THE FOUNTAINHEAD


TEXTO: AYN RAND
TRADUCCIÓN: JAN VAN RHEENEN y ERICA VAN RIJSEWIJK
VERSIÓN/ADAPTACIÓN: KOEN TACHELET
DRAMATURGIA: PETER VAN KRAAIJ
INTERPRETACIÓN: TAMAR VAN DEN DOP, AUS GREIDANUS JR, ROBERT DE HOOG, HANS KESTING, HUGO FRIEDA PITTOORS, HALINA REIJN y BART SLEGERS
DURACIÓN: 240min (con entreacto)
PRODUCCIÓN: TONEELGROEP AMSTERDAM
TEATRE LLIURE (MONTJUÏC, GREC 2014)

Ha pasado un año desde que aterrizarán unos desconocidos que venían a presentar las Tragedias Romanas de Shakespeare en un formato totalmente alucinante y novedoso. Entonces, una servidora no pudo ir, y las críticas y comentarios han hecho crecer durante todo este tiempo su leyenda. Hace poco más de un mes cuando Ramon Simó presentó el Grec 2014 y nos anunció que volverían con su nuevo espectáculo, todos (los que habían visto las Tragedias y los que no) sucumbimos a la necesidad de ver The Fountainhead.

"Se tenía que ver" es la conclusión que te queda después de más de cuatro horas de espectáculo, del agotamiento de estar sentado en tu butaca y de lo mucho o poco que te haya podido gustar. Las leyendas hacen daño. Y, aunque todos éramos conscientes de que nada sería como las Tragedias, quizás sí nos hubiera gustado que conservara alguno de sus elementos.

Para empezar Ayn Rand no tiene que ver con Shakespeare. La autora americana de bestsellers expone los hechos a través de titulares y sin profundizar en los mismos. No son temas novedosos el individualismo, el poder de las masas, el proceso creativo, los egos, la integridad del creador subyugado por el mercado o el dinero... Todo pasa en la superficie, demasiado plana, y para finalizar nos deja un monólogo plagado de moralejas que, después de un texto bastante repetitivo, es del todo accesorio y nos sobra.

He escuchado tanto de las interpretaciones de esta compañía holandesa que me esperaba algo sorprendente. Evidentemente me he quedado con las ganas. Ya la trama de la obra ofrece ciertos tintes de culebrón de sobremesa y las interpretaciones son frías, planas, lejanas, no hay trasfondo. Al igual que el texto es lo que ves, no hay más, las interpretaciones siguen el mismo patrón. No hay definición de personajes, hablan, se entrecruzan pero nada les define, todo es más de lo mismo.

La escenografía puede llegar a sorprender en algunos momentos. Desde luego es lo mejor del montaje con diferencia. El uso de los audiovisuales, que a los creadores locales tanto les cuesta usar correctamente, el Toneelgroep Amsterdam lo domina a la perfección y una vez más, aunque en menor escala que en las Tragedias, lo demuestran.

Vista para sentencia. Y, una vez recuperada de las cuatro horas en las que ha habido de todo, y en las que algún espectador ha desistido y ha dejado su butaca. Los que hemos aguantado, a la salida comentábamos "vale, vista, pero tampoco es para tanto". Si se hubiera hecho aquí con actores de aquí no hubiera habido bravos ni gente de pie, pero es lo de siempre y nunca se podrá cambiar. Y, a pesar de la decepción de The Fountainhead, que quizás en un año se la hayamos perdonado, cuando nos presenten un nuevo montaje, y volvamos a estar deseosos de ocupar las butacas del Lliure para olvidarnos de todo y ponernos a disfrutar. 

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