TOT
CREACIÓN Y DIRECCIÓN: RAFAEL SPREGELBURD
TRADUCCIÓN: MARC ROSICH
INTÉRPRETES: CRISTINA CERVIÀ, TONI GOMILLA, DAVID PLANAS, ALBERT PRAT y MERITXELL YANES
PRODUCCIÓN: EL CANAL-Centre d'Arts Escèniques de Salt/Girona, PREMI QUIM MASÓ, PREMI PROJECTES ESCÈNICS DE L'AJUNTAMENT DE PALMA, MENTIDERA TEATRE y PRODUCCIONS DE FERRO
TEATRE LLIURE GRÀCIA
Querer explicarlo Tot tiene sus inconvenientes. Ya lo explica el refranero popular que quien mucho abarca poco aprieta y este dicho define a la perfección esta obra. Proyecto arriesgado el de Rafael Spregelburd que en dos horas corridas y en tres actos ha querido mostrar, a través de fábulas los principales dilemas/problemas que la sociedad actual atraviesa.
En la primera fábula nos enfrentamos a la burocracia estatal, al más puro estilo de 'Vuelva usted mañana' de Larra. Argumento complicado pero que gracias a unos diálogos bastantes bien trabados incluso despierta la carcajada a más de uno de la sala. En la segunda fábula nos enfrentamos al poderoso caballero don dinero, y nos incita a pensar que todo lo que nos rodea es un negocio. La atención decae, al igual que el ingenio de sus diálogos, demasiadas ida y venidas, preguntas sin respuesta y intento de hacer avanzar una acción que se ha estancado por los siglos de los siglos. Pero para rematar el empacho, la tercera fábula mezcla la religión con las supersticiones para traer a colación que, (oh novedad!) la religión o las diferentes religiones es una superstición más de los hombres.
Spregelburd vuelve a contar con la compañía Mentidera Teatre, con la que ya cosechó un gran éxito en su obra Lúcid, pero que esta vez ni los mismo intérpretes de la obra han encontrado el rumbo de sus personajes y sus intentos por llegar a buen puerto fracasan en todo momento. El vacío escenográfico tampoco les ayuda mucho, tres cambios de atrezzo que sirven de bien poco ante un texto escasamente maquillado.
Tot podía haber sido una gran obra y un buen montaje, pero el resultado nos deja un ejercicio pretencioso y sinsentido. Una lástima para un autor del que esperábamos más que un simple viaje por la superficialidad. Quizás encontremos en Buenos Aires la parte Lúcida que esperábamos encontrar en Tot.
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