Sencillamente, David Mamet


En el escenario hay más cacharros que en el Rastro. La obra American Buffalo, del dramaturgo David Mamet, se desarrolla en una vieja tienda de objetos de segunda mano en la que pierden el tiempo tres tipos que quieren hacer algo que les viene grande. Un penacho de plumas, un taburete de 'skay', una lámpara hecha polvo y, en un rincón, estampitas de la Virgen de la Mercé... un toque de casa en la América profunda de Mamet.

Julio Manrique, quien sustituyó a Calixto Bieito al frente del Teatro Romea de Barcelona, dirige a tres de sus amigos, Ivan Benet, Pol López y Marc Rodríguez, en un montaje que produjó el Teatre Lliure y que se llevó muchos aplausos en la Ciudad Condal.

Los cuatro estarán desde el día 10 de marzo hasta el 20 en La Abadía defendiendo un texto por el que sienten debilidad. "Todo lo que ha escrito Mamet es muy potente y muy rico para el juego con el actor", explica Manrique, que espera pasárselo muy bien en su parada madrileña y que los espectadores disfruten tanto como ellos lo hacen.

"Es un autor que deja que hablen los personajes y no se mete demasiado por medio. Deja que vayan haciendo, que se equivoquen... no se obsesiona por desplegar una tesis". Todo un regalo para quienes se visten con sus roles: "Para mí como director y como actor que también soy es muy gustoso", añade.

Pero un reto que no es nada fácil. American Buffalo se estrenó en Chicago en 1975 con un reparto en el que estuvo William H. Macy, en 1977 llegó a Broadway con Rovert Duvall, en 1981 con Al Pacino y, en 1996, con Dustin Hoffman: "Es algo que conseguimos olvidar, pero quien lo tenía peor era Marc, que lidiaba con el diablo Teach, el personaje que habían hecho Al Pacino o Dustin Hoffman", reconoce el director. "Al principio, sí le hicimos alguna broma, pero como a mí como me gusta más como lo hace él que Al Pacino...", asegura entre risas.

¿Y quién es este Teach? Es el mismísimo diablo. Pero un demonio que tienta pero no da tanto miedo como el original. Su actor, Marc Rodriguez, lo describe como un tipo que se dedica a justificar por qué no hace nada, con grandes discursos vacíos en los que sólo importa la actitud. ¿Algún parecido con la realidad de hoy? "Algunos políticos, por ejemplo. Pero todos podemos ser así en un momento dado, te tienes que dar cuenta cuando te estás justificando por algo o quieres tener la razón por encima de todo". Y sus peroratas le caen al bueno de Don (Ivan Benet), un hombre parco en palabras, propietario del establecimiento, y que trata de ser el tutor del joven Bob, el chico de barrio al que quiere sacar de la calle.

"Es una tragicomedia y a mí la combinación de estas dos palabras me seducen bastante", añade Benet, que piensa que 'American Buffalo' ofrece lo que hoy no dan muchos montajes. Fuera artificios y bienvenidos los buenos textos y la interpretación: "Tiene esta cosa del 'vintage', demirar un poco hacia atrás y de ver que estamos igual o peor. Que Mamet no deja de ser un visionario y, al hablar del mundo de los negocios, expone el capitalismo, y hoy estamos en su máximo esplendor. Merece la pena mirar qué estamos haciendo en este mundo".

Como siguen importando unos diálogos en los que el actor pone de su parte toda su buena escuela. Termina Bob (Pol López), el chaval descarriado: "La experiencia es una pasada. Tienes que ser muy fiel a las intenciones que hay en el texto y olvidarte de ti. Ser lo más tenaz para conseguir llenar esas palabras, que son las de David Mamet. Tú estás supeditado a ellas".


La crítica (en catalán) de su paso por el Lliure:

http://butaquesisomnis.blogspot.com/2010/02/american-buffalo.html


Fuente: Virginia Hernández (www.elmundo.es)

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