El humor irreverente de Yllana cumple 20 años


Hace 20 años que se publicó el Nevermind de Nirvana y que el grunge iniciaba sus andadas. Sin embargo, por los pasillos de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid seguía sonando Pata Negra o los carabancheleros Leño. Esa fue la banda sonora deYllana, compañía teatral de humor gestual e irreverente que también cumple dos décadas de vida.

Yllana se gestó entre colegas universitarios y conocidos de escuelas de interpretación. En una suerte de pandilla heterodoxa, arrancaron con una representación de La cantante calva, de Eugène Ionesco, sazonada con nuevos personajes y diálogos. De esa experiencia nació una pieza de 15 minutos que sería el germen de su primera obra propia, ¡Muu!

Tras idas y venidas de algunos miembros del grupo, permanecieron cinco que empezaron a mover el espectáculo. De cafés-teatro y locales nocturnos como el Berlín Cabaret o el Ya'sta pasaron a escenarios mayores tras ser reconocidos por Miguel Bosé en la Expo del 92 o fichados por un productor audiovisual en Las Ramblas de Barcelona. Sus apariciones en programas como No te rías que es peor cambiaron el salario en botellas de alcohol por una suma de pesetas precedida por varios ceros.

Eso les permitió manejar más espectáculos. Mantuvieron un pequeño núcleo en Madrid mientras ampliaban la formación con otros actores que representaban las obras fuera. Hicieron falta cuatro años hasta su segunda creación, Glub-glub, que -más adelante- se adaptó en espectáculo infantil con el nombre de Splash. Veinte años y 16 obras después, Yllana ha recreado sin tapujos temas como el crack bursátil en Brokers o la pena de muerte en 666, ha colaborado con artistas como Paco León o el violinista libanés Ara Malikian y aún tiene en la chistera un par de guiones cinematográficos en espera de financiación.

Influencias y anécdotas

Influenciados por todo el cine mudo -desde Chaplin hasta Harold Lloyd-, Petter Sellers y artistas nacionales como Pepe Rubianes o Tip y Coll, la compañía ha forjado un humor universal basado en gestos que, salvo en contadas excepciones, han llevado a países de todo el mundo: "En Inglaterra, por ejemplo, no entendían el gesto de poner los cuernos, así que teníamos que cambiarlo en la obra y explicarlo como que tu mujer se está tirando a su jefe", cuenta Fidel Fernández, uno de los fundadores. Aparte de utilizar como himno el Simpathy for the devil de los Rolling Stones, la compañía apenas conserva rutinas: "Nunca hemos tenido ningún ritual. A lo mejor algún grito antes de la función, algún azote en el culo antes de la de Los mejores sketches de Monty Python... lo que no falla es después: salir a cenar, beber y buscar mujeres", reconoce Fernández.

Lo que si tuvieron al principio fue algún que otro altercado: "A veces la gente preguntaba por qué no hablábamos. ¡Coño, pero si pone en el cartel que somos mimos!", recuerda el actor. O historias paradójicas: "En algún pueblo el cura nos arrancaba los carteles y luego nos enterábamos de que la recaudación de la obra servía para restaurar la iglesia". Y eso que, según cuenta Fidel Fernández, la época en que empezaron era muy propicia al nacimiento de cualquier tipo de manifestación artística: "El ambiente era cojonudo. Hervía la ciudad. Estaban abiertos miles de garitos, había músicos, fotógrafos y, sobre todo, mucha droga: es lo que metieron no para estimular sino para acabar por cualquier conato de rebeldía o de lucha".

Del panorama actual -con la reciente visita del Papa o el movimiento del 15-M- podrían aprovechar ciertas historias: "El 15-M es muy localista. Se podría hacer algo con la tajada que están sacando los políticos de todo esto. O una historia de amor entre un indignado y un policía que le va a pegar y acaban besándose, por ejemplo. Pero todo lo bonito del movimiento se destruye con la entrada de la Policía".

Para celebrar estos 20 años, Yllana ha retomado ¡Muu!, que vuelve a ser actual después de la prohibición de las corridas en Cataluña. Su sustrato principal, su receta básica, sigue pareciendo fácil: "El humor es lo más sano y sencillo. Es lo que te hace más libre. Es un arma para que la gente piense".

Fuente: Alberto G. Palomo (www.elpais.com)

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