SARAB


autor ALBERT TOLA
dramaturgia y dirección ANDREA SEGURA
intérpretes LAI ALBERCH, ISABELLE BRES y ELENA FORTUNY
duración 60min
fotografías DAVID RUANO
producción COMPANYIA A3 & TEATRE AKADÈMIA
TEATRE AKADÈMIA

La Companyia A3 fue uno de mis descubrimientos de la temporada pasada. En la misma sala que esta temporada presentaron Yes, Potser de Marguerite Duras, un texto de teatro del absurdo con una producción brillante. En esta ocasión nos presentan una propuesta más realista que la anterior, pero con un mundo interior lleno de sueños y una dramaturgia que transcurre entre la realidad y el espejismo de ella.

Sarab nos presenta tres mujeres de la misma familia que comparten no sólo parentesco (abuela, madre e hija) sino también nombre y lo que esto significa, como si con el nombre viniera marcado una especie de DNI que las hace fugitivas no sólo de ellas mismas sino también de todo lo que tiene a su alrededor (personal, animal o cosa).

Argentina, la tierra madre de la abuela, aquella de la que partió cuchillos en mano, para abrirse sitio en Barcelona, montando también su carnicería, y como buena carnicera deja un legado de despieces a su hija, falta del cariño y de las atenciones de su progenitora, que calca casi al milímetro con su hija.



En una escenografía con una caja negra desprotegida en el que sólo habitan cuatro escaleras y un baúl, la importancia de una poderosa iluminación de Maria Domènech (AAI) y de un espacio sonoro de Raquel Tomàs y Jordi Pascual que nos transportan a la perfección a los universos de cada uno de los personajes.

La dirección de Andrea Segura sabe cuidar los detalles. En un montaje donde los silencios y los movimientos importan tanto o más que el texto, ese cuidado marca la diferencia en que te sumerjas en la historia o que te pase por encima. Contar con tres actrices tan entregadas como Elena Fortuny, Isabelle Bres y Laia Alberch hace que todos los elementos acaben por encajar. Ni una fisura, sus interpretaciones se complementan de una manera mágica, es una maravilla verlas interpretar.





Albert Tola, fiel a su estilo, quien haya visto otros textos del autor puede ver rasgos similares en cada uno de ellos, juega con la realidad y la imaginación, con las acciones, los sentimientos y los anhelos de las protagonistas. Sarab es un texto descriptivo y tendente al monólogo, con algunos momentos donde parece romperse el soliloquio pero que es otro espejismo más. Hay un punto donde la dramaturgia te atrapa, te da la mano y no te la suelta hasta el final.

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