Buenos Aires, el espejo teatral de Madrid


Fuente: José Luis Romo (metropoli.com)

Más que Broadway o el West End, Buenos Aires y su mítica calle Corrientes es el espejo en el que a cualquier profesional de la escena española le gustaría mirarse. Para el argentino ir al teatro es algo tan usual como tomar mate o, valga el tópico, visitar a su psicoanalista y eso, cuando aquí se desploma la asistencia a las salas (los datos de FAETEDA hablan de un 31% menos de espectadores en el primer trimestre de la temporada) debido a la crisis y el arrollador IVA cultural causa una sana envidia. La abrumadora oferta escénica de la ciudad porteña no sólo es apetecible por sus grandes nombres sino también por su sólido circuito Off, una red que poco a poco también empieza a hacerse fuerte en Madrid inspirada por el modelo bonaerense. Un sistema que podríamos resumir en: haga teatro como pueda y donde sea.


Pablo Messiez: "Vivimos el florecimiento de un nuevo modo de crear"


Por ello, hay que celebrar la aportación de la numerosa comunidad argentina que se ha establecido en nuestra escena en los últimos años. Las visitas de gurús como Tolcachir o Veronese son cada vez más frecuentes (el primero traerá en octubre a Avilés, su versión de Emilia con actores españoles; y el segundo ha triunfado esta temporada con Los hijos se han dormido y su adaptación de ¿Quién teme a Virginia Woolf?) y nuevas voces como la del lírico Pablo Messiez han echado raíces en el teatro independiente español. "Yo vine hace cuatro años por amor. Iba a estrenar Muda aquí y me encontré con gente con la que me daba mucho gusto trabajar. Sentí que había mucho por hacer e intuí que iban a pasar cosas nuevas... como así ha sido. Vivimos el florecimiento de un nuevo modo de crear", explica el dramaturgo. Messiez decidió quedarse y ahora, mientras prepara el estreno de su nueva obra, Las palabras, tiene otras dos piezas en cartelera madrileña: Muda en el Sol de York y Las plantas, en la Sociedad Cervantina Sociedad Cervantina.
Aplaudido por su adaptación de Las criadas en el pasado Festival de Otoño, este dramaturgo y director considera muy positivo que en Madrid haya comenzado a hacerse teatro en garajes o pisos, algo ya común en Buenos Aires gracias a compañías como Timbre 4. Sin embargo, no cree que se esté desarrollando una 'argentinización' de nuestra cartelera. "Eso es un tópico y, como todos los tópicos, tiene algo de verdad... pero en Edimburgo se hace teatro en pisos y no se habla de argentinización del teatro escocés. Sí que creo que en la ciudad se están desarrollando nuevos formatos y que la mirada se ha abierto otras formas de crear. Por suerte, los medios lo están reflejando porque, ahora, lo importante es que esto no se quede en algo endogámico, lugares a los que sólo va la profesión".
Tomás Pozzi: "Cada vez hay más teatros en lugares no convencionales. Aquí cuando uno quiere actuar, ya no tiene que esperar a que lo llamen"
Colaborador habitual de Pablo Messiez, el actor Tomás Pozzi es otro de los argentinos que triunfa en la capital gracias a La Chunga, uno de los grandes éxitos de la temporada que ha prorrogado en el Teatro Español hasta el 30 de junio. El intérprete echa de menos de Buenos Aires su gran oferta ("en un fin de semana puedes ver 400 espectáculos. Es una locura") pero también coincide con Messiez en que algo se mueve en Madrid. "Cada vez hay más teatros en lugares no convencionales y eso me parece fundamental. Creo que es el camino que nos toca. Aquí cuando uno quiere actuar, ya no tiene que esperar a que lo llamen. Se ha adaptado de Sudamérica esa filosofía tan sana de que uno genera su propio trabajo. Hay más obras de creación colectiva y eso es muy interesante". Pozzi sabe de lo que habla puesto que compagina grandes proyectos como La Chunga con apuestas más personales con su propia compañía. "Cuando me pasa algo radical en vez de ir a terapia hago teatro", bromea. Así, el próximo otoño estrenará en la sala pequeña del Teatro Español Cuestión de Altura.
Verónica Parizzi: "El público ya no sólo quiere sentarse en una butaca, busca algo más, y los creadores también apuestan por el intercambio".
El talento argentino no sólo anima la escena desde las tablas, sino también a estimulando el debate y el encuentro entre profesionales y público. Así lo hace Verónica Parizzi, quien aterrizó en Madrid hace ocho años para un Máster de gestión cultural en la Universidad Complutense y ha importado los 'cafés teatrales', unas charlas en el Café ArteBar que se celebran una vez al mes y por las que ya ha pasado gente como Miguel del Arco, José Padilla o Paco Bezerra. "Era algo que hacía en Buenos Aires, invitábamos a gente como Spregelburd, que hoy están canonizados y que entonces abrían nuevos caminos. Aquí me dí cuenta de había un caldo de cultivo para hacer algo así porque el público ya no sólo quiere sentarse en una butaca, buscan algo más y los creadores también apuestan por el intercambio". El próximo café teatral tendrá lugar el 9 de junio y a él asistirán Alfredo Sanzol (flamante ganador del MAX por En la luna), María Pastor, de la sala Guindalera y José Martret, creador de La Casa de la Portera.
En el lado negativo de la escena madrileña, Parizzi habla de la "precarización" en la que puede desembocar este auge del Off. "Me preocupa porque hay proyectos creativos interesantes en el circuito alternativo pero de los que no se pueden vivir, hay que hacerlos sostenibles y que crezcan con el tiempo".
Pato Binaghi: "Madrid vive un momento interesante gracias a directores y dramaturgos jóvenes".
La cuota argentina en nuestros teatros también está detrás de montajes tan españoles los últimos montajes de Félix Sabroso y Dunia Ayaso: La gran Depresión y Lifting. El porteño Pato Binaghi es productor de ambos montajes. De la cartelera bonaerense echa de menos "el teatro de Revista, las comedias picantes y el circuito off que es inagotable y en el cual se pueden encontrar cientos de propuestas de toda índole". Sin embargo, cree que Madrid vive un momento interesante gracias a "directores y dramaturgos jóvenes. Entre los que me han gustado mucho últimamente, están la pareja de Javier Calvo y Javier Ambrosi (La llamada) o Paco Bezerra (Ahora empiezan las vacaciones)".
Para él, el gran desafío de los productores y directores es acercar a los jóvenes al teatro: "Emprendimientos con el microteatro y La Casa de la Portera lo están consiguiendo , solo hace falta que esto ocurra en el circuito comercial. ¡Hay esperanzas!". Él lo ha conseguido con Lifting, que ahora abandona Madrid pero que seguirá su gira por Canarias.
Miguel Ángel Solá: "La subvención pública en Argentina es un desastre. Yo creo que es algo que se tiene que hacer, dar dinero a la cultura".
Por último, el actor Miguel Ángel Solá fue uno de los pioneros en instalarse en nuestro país y, aunque ya tiene DNI español, es "totalmente argentino". El protagonista de uno de los grandes éxitos de nuestra escena en las últimas décadas: Hoy el diario de Adán y Eva, de Mark Twain, ha regresado a la cartelera con Como por un tubo, en el madrileño Infanta Isabel y prosigue, junto a Daniel Freire, con la gira de El veneno del teatro. Para él, queda mucho por hacer en Madrid. "Aquí a los actores se nos ve como un mal necesario porque alguien tiene que hacer la función, en Argentina en cambio el burro va delante del carro como tiene que ser".
Socarrón, Solá concede que hay algo en lo que Madrid saca ventaja a Buenos Aires y es en "la subvención pública que allí es un desastre. Yo creo que es algo que se tiene que hacer, dar dinero a la cultura. Fíjense llevan 100 años subvencionando el fútbol y, al fin, han tenido frutos. Sólo tenían quedarse cuenta de que hay que jugar en equipo". En la escena jugar en equipo también sería la clave.

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