"El bailarín del s. XXI tiene que ser capaz de bailarlo todo"



Con una actitud más cerebral que estética se presentó ayer en Barcelona el flamante director de la Compañía Nacional de DanzaJosé Carlos Martínez (Cartagena, 1969), quien ha abandonado su estatus de estrella de la Ópera de París para emprender una nueva singladura al frente de la formación que dejó –no sin desaire– Nacho Duato, cuando el Ministerio de González Sinde le exigió que se abriera al repertorio clásico. Con las ideas claras y una actitud pacienzuda para llevarlas a la práctica, José Carlos Martínez hace su debut catalán este fin de semana en el Auditori de Sant Cugat, donde desea prolongar la relación estable de la CND desde 1996.
Viene con un repertorio que se ocupa tanto de la creación española, con una pieza de Annabelle López Ochoa, como del neoclásico –con Artifact II de Forsythe– y del contemporáneo, con Walking Mad de Johan Inger.
Sí. Mi visión de la danza es bailar de todo, y ser el motor de la danza en España implica que la compañía sea capaz de hacerlo. Las compañías en el mundo ya no son clásicas como antes: está habiendo un perfil de bailarín como elemento de trabajo, con una técnica de base clásica pero que no se limita a eso. Estamos en el siglo XXI. Eso es hacer que evolucione la danza. Y sí, nuestra misión es recuperar coreógrafos de aquí; hacer posible que el público descubra a coreógrafos como Johan Inger, cuyas piezas ya están en el repertorio contemporáneo, y después abrirnos a nuevos estilos, que en el caso de la CND es un camino inverso, abordando cosas más académicas como ese Artifact de Forsythe, de 1984, que juega con el vocabulario clásico.
Con zapatillas de punta.
Exacto. Ya sé que la gente pretendía que volviéramos a las puntas, pero no se trata de hacer inmediatamente Giselle o El lago. Estamos empezando a trabajar y esa pieza de Forsythe es una buena opción para la transición: tenemos ahí dos parejas en puntas. Y además es una forma de respetar el pasado de la compañía, pues Duato también la programó.
¿Es factible así calzarse las puntas en esta compañía o, como asegura Ángel Corella, lo tiene usted difícil ya que después de tantos años eso va a doler?
Duele, sí, pero es un trabajo que hay que hacer. Y fíjese que yo pensaba que la cosa iría más lenta. De hecho siempre ha habido clases de clásico en la CND, con profesionales residentes e invitados. Ahora, sencillamente, hemos añadido un cuarto de hora más para puntas, separando chicos y chicas. Y piense que, para Artifact, el repetidor de Forsythe no escogió a ninguno de los tres nuevos bailarines que llegan del universo clásico: quería una danza más física, con caída, de manera que eligió a gente que llevaba años sin ponerse las puntas. Pero es como ir en bicicleta, no se olvida. Las propias bailarinas se han quedado sorprendidas de ello.
¿Cómo se ha encontrado la compañía?
Sin ninguna actuación prevista. Pero la dificultad no han sido los bailarines, que están motivados, sino la crisis. Y encima estamos sin repertorio porque no podemos bailar las piezas de Duato porque no quiere que se representen, lo que nos obliga a avanzar más rápidamente. En cualquier caso, la compañía está más cerca de la realidad internacional: no era cierto que todos los bailarines tuvieran el mismo perfil; los hay que no han olvidado el repertorio clásico que hacían antes en otras compañías. Hay una variedad interesante para los coreógrafos que puedan venir.
¿Le resulta chocante que haya pasado dos décadas sin bailar clásico?
Era la opción que se tomó, porque Duato lo dejó claro. Lo que me choca esque en España haya la costumbre de tirar por la borda todo lo que se ha hecho antes. En la Ópera de París, una institución de trescientos años, todo suma y nada resta. A lo mejor vengo con unas ideas un poco francesas, europeas...
¿Entiende que Duato haya reaccionado rompiendo con la compañía?
Entiendo que le habría gustado seguir. Lo que no entiendo es por qué no quiso hacer la apertura que le pedían, invitando a otros coreógrafos. Tenía razón cuando decía que la compañía perdería la identidad que él le había dado, pero no creo que tratándose de la única compañía nacional fuera esa la que le correspondía.
¿Ha hablado con él? ¿Cómo va a convencerle para que ceda sus piezas de nuevo?
Nos saludamos en la proyección del documental sobre sus últimos días en la CND pero no hubo tiempo de hablar. Lo primero es dejar pasar tiempo. Sus últimas declaraciones apuntan a que con el nuevo ministerio estaría dispuesto a negociar. Nosotros en la CND tenemos los trajes y las escenografías de sus coreografías y cuando se monta algo suyo nos las piden y estoy dipuesto a prestarlas. Porque es un patrimonio español que hay que exportar. Es necesario colaborar y sé que en el futuro lo conseguiremos. Será como unir lo que se hizo antes en su periodo y lo que se haga ahora. Seríamos casi la mejor compañía del mundo para bailar su repertorio.
¿Tiene alguna pieza predilecta?
Dependerá de lo que se quiera hacer pero White darkness me gusta mucho. Debía haberla bailado en la Ópera de París y al final no pudo ser. Y también me gustaría hacer su Romeo y Julieta, aunque sé que él no quería. De todas maneras, creo que si llegamos a ese punto de poder volver a hacer una coreografía de Nacho, dejaré que sea él quien la elija.
¿Recibe llamadas de gente que quiere unirse a la compañía?
