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Fuente: Javier Yuste (elcultural.es)

El Premio Nacional de Danza Chevi Muraday desembarca en Matadero, en la Sala 2 de las Naves del Español, con un proyecto muy personal que trasciende su disciplina sin llegar a acomodarse en el teatro. La obra, montada a partir de improvisaciones durante un largo proceso de construcción, habla de resistir. Siete personajes desterrados en un lugar incierto sosteniéndose los unos a los otros para no desaparecer. Uno de ellos, un mezcla entre el Quijote y Gregor Samsa, esta interpretado por Ernesto Alterio (Buenos Aires, 1970). El actor se marca una buena batería de retos con esta obra y los desgrana en El Cultural.

¿Cómo responde el público a una obra tan peculiar?

Antes de llegar a Matadero teníamos ya la pauta de algunos pases que habíamos hecho con público, en concreto en Alcalá de Henares y en la Feria de Danza de Huesca, donde tuvo una muy buena repercusión. Estoy muy contento de todo el proceso de trabajo, que ha sido intenso. Llevamos casi todo este año trabajando en la obra. Ha sido un proceso muy rico, muy interesante, de mucho crecimiento y yo espero que la gente lo esté disfrutando.

¿Cómo le llegó el proyecto, en principio algo alejado de su espectro por el tema de la danza?

Conocía a Chevi desde hace tiempo por amigos comunes y porque él también está vinculado a la escuela de Cristina Rota donde era profesor. A mí no me dio clases pero desde esa época lo conozco y soy un gran admirador de su trabajo y de su compañía, Losdedae. Todo comenzó en una fiesta de Nochevieja en mi casa a la que vino Chevi. Nos pusimos a bailar como en cualquier fiesta pero surgió una energía especial. Yo sentí algo y Chevi también y de ahí salimos convencidos de que teníamos que hacer algo juntos y seguimos ese impulso hasta el final.

¿Qué retos le planteaba la obra?

Mi participación aquí tiene que ver con ese impulso que sentí como cierto y también tiene que ver con superar mis miedos, por ver adonde me llevaba. Chevi ha habilitado un espacio donde yo he podido volcar un montón de cosas que me interesan desde hace tiempo como la danza. Anteriormente ya me había interesado por la danza, he tomado clases y me he acercado a ella. Pero también la música tiene juego en En el desierto porque es uno de los recursos que utiliza el personaje para expresarse. Toco el piano en escena y me sirve para desarrollar mi rol físicamente y explorar distintas posibilidades.

¿Cómo definiría a su personaje?

Para cada actor, de los siete que hay en escena, hemos partido de personajes clásicos de la literatura universal. Al menos de ciertos aspectos de estos personajes. En mi caso partimos de algunas características de El Quijote de Cervantes mezcladas con toques del Gregor Samsa de La metamorfosis de Kafka. El resultado de esta combinación es una especie de extraño insecto alucinado de soledad que busca sonidos para seguir vivo en ese desierto y a través de ellos comunicarse con otros seres y con las estrellas.

¿Qué significa para usted trabajar en una idea tan personal de Chevy Muraday?

La obra ha sido, y es, un vehículo que me permite investigar y transitar un gran número de estancias diferentes que me interesan mucho como la música, el movimiento y, por supuesto, la actuación. Y después Chevi me ha brindado la oportunidad de poder profundizar en la interactuación entre todas ellas, en cómo se genera un fluir entre todas estas estancias. Es una suerte poder estar aquí, es un vehículo para desarrollarme maravilloso.

Los personajes tienen que unir fuerzas para atravesar ese desierto al que han sido desterrados... ¿Tiene paralelismos la obra con el momento que atravesamos en la actualidad?

