“Vivo en un mundo que no entiendo”



El actor Juan Echanove y el director Calixto Bieito reinciden con nocturnidad en un encuentro escénico con sede en el teatro de La Latina. Ya se tomaron el pulso en Plataforma, una provocadora obra de Michael Houellevecq. Y ahora se lanzan con la reina del underground, la pianista, cantante y compositora Maika Makovski, al inquietante territorio de la literatura de Edgar Allan Poe con Desaparecer.
El actor es capaz de decirle a Bieito y a Lluís Pasqual un sí sin saber qué le van a pedir. “Es hacer algo a cambio de riesgo, hay determinados directores con los que se pueden hacer saltos mortales”. Con Bieito estrenó ayer. Con Pasqual hizo una intensa inmersión en García Lorca en varias ocasiones.
“Con Desaparecer se me ha hecho el regalo más grande que se le puede hacer a un actor, que es acceder a la belleza, algo que nunca pensé que ocurriría, porque lo imaginé como un espectáculo negro, pero estoy en un espectáculo blanco y enormemente bello en el que se habla de cosas terribles”, comenta Echanove.
Lo difícil es determinar cuándo y cómo ha tenido tiempo este ecléctico actor para poner en pie Desaparecer: “Lo he hecho levantándome a las cuatro de la mañana a estudiar, porque todo esto del escenario, de la serie en la que descubro la gastronomía española con mi amigo Imanol, de mi trabajo en Cuéntame…, todo es muy bonito, pero para hacerlo hay que ponerse el mono y subirse al andamio a currar. En muchos hoteles me levantaba a las cuatro de la madrugada, me subía una jarra con café y a estudiar”. Como él cuenta, lo ha hecho palabra por palabra, poema por poema, todo con una constancia necesaria e imprescindible: “Pero todo me ha empujado a pensar que estaba ante algo excepcional y tenía que darme caña y darle todo a este trabajo”.
Un trabajo en el que transita por textos como El cuervoEl gato negro,El demonio de la perversidadManuscrito hallado en una botella, poemas varios y fragmentos tomados de aquí y allá entre los textos de Poe. “Estamos ante un poema-concierto en la niebla sobre la atracción del abismo”, dice. “He llegado a la conclusión de que Poe no es un autor del terror, es un autor del miedo, del miedo a lo que podemos hacer, a lo que podemos sentir, muestra el vértigo que se puede tener por cruzar o no al otro lado”. Echanove pasa de la excitación, al hablar de su trabajo, a un susurro introspectivo: “En el ser humano hay una atracción a hacer las cosas mal, a traicionar, a violentar, a matar, y todo eso es el mundo de este tío, que era un enfermo autodestructivo, pero que lo utilizaba para escribir y vender libros”.
Lo que no se quita de la cabeza es esa extraña sensación inmaterial que vive cuando interpreta este montaje en medio de una densa niebla: “Es como si nadaras en la bruma, como si estuvieras muerto, y eso es mejor que un polvo y que dos, es una sensación sexual de un placer infinito… Es la atracción del abismo”.
Echanove es de los que no tiran la toalla ni por equivocación, aunque reconoce que el momento actual le desconcierta mucho: “Vivo en un mundo que no entiendo, tengo la sensación de que vamos en un tren que se dirige a un sitio chungo, que ha descarrilado y nos empeñamos en ponerlo en la vía para seguir a nuestro destino chungo; nos hemos metido en un túnel, y además estamos empeñados en cambiar nuestro destino al tiempo que queremos arreglar las cosas para seguir como siempre, y eso nos va a pasar factura”, sentencia.
“Mi misión en la vida es hacer teatro, lo que requiere un compromiso, una preparación, una manera de estar y de ser. Viviría muy cómodo no haciendo teatro, pero debo subir al escenario y arriesgar, yo voy a muerte, no puedo desmerecer. Mientras esté arriba nadie me va a decir que estoy por casualidad, sino porque es donde tengo que estar y donde estaré siempre”.
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario