Mejor que Woody Allen



Fuente: José Luis Romo (elmundo.es)
Actualmente está en la cartelera Woody Allen: el documental, un prolijo recorrido a la carrera del cineasta neoyorquino en el que muchos de sus cómplices (actores, sobre todo) glosan sus méritos y en el que él mismo, tan poco dado al exhibicionismo, muestra sus artesanales métodos para escribir (impagables sus borradores llenos de tachones y grapados). Sin embargo y aunque se habla de sus actuaciones en clubs de Manhattan con sus monólogos al principio de su carrera, se pasa de puntillas, sobre un aspecto casi fundamental en la obra de Allen: el teatro.

Cine teatrero

No se trata sólo de que el cineasta haya rodado alguno de los mejores filmes sobre lo que supone estrenar una función (Balas sobre Broadway se merece compartir honores con Eva al desnudo o Vania en la calle 42), sino que, como dramaturgo, Allen también cuenta con algunas obras que han calado en la memoria colectiva como Sueños de un seductor o la descacharrante Don't drink the water. Aunque su última pieza, A second hand memory, que él mismo dirigió en el Atlantic Stage Theatre en 2004, patinara para la crítica (demasiados 'tics' de Arthur Miller, según muchos), Allen sigue publicando periódicamente pequeñas obras de un acto siempe reconocibles por sus dosis de neurosis y humor netamente judío.
En España, curiosamente, se ha convertido en unos de los autores que gozan de más éxito en la cartelera. Ya sea por el tirón de sus filmes o porque, sencillamente, contecta con los espectadores de teatro, en los últimos años Woody ha sido un reclamo para nuestras marquesinas. Luis Merlo y Fele Martínez han interpretado con éxito sendos montajes de Sueños de un seductor en la última década (el de Merlo se despidió el año pasado tras dos temporadas y una larga gira). Misterioso asesinato en Manhattan ha conocido montajes en castellano (con Quique San Francisco) y catalán (con Alex Casanovas). Verónica Forqué asumió el reto de poner en pie Adulterios, una obra breve de Allen con María Barranco y Miriam Diaz Aroca como protagonistas, que superó las 200 representaciones por toda España. "Es una función muy descarada, frenética, hay tacos, se dicen muchas barbaridades... No es como sus películas, que son más sutiles. En ese sentido, es una comedia brutal. Él debió de divertirse mucho escribiéndola porque dice muchas burradas", explicaba Forqué al suplemeto 'La Luna de Metrópoli', de EL MUNDO, en su momento.
El último en llevar al autor de Annie Hall a los escenarios es Álex Rigola, quien tras su brillante etapa al frente del Lliure, ha adaptado el guión de uno de sus filmes más oscuros sobre las relaciones de pareja: Maridos y mujeres. Un elenco encabezado por Luis Bermejo ("para mí mucho mejor actor que Allen", dice Rigola), Israel Elejalde y Miranda Gas encarnaran a los personajes que en pantalla dieron vida el propio Allen, Sydney Pollack, Mia Farrow y Judi Davis. "Recuerdo haber ido a ver al cine a verla y la sensación de obscenidad que tuve. No por lo pornográfico, sino por lo obsceno en su sentido etimológico. Por lo que está fuera de escena, lo que no puede o no debe verse. A veces es mejor no enseñar, pero lo que hace Woody Allen en este guión es abrir en canal las relaciones de pareja, y por tanto las de cualquier ser humano, hasta un punto que te resulta incómodo", explica Rigola.
El catalán llevaba años pensando en adaptar este guión, hasta que llegó la propuesta del Teatro de la Abadía (en este templo se verá a partir del próximo 17 de enero). Allí se podrá ver esta comedia dramática o drama con un humor negrísimo ("no se dónde empieza uno y acaba otro"), que Rigola presenta en un espacio escénico desnudo. ¿Pero cómo es reescribir a Allen? "Siempre cuando el material original es bueno, todo es fácil. Es más difícil la página en blanco. En este sentido, Woody Allen lo pone muy sencillo".
El último asalto de Allen a nuestra escena ya está listo para subir el telón.

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