Una noche única e inverosímil
Todos forman parte de la representación, pero cada noche hacen algo distinto. La noche del estreno la protagonista fue Sonsoles, de 45 años. Tres noches después, lo fue Diego, de 35. Personajes inventados sobre la marcha con la ayuda del público, cómplice necesario que colabora en la caracterización de los arquetipos. "¿Alguien puede decir el nombre de un compañero de trabajo?", pregunta uno de los actores desde el escenario. "Diego", contesta un espectador desde el público. "¿Y alguien conoce a otro Diego?", vuelve a preguntar el actor. Ante la respuesta afirmativa continúa: "¿A qué se dedica Diego y qué edad tiene?". La respuesta arranca la obra: "Tiene 35 años y es estudiante". Así comienza la historia de esta noche. Diego, estudiante de 35 años, barre en una carnicería. Estudia Educación Física en la universidad, pero mantiene tres trabajos. Su novia, de 16 años, le deja por otro en un parque en el que hay un excremento de perro. La madre de Diego, que se está quedando ciega, le pide que traiga más dinero a casa, por lo que este termina ejerciendo como gigoló. Una historia delirante en la que se van añadiendo elementos y personajes, como el profesor de inglés, Patxi, que tiene una tenia y se va convirtiendo en gusano.
La propuesta de Impromadrid es divertida y ágil. Busca la complicidad del público en los arquetipos creados: Diego imita a Ramoncín y su peculiar versión del Come as you are de Nirvana en una escena, por ejemplo. Los actores cortan la dramatización para añadir elementos, pedir una escenografía concreta a Suso33, que mientras ellos actúan improvisa con su pincel al tiempo que Mastretta pone la banda sonora, o para pedirse incluso, entre ellos, más dramatismo. En algunas escenas, ante lo inverosímil de la situación, aguantan la risa como pueden.
Un contador, que se acciona durante las pausas, les indica que deben ir cerrando. El tiempo pasa rápido, y para cerrar las seis tramas que llegan a abrir a partir de Diego los actores vuelven a pedir ayuda al públicoque, en esta ocasión, elige un final feliz.
Fuente: Ángeles Castellano (www.elpais.com)
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