Carlos Berlanga ya tiene su musical



Fuente: Juanjo Abad (elpais.com)
Nino Bravo, Mecano, Joaquín Sabina, Cómplices... La tendencia señala que cualquier grupo o cantante de éxito en décadas pasadas es susceptible de tener su propio musical. Y si es en la Gran Vía madrileña, mejor. El último en adscribirse a esta moda ha sido el influyente cantante y compositor Carlos Berlanga. Exmiembro de Pegamoides, Kaka de Luxe y Alaska y Dinarama, fue una de los artistas más celebrados de la movida madrileña. La recuperación de su legado ha dado lugar a exposiciones sobre su faceta pictórica, discos homenajes, conciertos en su memoria… pero nada en el formato que ha provocado la reivindicación de Mecano –con Hoy no me puedo levantar– o que Más de cien mentiras, basado en la obra de Joaquín Sabina, se haya mantenido durante dos temporadas en cartel.
Hasta esta semana. Tras años de trabajo, mañana se estrena en el teatro Arlequín de Madrid A quién le importa, escrito por Jorge Berlanga en homenaje a su hermano. El libreto del musical nació hace siete años, pero el proyecto se vio truncado en junio de 2011 por la muerte de su creador. La insistencia del promotor Marcos Campos, de la familia Berlanga y la ayuda económica de una conocida marca de refrescos llevaron el proyecto adelante. “Ahora acaba un viaje de muchos años, pero empieza otro nuevo”, afirmaba el promotor en la presentación del musical.
En A quien le importa aparecen una veintena de canciones que Berlanga escribió a lo largo de su carrera, para los grupos que compartió con Alaska, en solitario, o que compuso para otros artistas –caso de No pensar en ti, para Raffaela Carrá–. La obra promete, además, pasajes que mezclan sueño y realidad por los que aparecen personajes como Andy Warhol, Salvador Dalí o Federico García Lorca.
Todo, reconocen sus creadores, con el sello de la familia Berlanga. “Están las canciones de mi hermano Carlos, por supuesto, pero también el talento de Jorge, que también vivió esa época y su punto de vista es interesante”, afirma Fernando Berlanga, uno de los hermanos que ha aprobado la plasmación de las canciones en el musical que por fin ve la luz. “Jorge era curioso y sarcástico, como mi padre. Y todo eso está patente en la obra”. Un enorme busto de Luis García Berlanga preside el vestíbulo del teatro, convertido para la ocasión en un remedo del Rockola, una de las catedrales de la movida. “La idea de Jorge”, incide su hermano Fernando, “era crear un retrato de todo lo que ocurría esos años a partir de las canciones de Carlos”.
A quién le importa comienza en un hospital. Allí Óscar, el protagonista –interpretado por Jacinto Bobo– se recupera mientras acuden a él, en forma de recuerdo, escenas de su pasado, más o menos surrealistas, y personajes como Camila –Cristina Esteban en el musical–, antiguos amigos y rivales, todos con vestidos diseñados para la ocasión por Francis Montesinos. Por las tablas del teatro aparece hasta Sor Ivonne (Laura Artolachipi), que interpreta a la perversa enfermera de la canciónHospital, de Alaska y los Pegamoides.
El montaje no es tan espectacular como el de otros proyectos de éxito de corte similar de la cercana Gran Vía. Pero al menos, incide Fernando Berlanga, sirve de nuevo para reivindicar el legado de Fernando Berlanga, uno de los escritores y columnistas más brillantes de su generación; y de Carlos Berlanga, músico de notable influencia en la historia reciente de la música española: “Son canciones inmortales, y este formato es el perfecto para acercarlo a las nuevas generaciones”. Se refiere a temas como Terror en el hipermercado, Perlas ensangrentadas o Bailando.
Su intención ahora, según afirma el portavoz de los hermanos Berlanga, es llenar el teatro y tal vez otro más grande en Madrid, paso previo a una gira por España. Siempre, con el apellido Berlanga, con su estética, sus canciones y su peculiar punto de vista.

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