Títeres en estado de gracia



“La marioneta ha sabido expresar lo que nadie había osado decir sin máscara: es la heroína de los deseos secretos y de los pensamientos escondidos, es la confesión discreta que nos hacemos a nosotros mismos y a los demás”, señalan los investigadores Chevalier y Gheerbrandt, creadores del Diccionario de los símbolos, acerca del mundo del teatro de objetos inanimados, mientras que Julio Michel, director y creador del Festival Internacional de Títeres Titirimundi, recuerda que en todas las culturas de todos los tiempos los hombres han sentido la necesidad de construir muñecos para remedar, así, a sus dioses. “Adán, antes que hombre, fue un muñeco de barro al que Dios insufló vida; los egipcios representaban figuras articuladas, en Atenas, los teatros de títeres gozaban de privilegios y hay quien sostiene que Sócrates fue ventrílocuo y creó el diálogo socrático discutiendo con su muñeco; Roma heredó el gusto por los títeres y en las culturas precolombinas, africanas y orientales hay referencias continuas a este arte”, sostiene Michel.
El caso es que pocas veces hay una opinión tan unánime y tan favorable sobre una muestra teatral como la que se produce con Titirimundi, considerado el mejor evento en su género que hay internacionalmente, según los profesionales y expertos de este sector. Un festival al que acuden grupos de los cinco continentes, con una joyas escénicas que dejan boquiabiertos a los grandes entendedores y, sobre todo, a aquellos que aún no han descubierto que los títeres han salido, en España, de un gueto de pobreza creativa, en el que permanecieron durante décadas y que, fuera de nuestro país, es una forma de expresión escénica que goza de una gran consideración y admiración, como lo prueba el que los espectáculos de teatro de objetos para adultos pueblan las mismas programaciones que los otros géneros teatrales.
El festival, que se celebra en Segovia hasta el 15 de mayo, implica a toda una ciudad en esta muestra que, además de copar claustros, iglesias, plazas, patios y teatros se disemina por cualquier rincón, sorprendiendo a unos espectadores que acuden masivamente al reclamo de un festival que desde hace 26 años colma las más exigentes expectativas. Titirimundi se extenderá por ocho ciudades de Castilla y León: Ávila, Burgos, La Bañeza (León), León, Sabero (León), Salamanca, Valladolid y Zamora, así como por doce localidades de la Comunidad de Madrid: Alcalá de Henares, Alcobendas, Alpedrete, Arganda del Rey, Colmenar Viejo, Guadarrama, Leganés, Moralzarzal, Navalcarnero, Pozuelo de Alarcón y Rivas Vaciamadrid, además del Centro Dramático Nacional y algún barrio de la capital. También se trasladarán dos compañías a Barañáin (Pamplona).
En esta edición con espectáculos de una veintena de países y para todo tipo de edades, entre los que destacan los afinados y sorprendentes trabajos de los chilenos Cinema, el alemán Bruno Pilz, los canadiensesBunk Puppets, los catalanes Escarlata Circus y Pelmànec Teatre, los belgas Karyátides, los franceses La soupe y Non Nova, así como numerosos espectáculos de calle. Muchos de estos montajes viajarán a numerosas poblaciones de Castilla y León y comunidad de Madrid y, entre el 17 de mayo y el 17 de junio, el Centro Dramático Nacional (CDN), acoge en su sede del Teatro María Guerrero varios espectáculos de Titirimundi.
El CDN ofrece una exquisita selección que inicia Poli Dégaine, de La Pendue (Francia), con dos marionetistas, un poco locos, que utilizan la marioneta más célebre del mundo, Policinella, para crear un espectáculo excepcional, en el que este pequeño títere se niega a interrumpir su siesta y rechaza a mamporros y tortazos a los que tratan de impedir su descanso, incluidos el diablo y la muerte, de la que se ríe y vence en sus propias narices. Los manipuladores acaban siendo manipulados y todo acaba teniendo una coherencia barroca.
Los húngaros Mikropódium, con Sopt, un montaje con micromarionetas desarrolladas con una técnica de construcción absolutamente innovadora, cuentan historias de escasos minutos de duración, que irradian una sutilidad conmovedora.
Inventores de una nueva forma de expresión teatral, la compañía bosnio-peruana, Hugo e Inés, que arrasan allá por donde van con sus sencillos e impactantes montajes, ofrecen Cuentos pequeños II con sus estrambóticos personajes creados con las manos, los pies, las rodillas, o el vientre y para públicos a partir de 5 años.
La Chana, compañía de Salamanca, pero al nivel de lo mejorcito. Ofrece Vulgarcito, dramatización libre del famoso cuento Epaminondaspara todas las edades y Entre diluvios, propuesta para adultos en la que analizan, con un sarcasmo desternillante y a través de pasajes bíblicos, conflictos fundamentales del hombre. Ambos montajes no son espectaculares por su técnica, sino por su profunda inteligencia y su peculiar y brillante humor.
Para los amantes del títere más tradicional está Pulcinella, del italiano Salvatore Gatto, representante genuinos del teatro de títeres de cachiporra, cuya contribución ha sido providencial para la pervivencia y revitalización de un género teatral con siglos de tradición.
La compañía holandesa Duda Paiva Puppetry and Dance ofreceBastard, donde combina con creatividad la danza moderna y los títeres con El arrancacorazones, de Boris Vian, donde con su humor y su provocador imaginario, nos acercamos a la crueldad humana.
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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