Gerónimo Rauch, el otro Valjean



Fuente: Alberto D. Prieto (elmundo.es)
Los folletones del siglo XIX francés son como las modernas 'road movies'. Todo se desarrolla por episodios, en distintos escenarios, con personajes que vienen y van. Y sólo un hilo conductor, dramático, amoroso, cómico, engarza toda la trama. La vida de Gerónimo Rauch (Buenos Aires, 1978) daría para un folletón.
Ha pasado de ser un estudiante universitario frustrado con una ilusión casi clandestina rondando su ensoñación entre apuntes y libros, altriunfo entre las cajas del West End. Ha pasado por la gloria efímera y un tanto hueca de las 'pop stars' de la tele en su Argentina natal ya hora saluda cada noche como orgulloso cabeza de cartel del musical más legendario del mundo desde el proscenio más deseado, el del Queen's Theatre de Londres.
Jean Valjean, Gerónimo Rauch, cruzó hace años el charco con mochila de ida y vuelta, y en ella un billete ganado en una tómbola casual cantada con la voz de Jesucristo Superstar. Un YouTube afortunado. Gero es un argentino errante que, aún adolescente en Buenos Aires, descubrió su vocación en el elenco del primer montaje de 'Los Miserables' en el cono sur; un inmigrante que en Madrid dejó de serlo, se estableció, hizo carrera, labró un prestigio y se enamoró; un cantante y actor de talla enorme y poderosa que, madurando la vida, fue padre hace pocas fechas en la capital inglesa.
"Fui de los chicos revolucionarios del café ABC, y ahora, fíjate". Como en todo folletón, hay historias paralelas, amigos que vienen y van, y un hermano de sangre, su rival en las tablas como Judas primero y como Javert después. Ignasi Vidal -hoy Bestia en el montaje del musical de Disney que gira por toda España- "sacó lo mejor de mí. En el casting de 'Los Miserables' de Madrid nos pusieron juntos a ver si empastábamos... Nuestra 'Confrontación' echaría chispas, nosotros ya lo sabíamos". Y no hubo discusión.
Con Vidal y otros 'miserables' se jugó la voz y algunos ahorros a los naipes y, entre mano y mano con el espectáculo 'Poker de voces', ganó la mano completa con una escalera de color que llevó al Queen's Theatre.
Victor Hugo escribió con esta obra de revoluciones y amores, el folletón por excelencia, noveló un mundo que cambiaba y jamás regresaría, el paso definitivo de Dios a la razón, del campesino al obrero... toda Francia culminaba el viaje iniciado en 1789 en la Bastilla.
El hilo conductor de la vida de Rauch está en esos cientos de páginas del autor francés. Como Valjean se transforma en escena, lo mismo ha hecho en pocos años la vida de este argentino casi español, y siempre con esos tomos en la maleta, representando a sus personajes en Buenos Aires, Madrid, Barcelona y Londres.
En época de crisis, Rauch tiene la suerte de elevarse sobre las barricadas de los recortes y las zozobras económicas. Hace un par de semanas pisó la alfombra roja del estreno mundial en Londres de la nueva adaptación, la primera que en el cine une libro y libreto. Su encuentro consigo mismo en la pantalla con la cara de Hugh Jackman le resultó emocionante.
"Soy un afortunado, Valjean me ha cambiado la vida. Y no una vez", sonríe. Quizá sea porque Rauch y "este hombre bueno lleno de avatares" comparten "muchos valores vitales". Será eso. En los folletones siempre triunfa el bien. La vida de Gerónimo Rauch es un triunfo constante.

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