Málaga, amenaza tormenta
Fuente: Rafael Esteban (elcultural.es)
Suave al principio, rugosa por el camino y áspera, muy áspera hasta llegar a herir, al final. Así es Málaga, la obra de Lukas Bärfuss, que empezará sus funciones este martes en el Teatro del Arte de Madrid. El montaje cuenta con dirección de Aitana Galán que considera al dramaturgo suizo, inédito en España, “uno de los autores centroeuropeos más brillantes de la nueva generación gracias a la profundidad de sus obras”. Aunque en algunas ocasiones, como en este texto, pueda parecer un poco banal, al menos al principio.
El planteamiento de la obra es “una chorrada”, según Galán, de las que ocurren a menudo en la sociedad actual. Un padre separado no puede pasar el fin de semana que le corresponde con su hija porque tiene que acudir a un congreso en el que debe jugar un papel importante. Por eso motivo pide a su antigua esposa que sea ella la que se que quede con la pequeña. Pero la mujer tampoco puede, ya que, aprovechando que no le tocaba estar con la niña esos días, había programado un viaje de placer a Málaga con un hombre que puede llegar convertirse en su nueva pareja.
A partir de ahí comienzan los reproches en el antiguo matrimonio hasta que acuerdan que lo mejor es que cada uno continúe con sus planes y la hija se quede con la canguro habitual. Pero la niñera no está disponible, lo que les obliga a buscar a otra persona, mientras los reproches mutuos entre los dos aumentan. Hasta convertirse en una auténtica discusión que amenaza tormenta cuando el único cuidador disponible es un vecino, no una vecina, de 19 años chiflado por el cine. Aunque al final el tiempo y las necesidades de cada uno mandan, por lo que deciden dejar a la niña con el joven pensando que lo que hacen es algo sin importancia y no va a pasar nada. Pero pasa.
Galán no quiere revelar qué. Tan sólo advierte de que durante el fin de semana “se produce un hecho muy importante que pone a los padres frente a sus propios demonios y los de la expareja”. Ya no son un antiguo matrimonio enfrentado, sino “unos salvajes que, con la excusa de la niña, buscan hacerse daño entre ellos”. Como arma les servirá a cada uno cualquier cosa que hiera al otro, cuanto más mejor, sin importar a ninguno si en la refriega él mismo acaba herido.
La situación le sirve al autor de excusa para reflexionar sobre la sociedad actual. “Lo que a Bärfuss le interesa es hablar de la responsabilidad de cada uno ante las cosas que ocurren a nuestro alrededor, de cómo afrontamos la culpa por lo que hemos hecho cuando las cosas se nos van de las manos”, explica la directora. Para ello se sirve de “una intriga creciente que sabe graduar muy bien y de un lenguaje claro y muy directo, nada complaciente, que pone a cada uno en su sitio”, resalta Galán para diferenciar Málaga de otras obras parecidas que se sirven de algo banal para desnudar a una pareja.
El montaje ha variado su puesta respecto a las funciones anteriores a su llegada a Madrid. “Hemos cambiado la disposición escénica. Ahora la hacemos con el público a tres bandas, en vez de a la italiana, lo que nos permite acentuar su hiperrealismo y conseguir una proximidad mayor con los espectadores, que van a sentir hasta la respiración de los actores”, explica Galán. Entre ellos está Ana Wagener que habrá dejado de representar La anarquista apenas 72 horas antes de la primera función en el Teatro de Arte. Con la actriz, que borda su papel de funcionaria de Justicia y antagonista de Magüi Mira en el texto de David Mammet, comparten escenario Roberto Enríquez en el papel del exmarido y Críspulo Cabeza como el vecino inquietante a cargo de la niña durante un fin de semana que empieza como comedia, se convierte en un drama y acaba en tragedia.
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