'El veneno del teatro', la ficción de las emociones
Fuente: Julio Bravo (abc.es)
«El teatro no tiene que ser ficción, ni arte, ni técnica... El teatro tiene que ser sentimiento, emoción y, por encima de cualquier otra cosa, el placer de transgredir las normas establecidas... Hemos de poner en el escenario todas nuestras miserias, nuestras angustias, nuestros inconfesables deseos, nuestros temores». Son palabras del marqués, personaje que interpreta Miguel Ángel Solá, a Gabriel, interpretado por Daniel Freire, en una escena de El veneno del teatro. La obra, original de Rodolf Sirera, subirá al escenario de los teatros del Canal el próximo día 29, bajo la dirección de Mario Gas, que reaparece así tras su salida del Español. «Es un texto paradigmático del teatro español contemporáneo», dice el director.
El veneno del teatro se estrenó en valenciano (El verí del teatre) en televisión, y llegó al María Guerrero en noviembre de 1983 con una versión de José María Rodríguez Méndez. La dirigió Emilio Hernández y la interpretaron José María Rodero y Manuel Galiana. La misma versión es la que ha tomado como punto de partida Mario Gas, que ha situado la acción en los años veinte del siglo pasado. «Se trata de un apasionante juego de ajedrez entre los dos personajes; es un juego dialéctico sobre el ser y el estar, sobre el mundo de la actuación, sobre el poder y la sumisión, la ortodoxia y la heterodoxia; una historia de dominación y de búsqueda donde el verdugo busca una víctima y la víctima busca un verdugo».
El actor
En El veneno del teatro un actor es citado por un aristócrata para tener una conversación en su casa. Lo que en principio es una charla sobre la profesión de actor, sobre si la interpretación debe de nacer desde la emoción o desde la técnica, si el actor debe interpretar o sentir, derivará por caminos insospechados. La obra está llena de trampas,de trucos y sorpresas para el espectador. «Hay uno de los personajes –dice Miguel Ángel Solá– que conoce el juego y otro que no». Daniel Freire añade: «El que lo sabe no oculta, y el que no lo sabe lo va descubriendo, se deja ilusionar; y la vanidad del actor le hace quedarse para participar en un juego al que no le gusta jugar».
Lorenzo López Sancho se refirió a esas trampas en su crítica en ABC del montaje presentado en el María Guerrero: «Trampas que le sirven para demostrar que el teatro tiene una magia, un veneno, mediante el cual puede llegar a convertirse en real lo irreal, en verdad la ficción, la trama en circunstancia auténtica».
Afirma Freire que es «un texto complejo en una situación profundamente teatral; los dos personajes pelean y juegan con armas disparejas». Y añade Solá que «es un texto difícil y abigarrado» y que su personaje es un sádico, un científico que aplica una investigación a la actuación».
Tras su estreno en Madrid, la obra viajará en enero a Buenos Aires (su coproductor es el argentino Lino Patalano), girará después por España; en septiembre volverá a los teatros del Canal y en 2014 volverá a América.
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