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Fuente: José Luis Romo (elmundo.es)

Afortunadamente, 2012 está a punto de ser historia. Reconozcamos que no ha sido un año muy simpático. Los profesionales de la escena lo recordarán por ser el año en el que el Gobierno subió el IVA cultural del 8 al 21% (recuerden, el teatro es entretenimiento y no cultura) y por primera vez comenzó a bajar el número de espectadores que acudieron a las salas. A principios de mes se calculaban que las artes escénicas habían perdido 1.043.973 espectadores, lo que supone una caída del 35,04 por ciento respecto a 2011. Glups.
Aún así, no todo ha sido negativo y en estos 12 meses los teatros madrileños han luchado contra la crisis a base de talento, creatividad y genio. En La Luna de Metrópoli damos cuenta de lo mejor de una cosecha notable…

La obra: Follies

Mario Gas se despidió del Teatro Español por la puerta grande. Éxito unánime de crítica y todo el papel vendido para ver su cuarto asalto a Sondheim, un nostálgico musical sobre ilusiones perdidas, amores equivocados y, ante todo, un canto de amor al teatro de variedades. Un reparto en estado de gracia cuajado de grandes nombres (Vicky Peña, Carlos Hipólito, Mónica López, Asunción Balaguer, Ángel Ruiz...), 22 números que eran 'hitazos' instántaneos, escenografías y vestuarios 'deluxe' y la sabiduría escénica de Gas hicieron de 'Follies' un montaje legendario, que ha puesto muy alto el listón de los musicales en nuestra ciudad.

La actriz: Blanca Portillo

Sabíamos que la madrileña se crecía con los retos y que los personajes masculinos no le imponían, pero aún así su Segismundo en 'La vida es sueño' ha rebasado cualquier expectativa. La Portillo se ha consagrado (re-reconsagrado, en realidad) con este papel en el que ha desplegado un torrente de matices y un trabajo físico excepcional y enérgico. En su voz clara los versos de Calderón han sonado con la métrica precisa y el sentimiento exacto. Un hito, vaya.

El actor: Pere Arquillué

Tener enfrente a una bestia parda como Carmen Machi y no desaparecer de escena o actuar pegado a una enorme prótesis nasal de látex y que el público se olvide de ello son pruebas difíciles. Este catalán ha superado ambas. La primera en '¿Quién teme a Virginia Wolf?' y la segunda en el 'Cyrano de Bergerac' que actualmente se puede ver en el CDN. Más allá del resultado final de ambos montajes, pocos podrán olvidar las juguetonas interpretaciones de un Pere Arquillué que lo mismo ha bordado al sadmasoquista y etílico profesor universatario (era todo un festín ver su catálogo de golpes bajos a su esposa) que su conmovedor y heroico mosquetero.

El director: Miguel del Arco

Otro que se ha firmado un brillante doblete este año ha sido el director madrileño, hombre fuerte de nuestra escena desde que despuntara con su 'Función por hacer'. Este año ha demostrado su versatilidad tanto con una gran tragedia a la americana dirigida de manera ortodoxa y enérgica ('De ratones y hombres') como con un sainete levantino pasado de rosca con la corrupción política como telón de fondo (su particular revisión de 'El inspector', de Gogol). De la Gran Depresión a la traca fallera nada se le resiste.

La sala: La casa de la Portera

Hasta un premio Nobel como Mario Vargas Llosa ha bendecido a esta pequeña sala, un soplo de aire fresco en nuestra cartelera. Los inclasificables José Martret y Alberto Puraenvidia han sido los encargados de airear la escena convirtiendo lo que era la casa de una portera en el barrio de Embajadores de Madrid en un pequeño espacio escénico en el que el público es uno más dentro del escenario. Desde su magistral 'Ivan-off', con un estupendo Raúl Tejón, hasta pequeñas piezas de Carlos Be o Secun de la Rosa han brillado allí esta temporada

El monólogo: Concha Velasco

El público madrileño no respondió a la veterana actriz y su 'Concha. Yo sólo quiero bailar' se despidió del Teatro de La Latina antes de lo esperado. Una lástima porque nunca se había visto un 'One woman show' como este. Dirigida por José María Pou y con un habilísimo texto de Juan Carlos Rubio, la Velasco contaba su historia a través de descacharrantes anécdotas (impagable su pique con Mary Carrillo), recitaba a Kipling y Jardiel, cantaba éxitos propios y ajenos... y, por fin, bailaba. Un derroche de energía y presencia escénica que mereció más.

La reposición urgente: 'Las criadas'

Representada en el pasado Festival de Otoño en Madrid durante cuatro únicas fechas, esta vuelta de tuerca del argentino Pablo Messiez al clásico de Genet alucinó a cuantos la presenciaron. Debería tener una segunda oportunidad para que los madrileños pudieran disfrutar del 'tour de force' entre dos de nuestras actrices más prometedoras: Barbara Lennie y la argentina pero ya adoptada Fernanda Orazi (por no hablar de Tomás Pozzi y su singular señora).

El personaje: María Moliner

Imaginenlo, una mujer pragmática y corajuda, represaliada por el franquismo, dedica su vida a zurzir calcetines y escribir un diccionario que enmende la plana a la Academia. Un mal día, la artereoesclerosis le hace ir perdiendo las palabras que lleva estudiando toda su vida. Así dibuja Manuel Calzada a María Moliner y desde su presentación en la consulta del médico engancha: "Vaya, una mujer licenciada de su edad... Qué raro". "Raro, no. Lo que no es, es frecuente", responde ella por boca de una Vicky Peña superlativa. La obra aún se puede ver en La Abadía.

El aniversario: Yllana y 'Muu 2'

Hace 20 años que Yllana se dio a conocer con 'Muu', y esta temporada han celebrado la efeméride con una actualización de aquel montaje torero. Durante estas dos décadas, el humor canalla y gestual de la compañía ha llegado al 'Off Broadway' y ha triunfado en Festivales internacionales, como el de Edimburgo, ahí es nada. Su revisitación de este clásico ha estado a la altura.

Triunfando fuera de España: Rakatá Teatro

Arrancaron una ovación en el Globe Theater, el mismo en el que Shakespeare representaba sus obras, y luego repitieron éxito en los teatros del Canal. Rakatá Teatro demostraron con su Enrique VIII, en estupenda adaptación de Ernesto Arias, José Padilla y Rafael Lavín, que los españoles podemos enfrentarnos al bardo de Stratford sin ningún complejo en su propia tierra.

La transformación: Sergio Peris Mencheta

Sabíamos de él que era un actor con un físico digno de hacer del Capitán Trueno, lo que a muchos se nos escapaba era que también es un tío con una sensibilidad teatral como director muy a tener en cuenta. Avisó con 'Incrementum' y este año se ha ludido dirigiendo a Juan Diego Botto en la humanista 'Un trozo invisible del mundo' y reinventando a Shakespeare en 'Tempestad', que ahora mismo se puede ver en el Matadero,

La mudanza: La sala Guindalera

Lleva casi una década siendo un pequeño templo para 'gourmets' escénicos y estas navidades, la crisis obliga, han trasladado dos de sus obras de repertorio a los Teatros del Canal. Un acontecimiento que ha servido para que muchos descubran el concienzudo trabajo de Juan Pastor y los suyos. Su 'Larga cena de navidad' es de los espectáculos más bellos que se puede ver ahora en cartelera.

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