemente golpeados por la crisis como el vídeo o la industria discográfica. Así se desprende del 'Anuario de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales 2010', que hoy ha presentado la Sociedad General de Autores (SGAE).
El teatro perdió casi un millón de espectadores (-5,5%), al bajar de los 16,4 millones de entradas vendidas en 2008 a 15,5 millones en 2009. La taquilla se resintió de forma similar, y bajó de 68,3 millones de euros a 65 millones. Las pequeñas compañías y las inicitivas locales se vieron afectadas en mayor medida que los grandes espectáculos, según explicó el secretario general de la SGAE, Francisco Galindo.
A modo de balance de 2009, Francisco Galindo dijo que presentan cifras "preocupantes" áreas como el teatro o la música grabada, y "esperanzadoras" el cine. "La crisis no tiene fecha caducidad, y si no se toman las medidas adecuadas, esto va a ir a peor", afirmó el portavoz de la SGAE. "Los españoles son grandes consumidores de cultura, pero son necesarios incentivos".
Fuente: www.elmundo.es
La actriz catalana Carme Elías considera que existe una nueva generación de actores "muy preparados", aunque advierte de que "existe el peligro de que la televisión devore" a esos jóvenes talentos y "los aleje del teatro o del cine".
Elías, que se encuentra en Mérida para encarnar a Prometeo, en la 56 edición del Festival de Teatro, ha hablado sobre el peligro de la pequeña pantalla, y el temor a que acapare a aquellas jóvenes promesas que están emergiendo.
Ganadora de un Goya a la mejor actriz por Camino, Carme recuerda que ha tenido "algunos flirteos" con el cine y un "gran encuentro" con el director Javier Fesser en Camino, una película que define como "muy dramática y dura", porque se trataba de "material de alta sensibilidad" y tenía que surgir "de una forma sincera".
La actriz se deshace en elogios hacia el director madrileño, a quien define como muy inteligente, con un gran sentido del humor y como alguien que sabe trabajar con los actores de una forma que "nunca había sentido hasta entonces".
"Es de los que llora a tu lado cuando tú lloras", precisa. También añade que el director sabe involucrarse con el actor y cuando esto sucede, "la comunicación es maravillosa".
Sin embargo, no se atreve a destacar su papel de Gloria, en Camino, entre los demás, ya que, explica, "los personajes se suceden y siempre llegan cuando tienen que llegar". Para Elías "un actor sigue el curso de los acontecimientos y va creciendo con todos los productos que hace".
Curtida en la televisión, el cine y el teatro, si le dieran a elegir entre los tres medios se decantaría por el último, del que le apasiona el día a día, aunque al mismo tiempo reconoce que, en exceso, resultaría "agotador".
Por ello, la actriz compagina el teatro y la tele, que requiere, según su experiencia, de "una cierta habilidad y ligereza" y donde actualmente da vida a Gabriela Cortés en la exitosa serie Gavilanes.
A pesar de confesar que no es "demasiado seguidora de las series de televisión", considera que el éxito de estos formatos radica en que "cada semana la gente se puede sentar y reconocer a esos personajes que están ahí y que le pasan cosas".
De alguna manera, agrega, seguir el día a día de estos personajes es como un "anclaje" similar a la sensación del que lee un libro, por el que te sientes "más acompañada".
Nacida en Barcelona, Carme Elías hizo su primera incursión teatral en La señorita Julia, donde, recuerda risueña, su aparición era "una especie de sombra y ráfaga fugaz", que daría paso a "personajes potentes de carne y hueso y a interpretar a grandes autores".
Elías no aprecia diferencias entre el público aunque reconoce que en el teatro, al ser en vivo, se da un "feedback" que se recibe de "una forma muy directa".
La actriz se refiere a una faceta más desconocida que, tiene "aparcada" a la espera de proyectos "apetecibles", y que le ha llevado a doblar las voces de actrices como Demi Moore o Sigourney Weaver.
Preguntada por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, esta barcelonesa concluye que "hay que revisarlo". Elías reflexiona que "si uno tiene ganas de manifestarse políticamente debe hacerlo" y concluye que las personas "nos manifestamos políticamente en cada uno de nuestros actos".
Fuente: www.elmundo.es
El galardón, que en ediciones anteriores ha recaído en profesionales como Juan Diego, Pilar Bardem, Mary Carrillo, Concha Velasco y Miguel Narros, entre otros, fue especialmente agradecido por los hermanos Gutiérrez Caba, porque se les concedía "en reconocimiento al trabajo de una saga familiar en el mundo del teatro".
"Me siento especialmente afortunada porque se me entregue en esta ciudad que siempre se asocia con el teatro y por el hecho de que sea no sólo para nosotros, sino para toda la familia, cosa que me emociona mucho", señaló la actriz, hija de Emilio Gutiérrez e Irene Caba Alba, sobrina de Julia Caba Alba, hermana de Emilio e Irene, tía abuela de Irene Escolar y perteneciente a una cuarta generación de cómicos españoles que nació en el siglo XIX. "Imaginemos como debían luchar para hacer teatro en aquellas épocas, de no ser así no estaríamos aquí, no sólo como seres humanos, sino como profesionales, porque hablamos de varias generaciones de hombres y mujeres que vieron nacer a sus hijos donde pudieron y fueron enterrados donde tocaba", apuntó Julia quien recordó que en su familia cada uno nació en una ciudad distinta y los suyos están enterrados por cementerios de toda España.
Su hermano Emilio contestó a una pregunta que le hacen muy a menudo en las entrevistas: "¿Qué cómo elijo mis trabajos? Pues depende de la cuenta corriente, y lo que digo puede parecer pesetero, pero resulta que a Al Pacino le pasa lo mismo, es algo común en los actores, no sé si le pasa a Mario Conde, pero me consuela saber que tengo más que ver con Pacino que con Conde, a fin de cuentas cuando escriba un libro será contando mis experiencias teatrales y no carcelarias". En cuanto al premio se sentía feliz porque estaba dedicado a su familia y porque era en el contexto de un curso de gente que ama el teatro.
La presencia de estos dos mostruos de la escena tenía especialmente contento al director del Museo Nacional de Teatro, Andrés Peláez, quien señaló que eran unos profesionales a los que les iba como anillo al dedo que el premio estuviera relacionado con el mundo de la educación: "El trabajo de ambos es un absoluto ejemplo a seguir, tanto por la coherencia que han demostrado, como por la honradez de toda su trayectoria; algo que tiene que servir de ejemplo no solo a los actores, sino a los espectadores". El premio se enmarca en el curso Teatro Popular en España, en el que se analiza desde el sainete hasta el circo, pasando por el cabaret o la zarzuela. "Hemos tenido empeño en que se dedique al teatro popular y a esas formas del teatro que han sido fundamentales para captar espectadores; porque quizá no aparezca el día de mañana en ningún manual de literautra dramática la actriz Lina Morgan, pero hemos de reconocer que ha llevado mucha más gente al teatro que el catedrático Felipe Pedraza de la Universidad de Castilla-La Mancha", comentó Peláez.
Lorenzo Luzuriaga (Valdepeñas, 1889 - Buenos Aires, 1959), fue un prestigiado pedagogo, alumno y maestro de la Institución Libre de Enseñanza que se exilió en Gran Bretaña y Argentina tras la Guerra Civil Española. En 1947 denunció ante la UNESCO el "genocidio cultural que se había hecho en la España franquista".
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)