Dorian Gray, el retrato del ego porteño



Fuente: Àngel Sastre (larazon.es)
El clásico se reinventa en Buenos Aires. El teatro Lola Membrives recibe la versión 2013 de Dorian Gray, el retrato, musical de Pepe Cibrián Campoy sobre el libro de Oscar Wilde. La obra habla del culto a la belleza y el individualismo, enfocando la locura de tratar de ser siempre joven que signa a la sociedad actual.
A partir de ser pintado por su amigo en un fiel retrato, el joven alto, inteligente, seguro que es Dorian Gray entra sin saberlo, en la inmortalidad. Pero la eternidad de su cuerpo joven, bello y altivo como lo propone el cuadro, tiene a cambio un precio muy alto: su alma.
El Retrato es el testigo de ese pacto. La belleza inalterable en el tiempo de Dorian contrasta frente a un lienzo avejentándose con todas las pasiones, sufrimientos, pecados y tormentos del joven eterno. La propuesta es concreta, tentadora, ineludible y fatal. Conducirá a Dorian por un laberinto que tiene muchas puertas pero una sola salida señalada con sangre.
Cibrián se le anima al texto clásico y también enfrenta, como todos, en su debido momento, ese momento. Con la utilización de las luces siempre jugando a su favor, Pepe rompe por un instante la puesta del blanco y negro que ha dominado el espectáculo, un show que en términos visuales ha coqueteado con el gótico para representar una época victoriana donde, Wilde ya se daba cuenta, la vanidad empezaba a reemplazar a la inteligencia y la sensibilidad.
Por la sana costumbre de reescribir los textos en los que se basa, Cibrián realiza una serie de modificaciones a la historia original para conformar su propio Dorian Gray: Henry (Gastón Avendaño) se concentra en lo íntimo del ser humano y deja un poco de lado la mirada social que su par de la novela original tenía.
En la puesta parece advertirse una intención: ir al grano del musical, poner bien adelante las letras de las canciones, el conflicto narrativo, la actuación de los intérpretes (y en Dorian Gray, y al igual que en la versión original del 2005, la orquesta sobre el escenario). Si de interpretaciones se trata, Dorian se reserva el gran desempeño de Juan Rodó, como siempre correcto en lo vocal, pero aquí también destacándose en lo expresivo en el rol de un galán que pagará alto precio por su vanidad. Ese fuego sagrado de ir por más aún brilla en Juán Rodó, Pepe Cibrián, y en otra de las componentes, Luz Yacianci.
Luz entre las sombras
Esta musa, esta luz, les dio vida a algunos de los más importantes personajes de Cibrián. Finalmente, en el año 2007 protagonizó uno de los papeles más importante de la historia musical argentina en Drácula, el musical. En la piel de Mina Murray, una fina dama inglesa que lucha por su amor y espera el regreso de su amado Jonathan Harker, destacó como nadie sobre las tablas de la calle Corrientes.
Después brilló en su papel protagónico en la obra A Ciegas con Luz. Un espectáculo que combina lo mejor de la música, el teatro y la comida. Y que lo invita a disfrutar, a sentir y a vivir una experiencia única en total oscuridad. En plenas tinieblas el espectador pudo deleitarse al oír a este gran talento, y una música excelente, combinando todos los estilos. Todo un paradigma dentro del denominado "Teatro Ciego".
Ahora en Dorian Gray se convierte en Hortense, una sobreviviente del horror, una mujer que pertenece a una casta de la que no le será posible salir aunque de joven seguramente ha tenido sueños de artista como los de Sybil, sueños de príncipes, la vida y la realidad donde nació no le permitieron más que lucrarse con su cuerpo, que es lo único que tiene.
Y trata de que su hija lo entienda de una vez. No obstante, cuando aparece Dorian y se interesa en su hija, ve la posibilidad de salvarse ella también. Y quizás se da cuenta, solo quizás, de que algo mágico existe y es posible. Al final es él inexorable tejido narcisista de Dorian el que llevará a su hija al horror y al suicidio, habiendo sido el asesino de su madre. Lo cierto es que Hortense ya no podrá redimirse...
"Cuando subo al escenario siento que de algún modo vuelvo a desarrollar un papel coherente como mi labor en mi espectáculo a oscuras donde lo que busqué durante 4 años fue romper con el paradigma de lo visual y poder transformar la sociedad positivamente hacia un lugar más conectado con la sensibilidad" asegura Luz a LA RAZÓN.
"Es un gran privilegio, un escenario con luz y con orquesta en vivo, me siento absolutamente plena, es un juego donde me siento absolutamente cómoda, sin duda el género musical es mi genero . No solo como intérprete sino que me lleva a encarnar esos personajes que se apoderan de mi"
"Además amo componer y el teatro me inspira muchísimo. Realmente no se qué haría si no tuviera este espacio. Me siento realmente en casa. Mucho más madura como artista y disfrutándolo desde otro lugar. Ángel Mahler, compositor y director de la música, me propuso cantar con su orquesta en un concierto de musicales y estoy muy feliz por eso también. Mi sueño es cantar mis propias canciones acompañada de una orquesta y seguir generando proyectos propios y grabando discos, viajar".
En definitiva, la cartelera porteña cuenta con otro clásico sobre un clásico. Cibrián y Mahler obligan a recordar libros originales, leídos quizá años, décadas atrás. O mejor aún, estimula a quienes no lo han hecho a acercarse a bibliotecas olvidadas. Porque para qué quedarse con lo bailado. El universo del arte siempre tiene una obra más. En literatura. O en teatro. O mejor: en ambos, sonando en estéreo.

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