SOUVENIR



IDEA y DIRECCIÓN: FÈLIX PONS
DRAMATURGIA: FÈLIX PONS con la colaboración de MARTA AGUILAR y PAULA MALIA
INTÉRPRETES: FÈLIX PONS y PAULA MALIA
DURACIÓN: 80min
PRODUCCIÓN: ARSENIC ART STUDIO y TEATRE TANTARANTANA
TEATRE TANTARANTANA

Para levantar una producción teatral hace falta la suma de numerosos esfuerzos colectivos: dinero, cuando lo hay, sacrificios y muchas horas. He estado a punto de no escribir estas palabras, porque me duele lo que presencié el día del estreno. No me gusta pasarlo mal en una platea (y más si estoy en primera fila) cuando veo según qué cosas encima del escenario, y, sobre todo cuando conozco personalmente a la compañía.

Souvenir prometía ser una comedia alocada con el punto surrealista que Fèlix Pons imprime a todos sus proyectos personales. Y lo es, pero considero que se ha pasado tres pueblos. Surrealismo destilado como si nos invitaran a una degustación de alcohol puro. Situaciones disparatadas hasta decir basta, con una interpretación que busca estar forzada, pero que no entra ni con calzador.

Souvenir se nos vendió como una reflexión acerca la sobreexplotación turística que vive Barcelona en la última década y nos traslada a como sería la situación en un hipotético 2050, a través de proyecciones de vídeo. Ahí dejamos a los turistas mientras nos vamos a descubrir cómo el acto meta teatral nos sumerge en un nuevo dramaturgo que busca cómo escribir una obra sobre el turismo.

Hace casi dos meses, en el Espai Lliure vi Mammon, con el que (y manteniendo las distancias de años luz) Souvenir guarda ciertos paralelismos. Pons ha querido “copiar” el estilo narrativo que a menudo utilizan el tándem Nao&Marcel en Souvenir. Exagerando, eso sí todo el conjunto, personajes incluidos. Si a los primeros les funciona de perlas, a Pons le ha salido una obra que lejos de ser naturalista o creíble es un compendio de parches, al estilo patchwork pero con una suma de ingredientes que no encaja. 

Si a eso le sumas que vivimos en la década dorada de las series y que como serie adictos que somos, hemos visto en una pantalla las historias más disparatadas y surrealistas, un Souvenir no nos impacta, nos deja indiferentes, y con un ligero cabreo por la oportunidad perdida. El día del estreno comprendí que quizás no soy tan friki como pensaba, y quizás si lo fuera más, hubiera encontrado más sentido a todo lo que presencié. Em sap greu.

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