Sí, hay gente que quiere audicionar desde que hemos estrenado en la Zarzuela y han visto que hemos hecho Forsythe, etc., y te dicen: "yo estoy preparado para eso, eso otro lo he bailado'. Pero tengo un problema: están los 43 bailarines de la CDN con su potencial y para traer bailarines nuevos tengo que echar a otros. No peudo ampliar. Estoy con esa dificultad de ver a la vez hasta dónde pueden llegar los que están, para así decidir a quién se renueva y a quién puedo traer.
¿Qué porcentaje de españoles hay?
Muy pocos. La mayor parte son gente que venía de trabajar con Nacho y vienen de fuera. Pero tampoco es cuestión de echar a los extranjeros. En todo caso, en igualdad de potencial escogería a un español. De momento ya he hablado con ellos. Saben por ejemplo que si los coreógrafos contemporáneos que vienen no les eligen nunca es que tendrán que empezar a ponerse las puntas. Necesito que la compañía pueda hacer una cosa u otra. Tenemos 9 solistas, pero a veces puedes ser solista para contemporáneo pero no te puedes poner las puntas. De hecho hay gente de la CND-2, la compañía joven, que en un momento dado está de solista. Tal vez en el futuro esa división entre compañías no será tanto por la edad sino por estilos, pudiendo echar mano de ambas para una misma producción.
¿La reforma laboral se lo pone más fácil para despedir a bailarines?
No cambia nada, porque a todos se les acaba el contrato el 31 de julio. Tienen contratos anuales y si quiero echarlos a todos y cogerlos nuevos puedo hacerlo. Pero no me parece que sea lo apropiado empezar de cero, la cosa no va por ahí, hay un potencial. Y sería hacer lo contrario de lo que proclamo.
Usted pasó 24 años en la Ópera de París. ¿No le dio vértigo venir a España, donde la idea de país respecto a la danza es muy otra?
Cada vez que venía me iba diciendo que nunca podría trabajar aquí, pero con el tiempo he visto que es más atractivo venir a un sitio donde todo está por hacer. Hay algo agradabe que me motiva, que es ir buscando soluciones a los problemas. Me da la impresión de que en los cinco meses que llevo a aquí vamos siempre avanzando, construyendo.
¿Incluso en un contexto de crisis, cuando todavía no tienen ni los presupuestos de 2012?
Bueno, es la primera vez que dirijo, así que no puedo comparar. Además, todo el mundo de la danza es consciente del momento que vivimos y están dispuestos a colaborar. A lo mejor dentro de dos años me quiero ir.
¿Tiene un plan b?
Vivo al día. En París quieren que vuelva, me pidieron que fuera maestro de baile en la compañía, pero les dije que quería tener mis propias experiencias. Si lo que hago aquí es interesante y me ofrecen la oportunidad, renovaría dentro de cinco años, pero será en función de lo que pueda hacer aquí artísticamente. También he rechazado hacer coreografías para venir a hacer eso. Y eso me da la posibidad de tirarme a la piscina sin saber si hay agua en la Compañía Nacional. Porque si mi proyecto es inviable me iré y no pasa nada.
¿Había coreógrafos que echaba de menos en la ópera de París y que tendría ocasión de traer?
Christopher Wheeldon y David Dawson ya deberian estar en la Ópera de París y en cambio no lo están y no llevan camino de estarlo. Es cuestión de circuitos. Me encantaría traerlos pero primero hay que traer coreógrafos españoles y tener bailarines que estén listos. Y tenemos pocos medios. Hay un abismo entre lo que em gustaría y lo que puedo hacer. Pero quiero intentarlo, tengo muchos contactos con coreógrafos.
¿Qué le hace falta para poder traer grandes nombres y a la vez ponerse al servicio de coreografos españoles?
Una compañía con un teatro estable. Para poder hacer un programa con españoles, otro con emergentes internacionales, otro con consagrados como Jiri Kylian -de quien haremos un programa completo de tres piezas en junio- y Mats Ek y luego una gran produción. Para hacer cuatro espectáculos al año necesitas un teatro.
¿El Teatro Real?
Podría ser, pero no está en la mente de nadie. Duato pasó 20 años intentando tener un teatro propio, aunque bastaría con que fuera un teatro para la danza. Pero intentaremos crear circuitos para hacer cada tipo de espectáculo: ver si podemos colaborar cada temporada con el Real, tener un programa para este teatro, otro para la Zarzuela y y ver si podemos tener un programa en Catalunya, etc. Así se fideliza al público.
¿Cómo será "El lago de los cisnes" que nos monte en el futuro?
Pienso que la escenografía del ballet contemporáneo debe usarse también en el clásico. Lo que es antiguo no es el vocabulario del ballet sino la forma de representarlo. También he visto que en España hay una visión muy clásica del clásico, pero yo odio el tutú; lo importante es quedarse con la esencia de la pieza.
¿Le veremos bailar o coreografiar?
No está previsto. Mi trabajo es ahora programar y hacer que el público tenga ganas de conocer a mis bailarines. Para dirigir hay que ser generoso y darle a cada persona que va a trabajar contigo su sitio. Si eres bailarín y coreógrafoa la vez pones tu ego, te mezclas con los demás. Es necesario saber ponerte en sengudo plano, aunque tampoco hay mucha costumbre aquí en España, los medios quieren una bandera, la gente quiere verte bailar, que estés delante.
Fuente: Maricel Chavarría (www.lavanguardia.es)

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