Marta Etura: "Me ha costado mucho no saltar al escenario y ponerme a actuar"


Fuente: Laura Martín (elcultural.es)

Marta Etura (San Sebastián, 1978) es actriz. Y desde esta certeza ha enfocado su debut en la dirección con Invierno en el Barrio Rojo, que podrá verse desde este miércoles hasta el 17 de marzo en el Teatro Español. Con la tranquilidad de quien no estrena (la obra se representó anteriormente en la sala Mirador) pero con el nerviosismo de quien es consciente de que es una principiante, esta mujer de sonrisa casi perenne ahora se sienta en la butaca, conteniendo su instinto interpretativo, para ver cómo se desarrolla su función.

Adam Rapp fue finalista al Premio Pulitzer en 2006 con esta historia de un triángulo afectivo, que no amoroso, entre tres personas que se aferran las unas a las otras con la desesperación de la soledad. Desde la humildad, Marta Etura dirige a Gonzalo de Santiago, Aura Garrido y Alejandro Botto a través de este texto, a caballo entre la risa y la angustia, con una producción modesta y un valor como guía: la verdad. 

Invierno en el Barrio Rojo supone su debut como directora. ¿Qué le empujó a bajarse del escenario?
Fue un hecho casual. Me ofrecieron dirigir la obra, la leí y me pareció interesante cambiar el foco de mi mirada, adoptar una mirada externa para aprender sobre mi trabajo. Cuando uno está dentro de la obra, ve las cosas tal y como las está interpretando, como las está viviendo. Ha sido muy gratificante, pero no he querido ser ambiciosa, porque es mi primer montaje. Me he limitado a contar la historia. La apuesta es intimista, todo es muy de verdad, y en una sala tan pequeña el espectador se convierte en un voyeur. 

¿Qué ha sido lo más difícil al mudar de piel?
Me ha costado mucho no saltar al escenario y ponerme a actuar. Es difícil para mí sentarme en la silla, y no interpretar. Me daban ganas de ser todos los personajes. 

La obra ya se estrenó en la sala Mirador, pero ¿cómo se plantea la representación en el Español? ¿Ha cambiado algo? 
Ha habido un cambio fundamental, porque por una serie de circunstancias ahora hay otros actores. El montaje es prácticamente el mismo, aunque el trabajo es más profundo ahora. 

¿Qué le atrajo de la obra?
Estaba muy bien escrita, me hizo reír y me conmovió. Son dos sensaciones muy interesantes, el humor y el dolor, dos cosas que forman parte de nuestra vida. Por mi naturaleza me atrae mucho el comportamiento humano desde un punto de vista antropológico, e Invierno en el Barrio Rojo tiene varias lecturas en ese aspecto. 

¿Cómo ha sido el trabajo con los actores?
Lo he enfocado desde mi posición de actriz. Lo que conozco es el trabajo de actor, y lo he manejado desde ahí, desde donde creía que podía aportar algo. Los personajes masculinos son totalmente opuestos, uno representa la integridad, otro los valores sociales. Por su parte, el personaje femenino, que acaba reventado, habla del maltrato por el dominante masculino. Todos ellos tienen una necesidad brutal de afecto. 

Afecto, no amor. ¿Qué hay del triángulo amoroso?
No es amor, es una falta de afecto. El ser humano no puede vivir en soledad. 

La producción ha sido bastante de andar por casa, tomando prestados hasta muebles de casa de sus padres.
Es que, tal y como están las cosas, y como era mi primer montaje... La obra ha nacido del deseo de trabajar y de generar trabajo. Sin embargo, Cristina Rota, la productora, y el Centro de Nuevos Creadores nos han apoyado mucho. La primera vez que representamos la obra tuvimos una pequeña ayuda institucional, pero ahora hemos recurrido al patrocinio. Creo que el resultado está a la altura, aunque es humilde. 

¿Cree que las instituciones y el Gobierno deberían apoyar más la cultura, o es partidaria de la autofinanciación? 
Es muy importante para una sociedad que las instituciones fomenten la cultura, pero creo que ésta tiene que tener una independencia si no quiere desaparecer en tiempos difíciles como estos. La cultura es fundamental para una sociedad, y tiene que apoyarse en unos mecanismos de autoproducción. Es necesario que creemos nuestro propio trabajo y que podamos montar una obra sólo con el deseo de trabajar. 

En marzo estrena Return en Matadero, una mezcla de danza y teatro. ¿Cómo va a ser?
Me apasiona la danza y llevaba tiempo queriendo hacer algo con ella, y Chevi Muraday me propuso esto. En Return se baila, fundamentalmente, y además hay tres monólogos. Yo bailo, pero no soy bailarina, así que creí necesario meter palabra. El teatro y la danza son dos ramas de expresión que juntas funcionan muy bien, y estoy super contenta con el resultado. 

El domingo es la gala de los Goya. ¿Nos puede adelantar algo?
No, es mejor cuando es una sorpresa. El espectáculo se ha hecho con mucho cariño, para que llegue al público y se promocione el cine español, que se ha visto tan perjudicado por los recortes. Los patrocinadores han desaparecido o han bajado su aportación. Va a ser una gala más austera económicamente, pero sin que se note, porque se trata de que sea una fiesta del cine español.

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