Los Abadías regresan a la escuela


Desde que abrió sus puertas el teatro de la Abadía, hace ya tres lustros, su director, José Luis Gómez, quiso imprimir un sello especial al trabajo allí desarrollado, pero no solamente en los montajes presentados y las producciones propias, sino también en la forma de entender y hacer el teatro.

La formación ha sido uno de los aspectos claves dentro de esa personalidad que ha desarrollado ese escenario. No es extraño, por tanto, que Los Abadías (como se conoce en la casa, dice José Luis Gómez, a los actores que han pasado por sus cursos de formación y sus producciones) sean ahora los protagonistas de un ciclo compuesto por tres montajes. «Hay muchos casos similares —dicen los responsables del teatro—, pero la disponibilidad de espacio y calendario, el nuestro y el de los artistas, nos ha llevado a esta selección de tres».
Abrió el ciclo días atrás Torvaldo furioso, un texto de Lucía Villanova dirigido por Lino Ferreira e interpretado por Julio Cortázar e Inma Nieto. El martes 9 se presentará El gran atasco, una creación de Jorge, Alberto y Fernando Sánchez-Cabezudo y Alfredo Sanzol. La dirección es de Fernando Sánchez-Cabezudo, que protagoniza la función junto con Ana Cerdeiriña. Y del 16 al 18 de noviembre se podrá ver Al final todos nos encontraremos, una creación colectiva que dirige Fernando Soto y que interpretan Miguel Barderas, Luis Bermejo, Luis Crespo, Paloma Díaz, Carlota Ferrer e Ione Irazábal.
«El gran atasco» cuenta la historia de dos personajes, Maya y el señor Gallardo, que poco después de conocerse —explican los responsables del montaje— quedan «atrapados en un gigantesco y eterno atasco a las puertas de una gran ciudad, y dentro del coche pasan el resto de sus vidas, anclados para siempre, como náufragos urbanos, a un espacio que representa la movilidad, la velocidad y las prisas de nuestro tiempo».
En lo formal, la obra emplea, dice Sánchez-Cabezudo, «tres elementos narrativos: la interpretación en vivo, la proyección de video digital y el montaje sonoro». «Se trata —sigue— de desarrollar una verdadera historia, siempre llena de elementos absurdos, pero en la que la evolución de sus personajes resulta coherente dentro del universo creado».
Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

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