La nueva e incisiva voz del teatro latinoamericano



Fuente: Rosana Torres (elpais.com)
Es una de las voces más potentes, personales e interesantes que ha dado América Latina al teatro en la última década. El chileno Guillermo Calderón (1971) es un joven dramaturgo, director de escena y actor (casi nunca ya en este papel), que se encuentra estos días en España con su último montaje Villa+Discurso, compuesto por dos de las obras más representativas de su mirada incisiva.
Criado en la dictadura de Pinochet, Calderón lanza dardos certeros sobre una sociedad, la chilena, que según él, no ha tenido ni verdad ni justicia: “Eso sigue creando problemas y estas pequeñas obras, que están conectadas, pretenden llevar esa reflexión al escenario”. Ambas han sido presentadas en distintos centros de tortura y exterminio, y Calderón quería que fueran muy transparentes: “Tratan de la historia política de Chile, nos gustaría que el público haga la conexión con la historia de aquí; hablamos de lugares de memoria y temas que pueden resonar acá”, dice de unas piezas coproducidas por la Fundación Festival Internacional Teatro a Mil, uno de los motores escénicos más vivos e importantes de América del Sur.
En Villa tres mujeres debaten sobre qué hacer con Villa Grimaldi, un centro de tortura de la dictadura de Pinochet. Discurso recoge una utópica intervención de despedida de la presidenta Michelle Bachelet al dejar el poder. “Es lo que me hubiera gustado que dijera, ella tiene una gran fuerza simbólica, fue la primera presidente víctima de la dictadura”, dice Calderón sobre esta política que fue detenida y torturada, al igual que su padre, en Villa Grimaldi.
Ha recalado en el teatro Valle-Inclán, de Madrid, sede del Centro Dramático Nacional (CDN), programado dentro del ciclo Una mirada al mundo, inventado por Gerardo Vera, anterior director del CDN y mantenido por el actual, Ernesto Caballero, en un alarde de coherencia en la gestión de un centro público, buscando lo mejor para la ciudadanía. Durante unas semanas desfilan por este ciclo grandes creadores de la dramaturgia internacional, que además imparten talleres y tienen encuentros con el público, como el de hoy sábado entre Calderón y sus actrices (Francisca Lewin, Carla Romero y Macarena Zamudio).
“Soy lo que en Chile llaman hijo de la dictadura, crecí en ella”, [nació en la década de los setenta] y la democracia llegó cuando era adolescente. “Lo específico de la transición chilena”, añade, “es que hubo una negociación muy decepcionante; siguió el sistema político y económico de la dictadura y no hubo justicia en el caso de la violación de derechos humanos; de ahí que hubiera mucha decepción y escepticismo en lo que se refiera a la posibilidad de tener una democracia… y eso crea una concepción casi nihilista respecto a vivir en Chile”.
En ese contexto emerge su opción política: “En mi obra he explorado personajes que tienen una visión anarquista con respecto al Estado, a la política, a la vida. El anarquismo como historia, y como idea, siempre es una gran fuente de inspiración”.
Su montaje seguirá viajando por diferentes ciudades españolas y también tendrá recorrido internacional como todos sus espectáculos, ya vistos en 30 países.

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