La Barraca, de ruta por España



El espíritu de La Barraca, aquel proyecto con el que Federico García Lorca llevó en los años treinta el teatro clásico a algunos de los muchos puntos geográficos recónditos y olvidados de la mano de la Cultura en España, continúa deambulando bajo el aplastante sol del verano por los polvorientos caminos que tejen los capilares del entramado nacional. Si se lo encuentra conjurando a Rojas Zorrilla o Lope de Vega en plena plaza del pueblo, mejor no trate de hacer un exorcismo y quédese a ver la representación. La aparición no es obra de fantasmas, sino fruto del homenaje que Acción Cultural Española (AC/E), la sociedad estatal para la difusión cultural, decidió llevar a cabo en 2006 con motivo del 75º aniversario de la Segunda República. “Se planteó rememorar un acontecimiento relevante de aquella época, y nos pareció bonito hacer una evocación de La Barraca adaptada a la España contemporánea”, cuenta César Oliva, el director. La idea, que nació bajo el nombre deLas rutas de La Barraca, fue rebautizada en 2007 como Las huellas de La Barraca, y este año arranca su periplo el 8 de julio para repartir gratuitamente un refresco embotellado como teatro en más de 200 localidades de 14 Comunidades Autónomas hasta mediados de agosto.
Fieles a la motivación y el método de La Barraca original, los modernos trovadores que participan en esta gira rural pertenecen también a compañías universitarias. De una selección cerrada, se pasó hace tres años a un concurso abierto a troupes estudiantiles y escuelas de arte dramático de España y América Latina. “En cada proceso de selección hay una comisión de expertos”, explica Oliva. “Este año se han presentado 32 proyectos, de los cuales se han elegido seis, basándose en parámetros como la experiencia, pero también en la originalidad”. Para cada edición, los organizadores señalan un tema en torno al que versarán las diferentes representaciones, que en 2006 fue la propia conmemoración de La Barraca. El de 2012 se desdobla en el VIII centenario de la Scola Studiorum de Palencia, la primera universidad de España, y el bicentenario de la Constitución de Cádiz. El del pasado año fue el recuerdo del estreno en 1932 de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, en el madrileño claustro de San Bernardo de la mano de Lorca, y el anterior la celebración del Año Santo Jacobeo. Esos temas marcan las funciones que se interpretan, que este verano incluyen piezas clásicas y contemporáneas, como El teatro de la patria o la patria del teatro, de Marco Antonio de la Parra, de un lado o Luz en tinieblas, de Laila Ripoll, del otro.
Dividida en seis rutas -una por compañía-, la partida cultural de Las huellas de La Barraca recorrerá una importante porción del territorio español. Para definir las paradas, AC/E realiza un llamamiento general a la participación, “pero nos centramos sobre todo en zonas que pensamos que lo necesitan más, como las dos Castillas, el norte de la península y Extremadura”, señala Oliva. En esta ocasión, además, una avanzadilla se internará en tierras andaluzas, que hasta ahora habían quedado fuera de la gira. “Lo que menos tocamos son las zonas turísticas, como la zona del Mediterráneo”. Las compañías, este año cinco españolas y una mexicana, se desplazan entre localidades en autobús, sufragado por AC/E, y su alojamiento y manutención corre a cuenta de las instituciones locales. Los actores, que no cobran por actuar, reciben una bolsa de viaje y una ayuda para la producción que pagan sus universidades y el organismo gubernamental. Eso, y el hecho de que las funciones se hacen casi siempre al aire libre o si no en espacios cedidos por el pueblo, permite que los pases sean gratuitos. “Cada año la acogida es superior, por que un proyecto así,con apenas gastos, interesa, y más aún con la crisis”. El resultado, aunque difícil de cuantificar por las características del proyecto, es para Oliva, y por el momento, “fantástico”. “Calculamos que unas 100.000 personas han visto Las huellas de la Barraca”, asegura. “Además, normalmente, todos los pueblos a los que vamos quieren repetir la experiencia”.
Fuente: Silvia Hernando (www.elpais.com)

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