El Centro Dramático Nacional rinde homenaje a Miguel Narros


Fuente: Julio Bravo (abc.es)

Bajo el título, 'Miguel Narros, hombre clave de la escena española', el Centro Dramático Nacional rendirá homenaje el lunes al veterano director madrileño que, a sus ochenta y cuatro años, sigue con una más que notable actividad. Estos días se representa en el teatro María Guerrero su montaje de Yerma, de Lorca, y prepara el estreno de El sirviente, de Robin Maugham. En el homenaje participarán cinco actrices que han trabajado con Narros y que están estrechamente unidas a él: María Adánez, María Barranco, Ana Belén, Verónica Forqué y Silvia Marsó.

El sueño de una noche de verano fue el primer montaje de Verónica Forqué con Narros. «Después hemos trabajado en "Doña Rosita la soltera", "¡Ay, Carmela!" y "La abeja reina"». «Yo tenía muchas ganas de trabajar con él -reconoce la actriz-; nos conocíamos, claro. Yo le consideraba un hombre muy simpático y le admiraba porque él fue uno de los que cambió el teatro español; después de José Luis Alonso y Luis Escobar fue un gran renovador, lo mismo que William Layton. Lo sabe todo sobre el teatro, y yo he aprendido muchísimo a su lado. Tiene intuición, experiencia y talento. Todo lo que te dice es una iluminación».

María Adánez considera a Miguel Narros «mi maestro y la persona que me dio la oportunidad de meterme en personajes dramáticos de envergadura» cuando su carrera iba por otros derroteros. «Confió en mí, y le estoy agradecidísima». Popularísima por sus papeles televisivos, se enteró de que Narros iba a montar Salomé, y «decidí pedirle una prueba», cuenta. «Miguel no me conocía, no suele ver la televisión», así que no tendría prejuicios previos. María preparó el monólogo de Salomé junto a su compañero de serie Luis Merlo, y decidieron que la cabeza de Yokanaan fuera un casco de moto. «Así que me presenté en la prueba con un casco y Miguel me preguntó si había venido en moto». Tras la prueba, el director le dijo: «Quiero que el papel lo hagas tú». Eso, dice María Adánez, «cambió el curso de mi carrera».
La actriz, que después repetiría con Narros en La señorita Julia, destaca del director su «intuición y su capacidad de observación. Es capaz de moldear y adaptar el personaje según lo que le dé y le ofrezca cada actor y así sacarle el mayor provecho. El teatro es riesgo, y él consigue que nos atrevamos a dar saltos mortales y piruetas para que aparezcan los personajes».
Silvia Marsó interpreta a «Yerma» en el último trabajo de Narros, que actualmente se presenta en el teatro María Guerrero. Considera la experiencia con Narros «increíble. Al principio me creaba inseguridades, porque cada día cambiaba lo que habíamos hecho el día anterior y llegué a pensar que no le gustaba. Pero poco a poco fui entendiendo que es su forma de trabajar. Yo le llamo "el Van Gogh del teatro", porque, al igual que un pintor impresionista, va creando el lienzo a base de pinceladas y correcciones, hasta que consigue el efecto que desea».

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