El espectáculo de la danza integradora


Lo llaman danza integradora o inclusiva y sirve para normalizar la presencia de personas con discapacidades sobre el escenario. "Superada la sorpresa inicial, al rato se te olvida que, por ejemplo, el actor necesita una silla de ruedas para moverse. Y esa persona pasa a ser un bailarín más", explica Jordi Cortés, coreógrafo responsable de Black out, un montaje que llega a la madrileña sala Cuarta Pared, tras su paso por Barcelona, y en el que participa una persona con silla de ruedas.
"Es una manera de normalizar el hecho de que puedes trabajar con bailarines o actores que también tienen sus particularidades. Y se pueden potenciar esas capacidades y jugarl a nuestro favor, de una forma creativa, algo que siempre ha sido visto como una minusvalía o invalidez", indica Cortés.
"Nosotros corremos o caminamos. Ellos ruedan. Es una integración que ha ocurrido de forma natural", afirma el coreógrafo, que empezó a trabajar con personas con "diversidad funcional" en 2001, a través de un amigo bailarín, Adolfo Colmenares, que había quedado ciego seis años antes.
Black out, estrenada en Barcelona hace un año, es una obra sobre dualidades en la que toman protagonismo el enfrentamiento y la complementariedad de la luz y la sombra. "Buscamos mostrar la cara amable, divertida y tierna de la sombra, que no lo sombrío es siempre algo negativo, y también la cara dura, terrible o tenebrosa de la luz", señala Cortés. De ahí también que se juegue en este montaje a romper las reglas del teatro: oscuridad para los actores, luz para el público que les observa.
El coreógrafo apuesta así por romper las supuestas limitaciones del cuerpo humano Mercedes Recacha, Maxime Iannarelli, Raül Perales y Maria José Moya 'La Jose', responsable en este caso de llevar a escena la silla de ruedas que le acompaña en su vida habitual.
Fuente: Lucía González (www.elmundo.es) 

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