El devastador efecto del IVA en el consumo cultural
Fuente: Justo Barranco, Maricel Chavarría, Teresa Sesé (lavanguardia.com)
La caída de asistencia a espectáculos está siendo muy desigual. Mientras el cine todavía puede salvarse circunstancialmente gracias a un par de grandes taquillazos (léase Lo imposible y Tadeo Jones), el teatro lo está pasando mucho peor. No es que se programen pocos espectáculos en los grandes equipamientos sino que ha habido que renunciar a los musicales por resultar demasiado caros, y obras de texto con muy buena crítica tampoco registran ni de lejos los llenos de antaño. También la lírica comienza a tener problemas para llenar las plateas, y la música pop ha visto como desaparecía un cuarto de su recaudación en salas privadas. ¿Cuánto tiempo resistirá ese sector, considerado por el ministro Montoro como entretenimiento?
En el caso del arte, lo que asusta sobre todo es la huida del patrimonio para efectuar ventas escapando del impuesto español.
Teatro: un mal inicio de temporada
Si un sector parece haber sufrido los efectos combinados de la crisis y de la subida del IVA al 21% es el teatro. El inicio de la temporada no ha sido nada bueno, a tenor de los datos disponibles. En septiembre y octubre del año 2010 hubo 410.277 espectadores en los teatros barceloneses según los datos de Adetca, la Associació d'Empreses de Teatre de Catalunya. Y en los mismos meses del año 2011 la cifra ascendió todavía más, hasta 484.533. No en vano la temporada pasada, pese a la que estaba cayendo, marcó un hito histórico en el teatro barcelonés. Sin embargo, los datos disponibles hasta ahora de los dos primeros meses de esta temporada -que no son completos, porque faltan cifras de mucho peso, como los espectadores del Liceu, que pueden suponer algunas decenas de miles de asistentes más- suman sólo 301.066 entradas, lo que representa un descenso muy brusco respecto al año anterior, que podría llegar, una vez sumado lo que falta, a casi un 30% de caída, con una recaudación también muy inferior. La nota positiva es que la tendencia parece haber empezado a cambiar en la última semana de octubre, en la que han subido notablemente los espectadores y la ocupación.
Por supuesto, para los teatros la causa no es sólo el IVA, sino la crisis general que se está viviendo. También se nota que los teatros públicos han tenido mucha menos programación y la falta de musicales y grandes producciones: son obras caras, arriesgadas, y los tiempos son los que son. Desde Adetca no quieren abundar en el tema. Reconocen que la temporada no va bien, pero tienen sobre todo un temor: que tanto hablar de la subida del IVA cause un mayor efecto negativo en el sector en lugar de ser una postura de fuerza para hablar con el gobierno. La polémica está creando, dicen, miedo en la gente, que no compra porque cree que es caro sin ni consultar precios y ofertas. Justo en un momento en que en muchos teatros, incluso en los públicos, están proliferando ofertas de todo tipo.
Por no hablar, como explica Anna Rosa Cisquella, de Dagoll Dagom -compañía que gestiona junto a Tricicle y Anexa el Victòria y el Poliorama-, de que los teatros realmente no han podido repercutir más que una parte del alza del IVA. "Los espectadores no han de espantarse. La subida ha afectado sobre todo a los teatros, las compañías y las productoras, y si no se retira en poco tiempo, las empresas teatrales no resistirán". Cisquella, que es la productora ejecutiva de La família irreal, un musical humorístico que llega este jueves al Victòria y que es una de las esperanzas de taquilla de la temporada, dice que esta situación hace que las empresas no tengan dinero para producir y que el público no es consciente de que esto puede ir hacia un desierto cultural. "El IVA es la puntilla. Desde luego este musical lo comenzamos a producir antes de la subida. A partir de ahora aumentarán los espectáculos de menor tamaño, con menos ambición, que no quiere decir que no sean buenos, pero antes teníamos de todo". Y si no hay grandes producciones, hay menos público. "No es un círculo vicioso, es que estamos rodeados. No hay subvenciones ni bolos y hemos de pagar el IVA. Iremos a Lourdes", ironiza Cisquella, que recuerda que ni pueden producir, ni, con este IVA, ni siquiera pueden ya traer cosas interesantes de fuera "porque no quieren venir, prefieren irse a Francia u otro sitio".
