EL DESPERTAR DE LA PRIMAVERA
LIBRETO y LETRAS: STEVEN SATER
MÚSICA: DUCAN SHEIK
ADAPTACIÓN: DAVID PINTÓ
DIRECTOR: MARC VILAVELLA
COREOGRAFÍA: ARIADNA PEYA
INTÉRPRETES: ELISABET MOLET, MARC FLYNN, ELOI GÓMEZ, LAURA BAZA, JANA GÓMEZ, DÍDAC FLORES, MARC UDINA, ÀLEX SANZ, CLARA SOLÉ, MIREIA COMA, ROC BERNARDÍ, BITTOR FERNÁNDEZ, CLARA GISPERT, MINGO RÀFOLS y ROSA VILA
DURACIÓN: 2h 30min
PRODUCCIÓN: ORIGEN PRODUCCIONS
TEATRE GAUDÍ
Bien dicen que la buena confitura se encuentra en los tarros pequeños. El despertar de la primavera es sin duda el musical de la temporada. Y aunque, en un primer momento, al leer la sinopsis pensemos en que estamos delante de un espectáculo destinado al público adolescente, nada más lejos de la realidad. Sí que es verdad que el despertar sexual es un problema de esta edad, pero los temas secundarios son mucho más interesantes que el principal: la incompresión, la falta de diálogo, el sometimiento de la razón a los dictamines de la religión, la amistad, los sueños... en definitivamente los principales problemas a los que se enfrenta el ser humano independientemente de cuál sea su edad.
Con un elenco de jóvenes promesas del teatro musical catalán, entre los que destacan: Elisabet Molet, la ingenua protagonista de la historia principal, una mezcla de inocencia y de ganas de vivir. Impresionante la capacidad de recursos interpretativos que se despliegan con sólo una mirada. Elisabet otorga a su personaje una ternura inusitada que despierta en el público empatía al instante. De la misma manera que lo hace Eloi Gómez con su personaje Moritz, quizás la historia más potente de los "secundarios". Brillante interpretación de un personaje que es un caramelo con esquinas afiladas. Más en la sombra pero emitiendo una potente luz propia, Dídac Flores como Hanschen, que imprime la energía suficiente para levantar las escenas más pausadas. Fantásticos también, aunque las tablas se notan en la manera de pisar el escenario, un divertidísimo Mingo Ràfols y una sobria Rosa Vila.
El escenario del Teatre Gaudí se queda pequeño por momentos. Demasiados actores que comparten un espacio que ha sido milimetrado especialmente para cada movimiento. Sufrimiento en determinades escenas a los "afortunados" que se encuentran en primera fila. Ariadna Peya firma una coreografía precisa, imaginativa y que, ayudada por el potente diseño de iluminación de Dani Gener nos regala una excelente puesta en escena. Nada que envidiar a los espectáculos que se realizan en escenarios el doble de grandes. Guión, crítica, y quizás espectáculo, aparte necesitaría la teclista, "directora de orquestra", quizás excesivamente entregada a su trabajo, un espectáculo en sí misma. El despertar de la primavera es un rato de buen rollo magnífico. Hasta el 12 de febrero!
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