Gran éxito de Duato en San Petersburgo



Nacho Duato acaba de ser nombrado Personaje Popular del Año por los lectores de la revista rusa Sabaka. El antiguo director de la Compañía Nacional de Danza de España, Nacho Duato, está cosechando un éxito sin precedentes como emigrante de lujo en San Petersburgo, la meca del ballet clásico, donde dirige el renovado Teatro Mihailovski. Su último espectáculo, Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, ha causado sensación en la antigua capital del imperio, ya entregada sin reservas a su talento innovador, hasta el punto de que por aquí se habla de un antes y un después de su llegada. "Les encantan mis innovaciones, aunque al principio las recibían con cierto recelo porque les rompían los esquemas de tantos años de ballet clásico puro".
Tras año y medio de trabajo y 40 millones de euros invertidos por el magnate ruso/judío Vladimir Kehman, el Mihailovski, un teatro de segunda fila, siempre a la sombra del poderoso Marianski, ha pasado a disputarle a éste, de la mano del artista español, la primacía de los espectáculos de ópera y ballet en la ciudad de los zares. Nacho Duato se muestra tan cómodo y tranquilo en Rusia que ni siquiera considera volver a España a corte plazo. "Sólo volvería si alguien me ofreciera un teatro con una orquesta de 200 músicos, un coro de 80 voces, un cuerpo de baile de 160 bailarines y una programación de 120 espectáculos de baile y 180 óperas cada temporada, que es lo que tengo aquí".

Sin entradas de regalo

En un día muy ajetreado para él, Nacho recibe a elmundo.es en un palco del propio teatro, minutos después de haber finalizado el ensayo general y poco antes de que se levante el telón para el estreno de Multiplicidad... con todas las localidades vendidas. "Aquí no se regala ni una sola entrada. Esto no es como España, donde la mitad del aforo se va en protocolo y compromisos".
Durante el ensayo, se mueve entre los bailarines con total naturalidad, les habla (en inglés) en susurros, sin levantar jamás la voz y no pierde ocasión de corregirles, ejecutando él mismo en el escenario lo que quiere que hagan. "Son muy trabajadores y están totalmente centrados en el baile. Se pasan la vida en el teatro. Yo querría que salieran más a la calle y se mezclaran con la gente. Sin duda, les ayudaría a bailar mejor, pero no lo entienden"
Sobre su vida en San Petersburgo, confiesa que es muy sencilla. "Aquí es muy difícil hacer amigos. De un lado, está la barrera del idioma y, de otro, el clima y la cultura que hacen que la gente viva siempre en el interior de sus casas y de sus cosas. Si tratas con cercanía a los bailarines no te lo pagan con amistad, sino con un respeto reverencial, así que vivo totalmente entregado a mi trabajo y sólo descanso un día a la semana"
Le espera un canal cultural de la televisión estatal llegado desde Moscú. En Rusia todos quieren conocer la vida y milagros de este artista español que ha irrumpido con fuerza y personalidad en el cerrado mundo del ballet clásico ruso. Como despedida, asegura que no echa nada de menos de España. "Voy de vez en cuando de vacaciones y lo disfruto mucho, pero estoy muy contento en San Petersburgo"
En la Avenida Moskowski, camino del aeropuerto, una imagen gigantesca del artista cubre por completo las dos fachadas de un viejo edificio de la época comunista. Si el tamaño del anuncio fuera la medida del éxito, éste sería de proporciones descomunales. Ni siquiera el propio Putin tuvo jamás tanto cartel en Rusia.
Fuente: Francisco López-Seivane (www.elmundo.es)

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