Tres mujeres ante una cámara
Fuente: Elsa Fernández-Santos (elpais.com)
La dicotomía realidad-teatro planea sobre El arte de la entrevista, la obra de Juan Mayorga que dirigida por Juan José Afonso se estrena el viernes en el María Guerrero dentro de la temporada del Centro Dramático Nacional. “Ese fantasma de Pirandello está en la obra”, reconoce Mayorga sobre un texto que plantea un conflicto familiar desatado ante la intromisión en un hogar de una cámara de vídeo. Una abuela, una madre y una nieta se ven las caras cuando la más pequeña llega a casa con un trabajo escolar: grabar una entrevista. Un encargo del profesor de filosofía, que ha invitado a su clase a una periodista para que hable de la ética de la entrevista.
La oportunidad de hablar ante una cámara, de construir un relato ante un testigo, de actuar, desata el conflicto entre tres mujeres que se quieren pero que, como en toda familia, se afirman negándose. Tres actrices, Alicia Hermida, Luisa Martín, Elena Rivera, y un actor, Ramón Esquinas, interpretan esta pieza en la que su autor ve los colmillos de una Caperucita Roja oculta: “una madre, una abuela, una niña y una lobo, la cámara”.
“Las cosas que se dicen a la gente que quieres son siempre cosas peligrosas”, asegura el director de la obra, que incide en cómo la presencia de la cámara es la que transforma la realidad familiar. “La presencia de la cámara cambia todo porque ante ella la abuela decide hablar y contar algo que nunca había contado antes”.
Sobre un escenario que representa el jardín de una casa (se trata de una familia de clase acomodada, una madre alta ejecutiva y una abuela moderna y progresista) las tres mujeres van mostrando sus capas de verdad y de mentira.“Yo aún necesito más representaciones con el público para saber adónde nos lleva esta obra”, asegura Alicia Hermida, en la piel de la abuela. “El teatro, como dice Bertolt Brecht, es comunicación y esa comunicación solo es con el público, uno se da cuenta cuando están o no contigo. Me gusta ensayar, pero siempre falta algo. Esto es una orquesta, todo tiene que sonar en su momento y a la vez”.
Pese a asentarse sobre unos supuestos realistas, la obra se mueve por territorios imprecisos en los que no hay verdades absolutas. Las tres mujeres son ellas y dejan de serlo ante la mirada del cuarto personaje (un hombre desconocido) y de la cámara, cuyo ojo todo lo transforma. "Esto permite un espacio enorme para el actor", asegura Luisa Martín, que define a su personaje como una de esa mujeres "padre y madre" que se echa todo a la espalda: el trabajo y la familia. El conflicto con su hija adolescente y la complicidad de la pequeña de la casa con la abuela son su cruz. "en la obra hay muchas de esas situaciones cotidianas que despiertan risa pese a su carga de profundidad. En realidad estamos ante tres mujeres complicdas, con mucho carácter, que se enfadan con la misma fuerza con la que se ríen".
Mayorga advierte que El arte de la entrevista no se trata de una de esas obras en las que una familia se tira los trastos y defiende su texto como un lugar de experimentación para el actor y el director y de acción para el espectador. "Cada uno acabará la historia a su manera. No es un texto autoritario y dividirá al patio de butacas", afirma. Para él, en definitiva, plantea un asunto muy actual. "La idea de Pirandello del mundo como teatro, tema calderoniano por antonomasia, es hoy más actual que nunca. En un mundo en el que todos llevamos una cámara en el bolsillo, todos somos personajes representado papeles y es difícil saber cuándo actuamos y cuándo no".
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