Ópera, clásica y danza: el público se espera a última hora
En plena crisis, el público que hace cuatro años pagaba algo más de cien euros por una localidad en la platea del Liceu tiene que abonar ahora del orden de 170. Es la consecuencia de la irrupción del nuevo IVA, que se suma a incrementos de precios de entre el 8% y el 9% en los últimos cuatro años: en total, el incremento ha sido del 43% en este periodo. Así las cosas, no es extraño que al Gran Teatre le cueste cada vez más llenar el gran aforo de su platea y que al público no le importe decidirse por localidades a partir del tercer piso y sesiones populares. Es lo que ha sucedido con La forza del destino: se han vendido mejor de lo habitual las funciones populares y algo menos de lo previsto las que cuentan con los cantantes principales. La caída de las ventas también ha rozado el límite de ocupación previsto para las funciones del American Ballet Theater.
Por su parte, en L'Auditori el IVA ha hecho subir los precios una media de cinco euros por entrada. "Esto representa unos 300.000 euros anuales", constata el gerente del ente, Josep Maria Amorós. "¿Cómo afecta el IVA? Nos está costando más venderlo todo, aunque es difícil calcular qué parte de culpa recae en la crisis y qué parte en el IVA".
L'Auditori puso a la venta un 2x1 durante una semana de septiembre, durante el que se vendieron 7.000 localidades por valor de más de 150.000 euros. Pero se trata de una acción aislada. ¿Y ahora, qué? La venta de sus entradas, como sucede también en el Palau de la Música, se producen a última hora. Con todo, L'Auditori busca partners de promoción para determinados conciertos, como el de William Christie, para el que han involucrado al Instituto Francés, al consulado, a los conservatorios superiores de música de Barcelona y a otros auditorios de Catalunya.
Por lo que respecta a la danza, el Mercat de les Flors viene apostando por los precios asequibles y por no usar por sistema las salas de mayor aforo.
Arte: la emigración de los coleccionistas
En un mercado como el del arte, que ha sufrido un desplome del 33% en los últimos cinco años, la subida del IVA es la puntilla. Dos meses es poco tiempo para evaluar cómo afecta la medida impositiva a las galerías españolas, pero en el horizonte se vislumbra ya un nuevo paisaje en el que se impondrán el mercado negro y la falta de transparencia (en un sector ya algo opaco de por sí), y en el que los coleccionistas acudirán donde les ofrezcan el mejor precio. Y, por desgracia, no será España. En las últimas semanas algunos galeristas han pedido a los responsables de Arco que durante la feria se suspenda el IVA. "¿Por qué los coleccionistas nos van a comprar si en las galerías extranjeras consiguen mejores precios?", cuestionaba la veterana Helga de Alvear. Y un colega suyo de una galería madrileña confiesa que hace unos días, para favorecer a un comprador amigo, contactó con una galería en París para facturar desde allí la pieza que quería adquirir (¡en Francia el IVA es de un 5,5%!).
