Teatro urgente en la Mirador

Fuente: Rocío García (elpais.com)
Algunas frases pueden sonar viejunas, pero ahí están. No por eso, a veces, dejan de ser certeras. Y más en estos tiempos. El actor Juan Diego Botto (Buenos Aires, Argentina, 1975) defiende esta filosofía con ahínco y recuerda estos días aquello que se proclamaba en las calles durante las revueltas de mayo de 1968: “Cuando el Parlamento es un teatro, el teatro debe ser un Parlamento”. Y decidido y comprometido donde los haya, el intérprete y autor teatral se ha puesto manos a la obra y desde el próximo mes de septiembre estará al frente, por dos temporadas consecutivas, de la programación de la sala Mirador, en el barrio de Lavapiés de Madrid.
De momento, ya ha encargado un gran cartel con la frase del mayo francés que presidirá la entrada de esta sala privada, que gestiona desde 1995 el Centro de Nuevos Creadores. Porque lo que allí encontrará el espectador es un lugar en el que detenerse y pensar de manera colectiva. “Eso es el teatro”, proclama entusiasmado Botto, “un sitio en el que se habla del ser humano y se apela al corazón y a la razón, y todo colectivamente”.
El autor e intérprete de una de las obras de mayor éxito e impacto en la escena teatral en Madrid —Un trozo invisible de otro mundo, que viajará en septiembre al Teatre Lliure de Barcelona y se repondrá en febrero de 2014 en las Naves del Matadero— asegura que la explosión que se vive en la ciudad desde hace dos o tres años con nuevas salas alternativas, propuestas diferentes, nuevos dramaturgos e historias contundentes fue la razón por la que propuso a los responsables del teatro Mirador liderar la programación de esta sala de tipo medio (170 butacas).
“Lo que está claro es que ahora en Madrid los que menos pesan en el teatro son la vanguardia. Me apetecía formar parte de esta explosión y más en el momento social en que vivimos, en el que hay muchos autores que buscan y están encontrando la compañía del público con historias que hablan de cosas que a todos interesan”.
La filosofía que impregnará el nuevo programador de la Mirador tiene que ver con la urgencia, con ese teatro urgente y ágil que se monta en muy corto espacio de tiempo historias que tocan a la calle. “Los teatros oficiales se están quedando atrás, no están recogiendo la ebullición que se palpa en las salas de pequeño formato. La programación tendrá una clara voluntad social pero no será ni dogmático, ni esquemático”, explica el actor, que pone de ejemplo a Lorca como el más claro exponente de teatro social.
El entusiasmo de Botto es inmenso. Se le ve feliz y asegura que la sala estará sobreexplotada —“hay mucha gente con necesidad de hacer teatro y muchas propuestas”—. Nunca estará vacía, excepto los lunes. Habrá funciones diarias, a veces más de una, y tendrán cabida tanto propuestas que necesiten una sola lámpara como otras con necesidades técnicas mayores, algo para lo que está preparada de sobra la sala Mirador, en la que se realizó una importante inversión en equipamiento.
Ideas no le faltan, como ese espectáculo combinado que quiere proponer al resto de las salas del barrio de Lavapiés. “Así podemos tener la sensación de que no estamos solos y nos sentimos más fuertes de cara a las dificultades”. Y la posibilidad de que la Mirador se convierta algo así como en la pequeña filmoteca teatral en el que se programen “clásicos” que la gente se perdió en su momento y que quiera recuperar.
De momento, Botto quiere inaugurar su temporada como programador —su idea es que el cargo rote cada dos años para que no languidezca el teatro y siempre bullan caras e ideas nuevas— con la obra En construcción,dirigida por Tristán Ulloa e interpretada por Carolina Román y Nelson Dante y que se ha defendido con valentía y éxito en el Teatro del Arte de Madrid esta primavera. Habrá también espacio para Alberto San Juan, que escribe y, a lo mejor, dirige una obra propia, y también para directores como Sergio Peris-Mencheta, que tiene en proyecto cinco piezas cortas de una autora rusa, o el argentino Pablo Messiez, que ha presentado en Madrid algunas de las propuestas más apasionantes del panorama teatral. Botto se reserva un texto que ha escrito para su hermana, la también actriz María Botto, en torno a los sueños de una chica que quiere triunfar. “Espero que lo quiera interpretar”, asegura sonriente.
Antes de que esa ebullición penetre en la sala Mirador, Juan Diego Botto se relaja sentado en el patio ante la presencia de una floreada y enorme adelfa.

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