La pesadilla del 'El montaplatos' despierta con Animalario



Animalario recupera la obra de Harold Pinter El montacargas, una pesadilla cómica, en la que el autor sublima su obsesión por los juegos de poder y los espacios cerrados que revive con Alberto San Juan y Guillermo Toledo, bajo la aguda batuta de Andrés Lima.
La compañía, que salta con facilidad de los textos originales al repertorio de grandes autores, se rinde por gusto y por necesidad al texto de Pinter, una historia absurda de obediencia y servidumbre, ha resumido Andrés Lima, ganador de tres premios Max que hace doblete en Madrid con Elling.
El montaplatos se basta con dos hombres encerrados en un sótano, San Juan y Toledo, que irán desgastando sus relaciones hasta el grado del histerismo, mientras llegan órdenes de exóticos menús a través del mecanismo que da título a la obra.
"Son dos personas acostumbradas a la violencia y es una reflexión sobre la posibilidad o la no posibilidad de amistad, solidaridad o rebelión. Hay un trasfondo bíblico importante, como si fueran Caín y Abel", ha subrayado el también director de la exitosa Urtain.
Mientras se produce la degradación humana, El montaplatos, tercer protagonista de la obra, sigue implacable en su mutismo. "Podría ser tu jefe, el Papa, el presidente, Dios, tu mujer, tu marido o tu padre", ha aseverado Lima.
O quizá el miedo a la muerte: "Al final son dos hombres con la tremenda angustia, tensión y miedo a la muerte y cómo lo ocultan. Es una metáfora de la vida humana, en la que la única salida para eso es reirse".
Su apuesta escénica es hacer sentir al espectador en ese zulo, ese sótano misterioso y mortal. El gusto por esta obra viene por la modernidad del texto de Pinter, del que Lima considera deudora a sus compañeros de generación.
"Es más irónico y más ácido que Chejov", ha asegurado el director, y siempre se ríe de nosotros porque en el fondo somos todos tontos, ha proseguido sobre una obra que, no en vano, en una traducción literal del inglés se titularía El camarero tonto.
Pinter, ganador del premio Nobel de Literatura en 2005 y experto en obras como ésta o The Room, en encerrar a sus personajes entre cuatro paredes y llevarlos al límite, era muy hábil en exprimir tensión a través de los silencios.
Y en una sociedad de frenesí, nunca está de más recurrir a la famosa pausa pinteriana, aunque Lima la ha evitado en la medida de lo posible para no caer en exceso en la solemnidad.
Alberto San Juan fue quien propuso a Lima la idea de hacer un montaje de esta obra al sentirse atraído por una relación humana en la obra que le hacía buscar no la caricatura ni el personaje, sino la persona. Lo que pasa es que las personas pueden no expresar nada o hacerlo de forma descontrolada.
"La idea es que todo sea más cómico cuanto más dramático y más dramático cuanto más cómico", ha resumido el ganador del premio Goya por Bajo las estrellas.
Y en esa dinámica de humillación, su compañero Guillermo Toledo será el elemento disidente, que se cuestiona su trabajo para el poderoso, cómo son piezas para perpetuar ese poder y, si la humillación está empezando a ser insoportable, ha concluido este actor.
Fuente: EFE vía www.lavanguardia.es

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