Hay algo de eso pero no es una obra panfletaria, ni existe una intención concreta. Pero si puede llegar a abarcar esa lectura. Nosotros hablamos de un desierto como un manera de hablar de la nada, un lugar de la nada o el vacío. Un lugar adonde estos personajes han sido relegados, expulsados pero también hablamos de que, en la medida en que el desierto es habitado por un hombre, existe la posibilidad de la creación y de construir algo. A mí me gustaría sobre todo que incitara a jugar a la gente. A que unan fuerzas y hagan cosas.

¿Ese desierto puede ser la cultura?

Sí, perfectamente podría ser ese lugar al que quieren expulsar la cultura de este país. Pero realmente cada uno puede sacar su propia lectura. No es algo tan marcado. Pero si hay una intención de hablar de lo que pasa en la sociedad española actual.

¿Qué peso tiene la escenografía?

La pieza es una maquinaria donde todos, los siete interpretes, somos engranajes muy heterogéneos e interactuamos con la escenografía, la manipulamos creando diferentes espacios. Es un elemento fundamental.

Fuente: Rut de las Heras Bretín (elpais.com)
Uno de los protagonistas del nuevo espectáculo de Chevi Muraday (Madrid, 1969) convierte los golpes en música, de la misma forma que el coreógrafo madrileño los convierte en movimiento, en baile. Golpes que son las dificultades e impedimentos con las que se encuentra el mundo de la danza y que Muraday quiere plasmar en el escenario. Así, En el desierto, comenzó a gestarse en la cabeza de su creador hace dos años y medio y se estrena el 2 de octubre en las Naves del Español.
Losdedae, la compañía de danza contemporánea dirigida por Muraday, junto con otros participantes como Ernesto Alterio (Buenos Aires, 1970), llevan trabajando esta pieza desde enero. Nueve meses de encuentros, de escucha, de aportaciones de los distintos equipos de trabajo: músicos, intérpretes, dramaturgos… que han hecho que En el desierto crezca bajo la atenta mirada del director que al final es el que encaja todas las partes del puzzle.
Es una obra viva, se ha ido construyendo a sí misma: a partir de improvisaciones que se van fijando hasta llegar al resultado final. La participación de Alterio se debe también a una improvisación. Actor y director lo cuentan como un flechazo profesional: se conocían desde hace tiempo, pero un día... "improvisando, jugando, sentimos que había pasado algo", una conexión entre los dos que, en palabras de Muraday, "no ocurre todos los días". Poco después se llamaron y vieron que el sentimiento era mutuo. En el desierto ya estaba planteado pero Alterio pudo unirse. Quería profundizar sobre el cuerpo.
Tiene formación en danza, aunque esta es la primera vez que se sube a un escenario para actuar en una función principalmente de baile que le permite oscilar entre el movimiento, la música, la palabra. El actor argentino afincado en Madrid, estaba, y está, muy interesado en investigar en estos campos.
La pieza de Muraday es un compendio de distintas formas de expresión, ahí es donde está instalado el coreógrafo madrileño: en la creación, en no detenerse, en demostrar que la danza contemporánea existe, que tiene su lugar y su público. No se queda anclado en la queja por la pésima situación cultural. Busca respuestas. Así surgió En el desierto, de la necesidad de plasmar la situación de la cultura en España. Muraday habla de profesionales supervivientes y luchadores. "No nos conformamos con el árido desierto que nos quieren implantar, sobre todo, porque está lleno de semillas por germinar". Alterio añade: "Los escenarios no son zonas estériles, mientras estemos aquí, nosotros y otros compañeros, existe el poder de creación".
La pieza comienza con una invitación al espectador a observar todo lo que tenían y cómo, a partir de ahí, han ido perdiendo terreno, ha ido disminuyendo hasta verse expulsados y ultrajados. Siete personajes recorren el escenario, se cruzan, interactúan. Ocurren varias cosas a la vez sobre las tablas, en distintos planos (incluso en el oblicuo), en distintos tiempos, lo que le da un toque cinematográfico. Un quijotesco Alterio, cuya silueta y gesto en el escenario recuerda a la de Alonso Quijano cabalgando sobre su inseparable Rocinante —que en este caso no es un caballo—, cuenta que todavía está descubriendo a su personaje. Se ha basado en clásicos de la literatura como en el personaje ideado por Cervantes o en el kafkiano Gregor Samsa.
No hay fronteras en escena: la música, la iluminación y la escenografía cobran tal importancia que son personajes en sí mismos y a la vez son indispensables para entender a cada uno de los protagonistas de esta obra coral. No son tan necesarios los textos, con algunas obviedades, cada bailarín se explica a sí mismo sin palabras. Intentan huir de la incertidumbre en la que viven, cada uno en su propia isla, en su particular Balsa de la medusa —hay muchas referencias a obras pictóricas—. Confluyen y celebran esta unión, tienen un objetivo común, se necesitan.
Muraday cree que hay una línea argumental clara, aunque con tantas interpretaciones como espectadores, considera que el hilo conductor y el tema están muy marcados. Alterio está encantado de estar investigando en el campo de la danza. A ambos, y a todos los que forman el equipo, les espera un mes en el Matadero (hasta el 26 de octubre), quieren seguir demostrando que hay público interesado.
No es lo único en lo que están metidos Losdedae tiene en gira dos espectáculos más: Cenizas y Return —que en 2015 empezará gira internacional—. Además, el coreógrafo y premio Nacional de Danza 2006 ya tiene en mente alguna idea de cara a la celebración el próximo año del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Alterio estrena en octubre en Argentina su última película con Marta Etura Sexo fácil y películas tristes.

Fuente: Javier Yuste (elcultural.es)

El Teatro Español apuesta para la Sala 2 de las Naves de Matadero por una de las obras que mejor acogida tuvo en el pasado Festival Fringe. Los nadadores nocturnos, que estará en el centro cultural madrileño hasta el 28 de septiembre, está firmado por José Manuel Mora (Sevilla, 1978), joven dramaturgo que cuenta ya en su haber con una prolífica carrera y que desde Draftinn, un laboratorio de investigación, experimentación y diálogo de las artes escénicas situado en el barrio de Ventas, ayuda a activar el panorama teatral de la capital. Entre sus múltiples estrenos destacan Mi alma en otra parte (CDN, 2009), La melancolía de King Kong (La Abadía, 2012) y Nada tras la puerta (CDN, 2013). Los nadadores nocturnos, ha sido escrito gracias a una residencia artística en el prestigioso Théâtre de la Ville en París.

¿Quiénes son Los nadadores nocturnos?

Los nadadores nocturnos son un grupo de personas damnificadas por el amor, pero también por lo que esta pasando en este país en este momento, que deciden fundar una orden y vivir cuidándose los unos a los otros.

¿Qué caminos transitó para imaginar esta historia?

Durante un año y medio estuve recopilando muchos fragmentos de historias que leía en la prensa o me contaban algunos amigos o que escuchaba en la calle o en el metro. Historias abortadas, muy simples, como fogonazos. Hechos que han podido tener lugar en estos últimos años, en esta época convulsa de crisis que sufrimos en nuestro país. Con todo ello me propuse escribir una pieza de teatro cuando me invitaron a hacer una residencia en el Theâtrè de la Ville de París.

¿Cómo fue el proceso de escritura?

Quise profundizar en estas historias pero me di cuenta de que tenían que tener poco desarrollo ya que su valor era la inmediatez, ese fogonazo que había en cada una de ellas. Lo importante era el paisaje roto y descompuesto que formaban entre todas y que servía de metáfora de lo que ha sucedido en estos últimos años en nuestro país pero también en Europa y en muchos otros lugares. Ahí surgían varias cuestiones: ¿Cómo una serie de personajes son capaces de vivir en un mundo que ha sido vendido a multinacionales? ¿Cómo es posible vivir historias de amor o vivir con cierta ingenuidad en un mundo en el que todo ha sido devastado? En su momento me impresionó mucho lo de Vodafone-Sol en el metro de Madrid. Lo que vemos en la pieza es un Madrid vendido en el que convergen todas estas historias.

¿A dónde nos lleva todo esto?

A las consecuencias a nivel emocional que tiene en los seres humanos esta hecatombe financiera, esta crisis feroz del capitalismo.

¿La visión que da la obra del mundo es fundamentalmente amarga?

Algo de amargura hay porque es imposible mirar lo que ocurre alrededor sin caer en la desazón. Pero a su vez también hay mucho optimismo en el sentido de resistencia, aunque un optimismo nada ingenuo: pese a todo, seguimos resistiendo. “Es terrible pero me llevas de la mano y viajo contigo”, me decía un espectador. Realmente no es un espectáculo en el que se agreda al público porque, aunque presenta vidas rotas, están tan rotas como las de cualquiera. La diferencia es sutil porque buscamos un sentido a todo esto. Pese a que hay amargura y desconsuelo también hay esperanza. Y me ha sorprendido muchísimo el montaje porque además de constituir todo un paisaje poético de un nivel estético impresionante, funciona con mucho humor.

¿Qué le parece que esta obra lleve la etiqueta de performance?

Carlota Ferrer, la directora, y yo trabajamos juntos muy mano a mano. Aunque ella es la responsable de la puesta en escena, la coreografía y la dirección del espectáculo y yo me ocupo del texto, en realidad hacemos un trabajo muy de pasarnos la pelota el uno al otro. Realmente la performance es una herramienta teatral más. Aquí tiene que ver con que, a medida que la pieza avanza, en realidad no estamos viendo tanto al personaje en un sentido aristotélico en el que tiene un desarrollo y cumple un objetivo dentro de la fuerza del drama. En realidad lo que vemos son actores que comparten con el público su vida, sus dolores, sus alegrías, sus conflictos... Después, a nivel estético, Carlota es una mujer que ha trabajado con muchos directores y que se ha curtido con creadores de vanguardia. Está muy metida en el mundo de las artes plásticas y visuales. Además, hay más elementos con reminiscencias a un teatro performativo como la idea de recoger un texto polimorfo con muchas voces, personajes, situaciones...

La obra vuelve a Matadero tras el Fringe...

Yo estoy muy contento de estar en el Teatro Español y en Matadero. Matadero es uno de los sitios mas interesantes e importantes que he conocido a nivel arquitectónico, técnico... Está a la altura de los mejores lugares teatrales de toda Europa. La Nave 2 de Matadero es una maravilla. Después, la idea de que un espectáculo del Fringe puede transitar hacia la programación regular es absolutamente necesaria y muy interesante, porque ayuda a que haya cierto tejido teatral y a que los festivales no solo sean un lugar de mera exhibición sino que también sean un lugar de encuentro y salgan espectáculos que se incorporen a la cartelera de los teatros. Nuestra presencia en Matadero es un deseo sobre todo del director de producción del Teatro Español, Marc Martí y del nuevo director de la institución, Juan Carlos Pérez de la Fuente, que ha sido generosísimo con la propuesta y muy entusiasta.

¿Ha ganado el montaje con el tiempo?

Tampoco ha tenido tanta vida. La obra tuvo la residencia para en el Theâtre de la Ville pero solo a nivel textual. Después se estrenó en el Fringe, luego ha pasado por la FiraTàrrega un fin de semana y lo han seleccionado también para el Festival Quijote de París pero para el próximo año. Cada día con más poso, con más peso y con más solera pero está realmente recién estrenado. Los actores de todas maneras hacen un trabajo formidable. Merece la pena por el nivel de la puesta en escena y el nivel de implicación, la energía y la entrega de los actores que es algo poco común en la cartelera o, al menos, yo no lo veo con tanta frecuencia.

Fuente: Clara Morales (elpais.com)
Son cuatro actores, pero parecen 20. Un indigente que aparentemente escucha voces, un supuesto barrendero, un hombre perseguido por un presunto admirador, un individuo de aspecto sospechoso con gabardina y maleta. Todos ellos, y muchos otros son Roberto Álvarez, Fele Martínez, Luis Zahera y Gorka Otxoa. La multiplicación que tiene lugar en Continuidad de los parques viene de la dirección de Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975) y el texto efervescente de Jaime Pujol. Cuatro actores y un césped artificial bastan para captar la fauna de un oasis en mitad de la ciudad y reproducirla en las tablas de las madrileñas Naves del Español, en el Matadero, hasta el 27 de abril. Ninguna relación, por cierto, con el relato del mismo nombre de Julio Cortázar. "En otro momento he dicho que compartía con él la circularidad y ya escribieron que era una versión. Así que ahora digo que no tienen nada que ver, por si acaso", aclara Peris-Mencheta.

Información útil

Continuidad de los parques, de Jaime Pujol, dirigida por Sergio Peris-Mencheta. Con Roberto Álvarez, Fele Martínez, Gorka Otxoa, Luis Zahera.
Dónde: Sala 2 de las Naves del Español, en el Matadero. Paseo de la Chopera, 14, Madrid. Metro Legazpi. 
Cuándo: De martes a sábado a las 20:30, domingos a las19:30.
Precio: 22 euros. Martes, miércoles y jueves, 25% de descuento.
Entradas 22 €. Martes, miércoles y jueves 25% de dto - See more at: http://www.teatroespanol.es/programacion_teatro_espanol_madrid/ficha/continuidad-de-los-parques?id_agenda=305#sthash.o8f73jJP.dpuf
De martes a sábado 20:30h. y domingo 19:30h.
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De martes a sábado 20:30h. y domingo 19:30h.
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De martes a sábado 20:30h. y domingo 19:30h.
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De martes a sábado 20:30h. y domingo 19:30h.
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"Este es un paréntesis en la ciudad, un lugar hecho para desconectar del ruido, encontrarse con uno mismo y de paso encontrarse con el otro, o viceversa". Sobre el banco que acoge todas las citas se lee "Me" y "You"; en la farola, imitando los signos estadounideses, una flecha indica "Your way" y otra "My way". El montaje es también un fresco paréntesis en la gravedad que parecía haberse instalado en la carrera del actor y director con el éxito de Un trozo invisible de este mundo, escrito y dirigido por Juan Diego Botto. Un retrato de las cloacas del primer mundo que, a falta de conocer los finalistas definitivos de los premios Max (se harán públicos el 27 de marzo), opta por el momento a seis estatuillas.
Pero ahora toca comedia. Otxoa y Martínez, hechos a las risas, marcan el ritmo de los ocho cuadros de la obra. Álvarez y Zahera, menos habituados a estas lides, lo siguen sin perder el compás. "Esto es un juego, así nos lo explicó el primer día el dire, y así está hecho el texto", afirma Otxoa. Mencheta utiliza los mismos términos: "Me quedé jugando con [el escritor francés George] Pérec en Incrementum, que es un jugón de las palabras, y ahora con Jaime [Pujol] que es un jugón de las situaciones".
Abracadabra y nada es lo que parece en los efectos orquestados por director de escena. Las flores brotan del suelo, un año pasa en un día (la primavera por la mañana, el verano a primera hora de la tarde, el otoño al atardecer, el invierno por la noche) y la actriz y cantante Marta Solaz parece tener mil voces gracias a un "aparatito", el looper, que permite grabar y superponer sus canciones a capella y en directo. El escenario tiene algo de circo de una pista —Solaz es, de hecho, la maestra de ceremonias—. Quizás por los talleres de clown y de magia que sentaron las bases del montaje. Quizás porque los personajes deContinuidad de los parques tienen doble fondo, una máscara detrás de la anterior.
Como los actores. Por eso Otxoa habla de un proceso "al límite": "Cómo llegar a un personaje sin apoyarse en tu zona de comodidad. Probar, dar vueltas y vueltas y vueltas eternamente hasta encontrar el punto". "Hemos trabajado desde la entrega absoluta y sin condiciones", explica Álvarez, que se autodenomina "el veterano" y entona una oda al "lenguaje diferente" de Mencheta y su compañía Barco Pirata: "Si yo estoy aquí es porque un actor envejece si no está cerca de la gente que está probando cosas nuevas. Eso encontré en los espectáculos de Sergio. Le pedí por favor que me incluyera en el siguiente y aquí estoy". Sergio sonríe. Pero Luis Zahera (Celda 211) viene pronto a romper la emotividad: "Yo estoy por la pasta", suelta con marcado acento gallego el gamberro del cuarteto, que interpreta, entre otros, a Matías, un sin hogar furibundo y emocionante... que trae sorpresa.
Pero cómo, ¿Peris-Mencheta no habla de política? El actor ha recibido elogios y críticas varios por su costumbre de defender sus opiniones sobre este campo en público. La última, en su discurso al recoger en Mérida el premio Ceres al mejor director por Tempestad y Un trozo invisible de este mundo el pasado verano. Entonces le cantó las cuarenta al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, en forma de ficticia llamada telefónica. Esta vez su trabajo parece más cerca del "humor británico" que del teatro social. Pero un momento. "El montaje habla del encuentro de los seres humanos en una época en la que parece que cada uno va a lo suyo, porque no queda otra para sobrevivir. Pero otra de las soluciones en crisis es juntarse, como en teatro". Ah, eso es otra cosa.

Fuente: abc.es
Las Naves del Español, en Matadero Madrid, acogen del 17 al 20 de octubre, la XIV edición del Salón Internacional del Libro Teatral, que organiza la Asociación de Autores de Teatro y en el que se convoca a instituciones, asociaciones, editores y libreros para que oferten sus publicaciones. El encuentro pone al alcance de los lectores durante cuatro días una amplia oferta de publicaciones teatrales (textos dramáticos, estudios teóricos, revistas, manuales técnicos, etcétera) a través de más de treinta expositores, dando así la oportunidad a los autores y editores de presentar sus novedades. Además de la participación española, el Salón cuenta este año con varias entidades públicas y privadas de siete países distintos: Archivo Nacional de Teatro y Cine del Ateneo Puertoriqueño (Puerto Rico); Editoriales Biblos, Colihue, Corregidor y Galerna (Argentina); Esenología, A. C. y Fondo de Cultura Económica (México); Internacional Theatre & Film Books (Holanda); y Revista Estreno (EE.UU).
Entre las actividades destacan la entrega del Premio a la Mejor Labor Editorial –concedido en esta ocasión a Ediciones Cátedra– y se rendirá homenaje al dramaturgo catalán Josep María Benet i Jornet, nombrado socio de honor de la AAT.
El jueves 17 se celebrará un concurso de teatro exprés. Los participantes dispondrán de tres horas para escribir in situ un texto teatral, cuya lectura posterior no deberá exceder los diez minutos. La obra deberá atenerse a una serie de requisitos de carácter formal que se harán públicos justo antes de comenzar el certamen, si bien los contenidos y su tratamiento serán totalmente libres. El premio está dotado con 1.000€ y la lectura dramatizada en el acto de clausura del Salón.
Habrá, además un encuentro de autores y traductores, charlas individuales y debates que abordarán temas como la traducción de la dramaturgia contemporánea en Europa. El Salón incluye también varias lecturas dramatizadas: «La final», de Paloma Pedrero; «Seca sangre», de Guillermo Heras; «El librero de Azaña», de Miguel Murillo; «Inversiones», de Ángel Solo; o «Balconing», de Eugenio Asensio Solaz. Las obras serán intepretadas por actores como María Luisa Merlo, Víctor Ullate o Amparo Pamplona.