El envés del mito de Luther King



Se abre el telón y un trueno sacude la platea. Suena el zumbido de la lluvia y un negro empapado abre la puerta de una habitación de hotel. Antes de entrar, le dice a un colega que le traiga un paquete de tabaco.Orina, se seca el pelo y se quita los zapatos. Por sus muecas, uno enseguida intuye que no huelen bien.
Así arranca The Mountaintop, el retrato irreverente de Martin Luther King que debutó el jueves en un teatro de Broadway. La obra retrata la última noche del líder negro y su trama se desenvuelve en la suite 306 del Motel Lorraine. El lugar donde fue asesinado en torno a las seis de la tarde del 4 de abril de 1968.
No es fácil trazar un retrato de King. Una decena de filmes han abordado su figura pero ninguno ha logrado describir al personaje sin recurrir a la hipérbole o a la sensiblería. 'The Mountaintop' intenta una vía distinta explorando sus tribulaciones y presentándolo como un adúltero neurótico, inseguro y pagado de sí mismo.
No se trata de desdentar el mito sino de humanizarlo. Pero el propósito no lo han comprendido algunos líderes de la comunidad negra. Su autora, Katori Hall, contaba hace unos días que un actor se negó a interpretar el papel y que había recibido anónimos amenazantes en su correo electrónico. Hall nació y creció en la ciudad Memphis y se podría decir que su historia es un cuento de hadas. La obra se estrenó en 2009 en la trastienda de un pub de Londres con un aforo de 67 personas. Pero pronto se corrió la voz y su autora ganó el Premio Olivier que distingue a la mejor obra inédita del año en el Reino Unido.
Así cabe explicar el desembarco en uno de los mejores teatros de Broadway y la presencia en los dos roles protagonistas de Samuel L. Jackson y Angela Bassett. El primero interpreta a un King que flirtea y se preocupa por su apariencia física. La segunda, a una camarera atractiva y deslenguada que al final desvela su verdadera identidad.
La obra gira en torno a esa relación efímera pero sugerente. King se sincera con la mujer y se deja parodiar por ella. En el guión hay tensión sexual pero no se resuelve. El líder negro fuma, solloza y reflexiona sobre su misión. El protagonista llega a pensar que la mujer es un gancho del FBI para destruirle. Pero pronto la trama descubre que es una especie de Caronte que está allí para ayudarle a dar el paso hacia la otra vida.
Jackson interpreta el papel con una contención muy meritoria. Pero la estrella indiscutible de la función es Angela Bassett, que reproduce el dialecto del Sur y recita sus frases con una entonación deudora del Gospel y la música del Delta.
El guión ayuda a comprender los motivos de King y a poner en contexto sus debilidades. Lo que arranca como un flirteo irrelevante pronto se convierte en una conversación profunda sobre los conflictos íntimos del líder negro, temeroso de las amenazas de muerte y presa de los remordimientos por sus líos de faldas. De su boca salen frases machistas y palabras arrogantes. Y también una palabra despectiva para el reverendo Jesse Jackson, que durante décadas se apropió de su legado como eterno aspirante demócrata a la Presidencia. Al final se nos desvela el envés de la leyenda y ya no vemos la vanidad de King sino el llanto de una persona vulnerable en los brazos de una camarera.
Fuente: Eduardo Suárez (www.elmundo.es)

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