Sílvia Marsó: "En estos momentos hay más 'Yermas' que nunca"



Silvia Marsó se ha enfrentado, en los últimos años, con dos de los más importantes personajes de la literatura dramática universal: la Nora de Casa de muñecas, de Ibsen, y la protagonista de Yerma, la tragedia que escribió Federico García Lorca. Hoy llega al teatro María Guerrero, dentro de la programación del Centro Dramático Nacional, este último texto, con dirección de Miguel Narros. En el reparto, además de Silvia Marsó, figuran Marcial Álvarez, María Álvarez, Iván Hermés, Eva Marciel y Roser Pujol, entre otros actores. A pocas manzanas del Teatro Español (donde se estrenó el 29 de diciembre de 1934), en un hotel de la calle Atocha, Silvia Marsó reflexiona sobre un papel que, dice, sigue descubriendo porque es un pozo sin fondo.
¿Dónde ha encontrado su nexo de unión con el personaje?
Hay varios. Uno de ellos, el amor a la naturaleza, el sentimiento de vivir en el planeta, que comparto con Yerma. Desde pequeña he aprendido a no sentirme la dueña de lo que me rodea. Y mucho antes de que el término ecologismo se utilizara, García Lorca escribió una obra que, entre otras cosas, era profundamente ecologista.
¿Qué aspectos del personaje le llaman más la atención?
En primer lugar la honra, que no tiene nada que ver con la religión, con la educación o con la moral social. Es una honra que tiene que ver con la dignidad de la persona, y es algo que yo he visto en mi madre: la dignidad, la pureza, algo que sale de ella. Porque si faltara esa honra, ella podría ser madre con cualquiera. Pero hay un estrato que me maravilla, y es el destino roto de Yerma. Ella estaba destinada para Víctor, y alguien lo truncó:su padre, que por codicia decidió casarla con otro hombre. Y en ese aspecto la obra es tremendamente actual, y a mi entender escalofriante. Ahora es el momento en el que hay más Yermas. La codicia de los banqueros ha generado la crisis, y ha truncado así el destino de millones de jóvenes; son los más preparados de la historia, hablan varios idiomas y tienen varias carreras, pero no podrán desarrollar su destino... Y tampoco podrán traer hijos al mundo. Nuestra tasa de natalidad es la más baja en muchos años. En la obra, todos los verbos que utiliza Juan, también un hombre codicioso, tienen que ver con la posesión:tener, acaparar, trabajar... Mientras que los de Yerma tienen que ver con la vida y con la libertad. Como Nora, es una heroína a pesar de ella misma
Hay quien sostiene que Lorca se retrató en 'Doña Rosita la soltera', obra que usted también interpretó. ¿Está retratado también en 'Yerma'?
Lorca está en todas sus mujeres. También en todos sus hombres, pero él, por primera vez en nuestro teatro, le dio voz a la mujer, a sus tragedias. No creo que quisiera expresar sus frustaciones a través de sus personajes;él estaba por encima de todo eso y escribió un drama universal de todas las épocas.
Debe de ser un placer poder decir un texto tan bello.
Decirlo y escucharlo... Todavía hoy hay frases que me sorprenden por su belleza. Y sus palabras son creadoras de imágenes tan claras que cualquiera puede verlas, y por eso gusta a todo el mundo. Tiene momentos de vida, de luz, es hermoso de hacer y de ver, porque sabía llegar a lo más profundo del ser humano.
¿Qué tal la experiencia con Miguel Narros, uno de los más grandes del teatro español?
–Increíble. Al principio me creaba inseguridades, porque cada día cambiaba lo que habíamos hecho el día anterior. Y llegué a pensar que no le gustaba. Pero poco a poco fui entendiendo que es su forma de trabajar. Yo le llamo «el Van Gogh del teatro» porque, al igual que un pintor impresionista, va creando el lienzo a base de pinceladas y correcciones, hasta que consigue el efecto que desea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario