David Mamet dispara a Hollywood



Fuente: Miguel Ayanz (larazon.es)
Que David Mamet (Chicago, 1947) haya sido uno de los guionistas más mimados por Hollywood no le ha impedido al autor de Glengarry Glen Ross y El búfalo americano, y de guiones como el de Los intocables de Elliott Ness, lanzar al sistema más de un dardo cargado de intención. Lo hizo en State & Main, anatomía de un rodaje llevada al cine en 2007, y en Speed the plow, un texto teatral de 1988 que regresa a la escena española, donde se ha visto en varias ocasiones. Esta nueva versión, a cargo de la compañía Ornitorincs, que dirige Jaime Pujol, lleva el título de A por todas y llega al Círculo de Bellas Artes tras estrenarse en la Comunidad Valenciana.
Una secretaria ingenua

En A por todas, Mamet presenta a un director y un productor de cine de vuelta en la vida y vendidos al poderoso caballero –ya saben, todo por y para el dinero– que podrían hacer algo auténtico por una vez gracias a una ingenua secretaria que les descubrirá un guión cargado de ideales. "Es prácticamente un cuento moral –explica Pujol de la historia–. Los entresijos que Mamet conoce son los del mundo hollywoodiense y utiliza la historia de dos productores muy potentes econonómicamente que tienen la posibilidad de hacer una película muy comercial y ganar mucho dinero. Es algo que podría ocurrir en cualquier otro ámbito, porque en definitiva de lo que se trata es de la irrupción de la honestidad, de la ética, de los valores, dentro de ese mundo lucrativo y de los negocios". Un mundo que podría ser cualquiera y en cualquier otra parte, aclara el director. "De hecho, hemos realizado una traslación a España: es una oficina, pero podría ser un supermercado, una trastienda...". Habrá así guiños al cine español y cambios en los nombres de los personajes, Lobo, Barrios y Clara en esta adaptación, a los que dan vida Diego Braguinsky, Enrique Arce y Silvia Marty, respectivamente. El primero, además, es coautor de la versión junto a Pujol. "Representan la lucha entre el idealismo y el materialismo", explica el director.
Mamet, un autor que puede viajar de la dureza de Oleanna a la sátira vodevilesca de Noviembre, encuentra en este texto un terreno intermedio, asegura el director. "Tiene momentos de brillantez y de cinismo que te divierten. Siempre está el lenguaje de Mamet, que es corrosivo al cien por cien. Y luego hay momentos de auténtica profundidad y dramatismo. No olvidemos que todo les ocurre a los personajes porque están solos".

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