Chéjov al rescate
Fuente: Sergio C. Fanjul (elpais.com)
Durante la huelga general del 14 de noviembre, entre el mar de banderas y pancartas reivindicativas, hubo una que llamó la atención de muchos: “Chéjov nos salvará”, decía, y la portaba, aunque de incógnito, la compañía teatral La Xirgu. Resulta que era el título de esta obra, un buen cóctel de referentes contemporáneos como los zombis, la telebasura, la manipulación mediática, la Tercera República, los portales de Internet de búsqueda de pareja, las hipotecas, y, cómo no, la ubicua crisis.
“A las actrices de la compañía no les convencía el título”, explica Antonio Morales, el dramaturgo y director que lleva cinco años colaborando con La Xirgu en diferentes montajes como Mise en scène o Maravillosa criatura, “entonces les dije que había que cargarlo de simbología política: teníamos que salir a la calle con él. Hicimos una pancarta, no para hacer publicidad, sino a modo de eslogan reivindicativo. Descolocaba un poco, porque a veces los lemas se vuelven muy manidos y no tienen fuerza, pero este emocionaba a algunos. Además nosotros, como artistas, tenemos que ser más creativos, utilizar metáforas. Esa es nuestra arma”.
En la comedia Chéjov nos salvará, una mujer ocupa su propia casa en compañía de dos amigas (y una intrusa que aparece por allí) y trata de conseguir pareja en una web de contactos. Mientras tanto, fuera, algo ocurre: grandes masas soliviantadas proclaman la Tercera República, aunque al final esto no sea lo que parece. La obra, que por casualidad coincide en estas fechas con el aniversario de la Segunda República, que se celebra mañana, se puede ver en la sala Triángulo (Zurita, 20) todos los viernes y sábados hasta el día 4 de mayo.
“No es una obra política ni un panfleto propagandístico, aunque ocurre en el contexto general de la crisis: trata de personas que intentan sobrevivir a esta situación. Gente que quiere tener una vida normal, una casa, un trabajo, una familia, y no puede”, dice Patricia Jordá, una de las protagonistas junto a Ana Astorga, Carmen del Conte y Ana Adams. El texto está, por tanto, fuertemente conectado con la actualidad, hasta el punto de que en cada función se hace referencia a los titulares del día, “aunque hemos evitado utilizar demasiados nombres propios”, dice Morales. “La gran equivocación es echarle la culpa a alguien en particular. El rey Juan Carlos no es el problema, el problema es la Monarquía; tampoco es el PP o el PSOE, sino el propio sistema”.
La referencia al escritor ruso Antón Chéjov no es gratuita, pues cumple su función en la obra, pero “además es un autor todavía muy contemporáneo, han pasado 100 años, y me sigue llegando mucho. Pero también sirve como símbolo del teatro, o incluso de la cultura en general, en medio de esta situación de recortes y subida del IVA. Hay gente que necesita que le cuenten una historia y acudir al teatro o al cine a seguir emocionándose. Nosotros sacamos tiempo, dinero y esfuerzo de donde sea para seguir haciendo teatro. La vida no puede reducirse a las necesidades biológicas básicas que tienen las gallinas o los pollos, sino que necesitamos la cultura, eso nos hace humanos. Yo lo veo como una necesidad básica”.
Están bastante cabreados en esta compañía, pero en la obra reconvierten el cabreo en gamberrismo y ácida ironía: “Por encima de todo, lo que queremos era provocar risa, porque la risa es subversiva”, dice el autor y director, “sobre todo en este momento, en una sociedad atemorizada a la que se manipula de manera aberrante y aterradora. La risa es una forma de catarsis”. Como opina la actriz Ana Astorga: “Hay tal nivel de surrealismo en los medios y en todo lo que está pasando en el ámbito político, que ¿cómo vas a responder a eso? Pues poniendo un espejo: con más surrealismo”.
Chéjov nos salvará. Sala Triángulo (Zurita, 20). Viernes y sábados, hasta el 4 de mayo; 14 euros.
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