"Cada vez seremos menos competitivos", corrobora Violant Porcel, de Marlborough, galería fundada en Londres con sedes en Madrid y Barcelona. "En un mundo globalizado, los coleccionistas no miran tanto si compran aquí o allá, sino dónde encontrar la pieza al mejor precio. Son obras únicas y eso cuenta, pero aun así a un coleccionista que persigue una pieza no le importa comprar otra de ese mismo artista igualmente buena". Más tajante es Carlos Duran (Senda), presidente de Art Barcelona, asociación que ha inaugurado temporada con una campaña contra el IVA. "Lo veíamos venir, y el día a día nos da la razón. Es catastrófico. Un castigo brutal al sector que genera dinámicas muy negativas de las que resultará difícil salir". Duran cree que la política fiscal es determinante en la actividad cultural de un país y pone el ejemplo de Bélgica, donde se están estableciendo muchas galerías. "La presión fiscal a las grandes fortunas de Francia ha provocado una diáspora de millonarios hacia Bruselas. ¿Y dónde van las galerías? Pues donde hay coleccionistas", reflexiona, y dice que más que la fuga de coleccionistas, lo preocupante es la diáspora de galerías.
Música: la facturación de las salas privadas de música en vivo cae un 25%
Carmen Zapata, gerente de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (Asacc), adelanta que en estos dos meses desde la entrada en vigor del aumento del IVA sobre el precio de las entradas de los conciertos, la facturación de las salas privadas de conciertos catalana se ha reducido entre un 20% y un 30%. De este guarismo, advierte, hay que diferenciar dos conceptos: el 13% correspondiente al mencionado aumento impositivo y la diferencia hasta alcanzar el total porcentual, que es el aplicable a la disminución de la asistencia de aficionados. "La gente se ha vuelto mucho menos curiosa y ahora va mucho más a tiro fijo, es decir, a nombres conocidos".
Esa disminución general que se mueve en esa horquilla del 20-30% conviene matizarla: las salas de conciertos de Barcelona (Apolo, Jamboree, Razzmatazz) aguantan mejor la coyuntura porque la ciudad cuenta con una población turística potente. En cambio, en una sala consolidada como Salamandra, de l'Hospitalet, la bajada es más considerable. Y fuera de Barcelona la caída es aún más acentuada.
El diagnóstico de la Asacc queda corroborado por los responsables de las salas privadas. Es el caso de Daniel Faidella, máximo responsable de las salas Razzmatazz, que reconoce que "de los conciertos que han hecho otros promotores en la sala no tenemos información específica, pero de los nuestros calculamos que la asistencia ha disminuido en un 20%". Ello le ha supuesto que, "aunque no hemos anulado ningún concierto, sí hemos cambiado a salas de menor aforo tres de ellos, pues tememos que vendrá menos gente de lo que calculamos al contratarlos seis meses atrás".
Neo Sala, máximo responsable de la promotora Doctor Music, prefiere no hablar de "pesimismo", aunque su diagnóstico invitaría a tal. Para ilustrar el efecto del ivazo, Sala menciona el reciente concierto ofrecido por Leonard Cohen en el Palau Sant Jordi. Hace tres años, el mismo artista y en el mismo recinto llenó el aforo de forma más o menos rápida; en esta ocasión, dejaron sin vender 2.000 localidades. "El ritmo de venta iba bien hasta la subida del impuesto en septiembre. La curva descendente fue inevitable hasta el día del concierto". "De aquí a seis meses vislumbro un panorama en el que vendrán artistas de elevado cachet, lo que implicará entradas a precios caros y conciertos en menos ciudades". Y al final del proceso, "como el margen para el promotor ya está muy ajustado, el aumento del IVA has de repercutirlo en el artista o en el público".
Tito Ramoneda, presidente de The Project (promotora de, por ejemplo, el Festival de Jazz de Barcelona), no es proclive a seguir hablando de una situación negativa para la cultura, "porque es obvio que este aumento sí ha hecho reducir el ritmo de venta de entradas, aunque en nuestro caso, por ejemplo en el festival, partíamos de una ocupación del 90% el año pasado, muy difícil de repetir". Aun así, recuerda que "a ese impuesto tan elevado hay que sumarle el 10% que va a parar a la SGAE, lo que nos lleva a montar cualquier concierto con una tercera parte del precio de la entrada con la que no podemos contar antes de empezar".
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