Mayorga, en 8 escenas
Fuente: Julio Bravo (abc.es)
Es difícil discutirle a Juan Mayorga (1965) el título de «autor-español-de-moda» (sin que haya acepción peyorativa en el término). A su edad, pocos pueden exhibir un currículum como el suyo y, aunque ya le quede un poco estrecho el traje de «autor joven», hay algo en su porte y sus maneras que rezuma lozanía.
Poseedor de un discurso tan brillante como coherente, Juan Mayorga es un hombre aparentemente imperturbable. «La paz perpetua» es el título de uno de sus textos, y de ella parece haberse apoderado. El teatro María Guerrero acoge desde el viernes «El arte de la entrevista», su nueva obra. Juan José Afonso dirige la función, que interpretanAlicia Hermida, Luisa Martín, Elena Rivera y Ramón Esquinas. En ella se abordan asuntos como la responsabilidad del periodismo o el paso del tiempo. Sobre ellos y otras cuestiones inherentes a su oficio o a la creación habla Juan Mayorga.
La creación«Nunca doy una obra por concluida»
«Muchas de mis obras surgen de una imagen primera que me envenena, me posee, y en ocasiones esas imágenes quedan descartadas y en otras se imponen y hacen de alguna forma que todo lo que vas viviendo nutra esa creación. Pero nunca sé lo que voy a contar en un primer momento. “El arte de la entrevista” surgió de una imagen que me resultó muy poderosa: una adolescente filmando a una anciana y pidiéndole, me pareció, que dijera algo. Yo empecé a imaginar: ¿Y si esto es una entrevista? Aunque tardé tiempo en encontrar el modo de desarrollar la obra. Llega un momento en que siento que ya puedo compartir la obra, y en ese momento se la entrego a un amigo escritor, a un actor o a un director en el que confío. Pero nunca doy una obra por concluida, no me lo puedo permitir. En el mundo de la construcción se habla de tres fases: obra negra (cuando la construcción no es habitable), obra gris (cuando ya lo es) y obra blanca (cuando está totalmente acabada). Mis piezas siempre están en la zona gris. Nunca las doy por terminadas».
Cámaras
«Nos han convertido a todos en actores que construyen personajes»
«Las cámaras han transformado nuestra vida, nos han convertido a todos en actores que construyen personajes. Aunque ese personaje se llame como pone en nuestro carné de identidad. Pero ante la cámara no dejamos de ser ese actor y ese personaje, que es aquel que los demás ven en nosotros, aquel que desearíamos ser, aquel que querríamos haber sido... “El arte de la entrevista” es una obra que tiene hoy un sentido que no habría tenido hace veinte años».
Los personajes
«Son frankensteins que han procedido de experiencias, de tu vida, de recuerdos»
«La vida te asalta y es la que se impone a tu texto para que, en un momento dado, los personajes tengan solidez, cuando en realidad son frankensteins que proceden de tus experiencias, de tu vida, de recuerdos.A veces, se dota a los personajes de sus características de la forma más extravagante. Por ejemplo: recuerdo que acompañé a mi hija pequeña a un cumpleaños y me puse a hablar con otro de los padres para matar el rato; me contó que era abogado y trabajaba en un hospital. Me interesé por eso y me contó que se dedicaba a negociar contratos con diversas firmas para el instrumental médico. Y sentí que ese era un oficio extraordinario para el personaje de la madre en “El arte de la entrevista”. Llega un momento, además, en que caminan solos.Un personaje da una réplica, y te das cuenta de que ha sido el propio personaje el que ha contestado, porque ha llegado a una solidez que ésa es la contestación coherente, más allá de tus propias intenciones».
La mujer
«Hay zonas, palabras, deseos, miedos en la mujer que recibo como misterios»
«Durante algún tiempo, se decía que mis héroes eran siempre masculinos, o mis personajes fundamentales eran hombres. Escribí una obra titulada “El sueño de Ginebra”, cuya protagonista es una Jackie Kennedy más o menos espectral. Y en “La tortuga de Darwin” la protagonista es una mujer. Pero es verdad que en los últimos tiempos la mujer tiene mayor presencia en mi teatro: “La lengua en pedazos” está liderado por un personaje femenino, Santa Teresa, y en “El arte de la entrevista” aparecen las mujeres de forma más contundente que nunca. Hay zonas, reacciones, palabras, deseos, miedos en la mujer que recibo como misterios, y me siento fascinado por ellos. Probablemente, en estas mujeres que aparecen en escena están las que se han cruzado en mi camino o a las que yo he conocido de cerca».
Observación y vivencias
«Los autores inevitablemente estamos en nuestros textos»
«Los autores, inevitablemente, estamos en nuestros textos. Quien lea o vea mi teatro, me conocerá. Hay espectadores que me reconocen en determinados personajes intelectuales que aparecen en mi teatro. Pero en ocasiones el autor está más cerca de un personaje aparentemente muy distante de él, como son estas mujeres de “El arte de la entrevista”. En ellas también me reconozco. Pero, por estar el creador inevitablemente en su obra, debe hacer un esfuerzo de inhibición y contención para no invadir a sus personajes. En alguna obra he cometido el error de que se percibiese muy claramente la posición que defiendo. En “El arte de la entrevista” he intentado dar hospitalidad a mis personajes, y creo que ninguno de ellos es juzgado; todos son defendidos y atacados».
El paso del tiempo
«El presente es un cruce de tiempos»
«Es el gran tema del teatro universal desde siempre. Cómo nos atraviesa, cómo vivimos el instante y al mismo tiempo nos proyectamos en el futuro y también, por qué no, en el pasado. El presente es un cruce de tiempos, y desde luego, hoy hago de eso una experiencia distinta que hace veinte años».
Evolución
«Mi teatro ahora es más luminoso que antes»
«Quiero pensar que mi teatro es ahora más luminoso que antes, y eso no quiere decir que esté vendiendo felicidad. Pero probablemente yo tenía una visión más oscura del mundo y de la vida hace veinte años, y creo que así como en la vida intento aprovechar las ocasiones de felicidad, de amistad, de belleza, de gozo -aunque sé que en muchas ocasiones no estoy a la altura, pero tengo predisposición a hacerlo-, creo que mi teatro hoy es menos fatalista, menos resignado. Y “El arte de la entrevista” tiene más corazón y emociones que otras obras mías. Aquí la emoción está en primer plano, porque hay personajes más cotidianos, aunque encierran misterios».
La familia
«Mostrando la armonía y tensiones de una familia se cuentan todas las historias»
«Los griegos nos enseñaron que mostrando los deseos y los miedos, la armonía y las tensiones de una familia, podías contar de algún modo todas las historias del mundo. Y creo que lo que sucede en “El arte de la entrevista”, en una familia muy concreta, nada arquetípica, va a tocar en algún punto a cada uno de los espectadores, y que van a sentir que de algún modo está su vida o una posibilidad de su vida. Esta es una obra en la que no hay personajes intelectuales, a diferencia de lo que sucede en otros textos míos, y sin embargo creo que hay debates que se plantean, aunque no se verbalicen; y en todo caso hay experiencias que van a dar qué pensar a algunos espectadores».
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