El monstruoso 'show' de Sol Picó


Sol Picó (Alcoy, 1967) está más que acostumbrada a dar saltos mortales. Su compañía de danza contemporánea, que actúa bajo su nombre, lleva casi tres décadas jugándose el tipo artístico con apuestas rompedoras y reformadoras, que le han granjeado tantos premios y honores como controversias. En su última apuesta, Petra, la mujer araña y el putón de la abeja Maya, la bailarina y coreógrafa se lanza sin red a explorar nuevas mixturas entre el baile y la palabra hablada que le adentran en un espacio donde la falta de amor produce monstruos. Y lo hace en un entorno de lo más apropiado para la metáfora: el circo. El Matadero de Madrid acoge desde ayer y hasta el 10 de marzo esta representación que, aun sin trapecios, es un espectáculo “de alto riesgo”. Un mástil chino, una pareja de espejos deformantes y una docena de puntales inclinados que sustentan unos cables que tejen una especie de telaraña componen un decorado que es “como el esqueleto de un circo. Es como si un vendaval hubiera volado la carpa y hubiera dejado un reducto que podría ser la casa de Petra”, cuenta Picó.

Esa Petra protagonista, encarnada por “súper Maru Valdivielso, ¡qué capacidad de adaptación!”, es la misma de la película de F. W. Fassbinder Las amargas lágrimas de Petra von Kant, que transcurre prácticamente en su totalidad en su apartamento. En la obra de Picó, ella es el único personaje hablante en un universo que no deja de vibrar. Al menos durante los primeros siete días de función: “La primera semana yo seré una de las bailarinas. La segunda me sustituirá Charo Campo, que entra en el mundo de la palabra de una manera más extensa, porque le da la réplica a Maru”. Otra actriz, Vanessa Segura, cierra el elenco de intérpretes -a las que acompañan cinco bailarines- aunque en este caso su actuación no está basada en un texto. “Sus ojos, sus gestos, hablan por su boca”, explica. “Esta es la primera vez que investigo sobre la manera de usar la palabra y el movimiento al mismo nivel”.

Petra, la mujer araña y el putón de la abeja Maya se corresponden con los tres personajes del filme de Fassbinder: una diseñadora, su asistente y su prima. “Ya sé que algunos tildarán el título de escandaloso, pero a mi me parece mucho más inmoral lo que veo en las noticias”, apunta. “Petra es la protagonista, que en vez de coleccionar ropa como en la película, colecciona monstruos; la araña te envuelve en su red y la abeja, que en principio parecía inofensiva, pronto revela su lado oscuro”. Sobre ellas emerge la aberración, los monstruos, que no lo son físicamente como los que se solían mostrar en los circos, pero sí interiormente. “Ha sido un proceso creativo difícil. Aunque todo es inventado, Carlos Alfaro, con quien formé las dramaturgias, y yo hemos utilizado la experiencia para crear esa monstruosidad. Aunque también ha habido risas, ha habido muchas lágrimas”. Para expresar ese carácter cruel y grotesco, los bailarines cruzan la línea que separa su trabajo del de los actores. “Hemos tenido que encontrar una gestualidad muy particular para representar la monstruosidad. Algo que, sin hacer mimo, lo haga obvio”.

La función, que se estrenó en el Festival Grec de Barcelona, ha pasado por Sevilla, Tárrega y Ribadavia antes de desembarcar en Madrid. También viajará al Festival Postparadise Fassbinder Now, que se celebrará en Múnich a mediados de marzo coincidiendo con el 30 aniversario de la muerte del cineasta alemán. “Es un espectáculo que va creciendo a medida que se va representando”, asegura. Las reacciones, hasta ahora, no se han quedado en la indiferencia. “O se ama o se odia”, admite. “Ha habido gente que no ha podido entrar y otra que dice cosas maravillosas”. El trasfondo, en cualquier caso, sigue llevando el sello de la compañía. “Solo que es un poco diferente porque hay una actriz y un texto, es como un collage, y hay estar atento. Hay quien me habla de la necesidad de verla una segunda vez, porque el ritmo es trepidante”.

Fuente: www.elpais.com

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