Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Hipólito. Mostrar todas las entradas
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Fuente: José Luis Romo (metropoli.com)

El crédito, la última comedia de Jordi Galcerán, se estrena estos días en Madrid y Barcelona. En la capital lo interpretan Carlos Hipólito y Luis Merlo a las órdenes de Gerardo Vera, mientras que, en la ciudad condal, lo hacen Jordi Bosch y Jordi Boixaderas bajo la batuta de Sergi Belbel. Dos tríos de lujo para un texto con dos montajes diferentes. Ésta ha sido la tónica en los últimos años de las carteleras barcelonesa y madrileña: vivir de espaldas la una a la otra. "Allí son muy suyos. La función ha ido bien en todas partes menos en Barcelona, porque allí sólo funciona lo que se hace en catalán", se quejaba Verónica Forqué hace un par de años, al hilo de la gira de Adulterios, la pieza de Woody Allen en la que dirigía a María Barranco y Miriam Díaz Aroca.


Sin embargo parece que, mientras en lo político Madrid y Barcelona se distancian, en lo escénico el puente aéreo cada vez tiene más vuelos. La efervescencia de ambas carteleras se contagia y retroalimenta. Autores punteros en Cataluña como Carol López han dado el salto a Madrid.
Ella triunfó la pasada temporada en la escena capitalina con Hermanas, pero se muestra cauta con esta tendencia. "Yo estrené Germanes en Barcelona con un éxito enorme en 2008 y a Madrid no llegó hasta 2013. Creo que sí podría haber venido antes pero no ha sido hasta ahora. Lo que ocurre es que no sé si de verdad en estos momentos hay más intercambio, que debería ser lo habitual. Oigo que compañeros van a Madrid y creo que así es como debería ser, pero no lo sé".
Coincidencia o no, Carol López regresará este año a Madrid para estrenar El viaje a ninguna parte en el Centro Dramático Nacional, mientras que el madrileño Miguel del Arco irá al Teatre Lliure a dirigir El enemigo del pueblo, en catalán. A sus órdenes tendrá a Pablo Derqui, actor popular gracias a montajes como Unes veus o Mort d'un viatjant.
"Estoy muy ilusionado con el proyecto. Creo que Lluis Pascual ha abierto mucho la mano y ahora ya no hay cosas sólo en catalán (en estos momentos, el Lliure programa Un trozo invisible de este mundo, un montaje de Juan Diego Botto, que empezó su andadura en el Teatro Español). Yo sí que noto cómo cada vez hay más gente de Madrid aquí y de Barcelona en Madrid. Todos salimos ganando porque lo importante es crear y el intercambio de ideas nos enriquece a todos". Derqui estará hasta el 13 de octubre en el Matadero con Roberto Zucco, una pieza que recibió magníficas críticas en su estreno en el Teatre Romea.

La escena off barcelonesa también llegará a la ciudad del Manzanares. Un ejemplo es El rey tuerto, un gran éxito de crítica y público de Marc Crehuet. Este verano agotó entradas en el madrileño Teatro Lara y se ha hecho un hueco de nuevo en la Sala Mirador que comanda Juan Diego Botto, donde se verá a partir del 17 de octubre.

Otro gran éxito barcelonés de la pasada temporada que se podrá ver en Madrid es la comedia gay Smiley, de Guillem Clua. Él ya sabe lo que es estrenar en Madrid gracias a impresionantes montajes como La piel en Llamas. "Yo también creo que cada vez hay más trasvase teatral entre ambas ciudades. Es una de las pocas consecuencias buenas de la crisis, porque es fruto de la necesidad. Antes hacíamos una producción y a lo mejor nos conformábamos con estar dos meses en Barcelona. Ahora queremos moverla más". Él precisamente se va a mudar a Madrid por un tiempo. "Tiene que ver con esto que estamos hablando. Yo llevo años diciendo que es increíble que no haya más intercmbio, porque nos enriquece a todos".
Como hablamos de interambio, también hay madrileños a los que ir a Barcelona les sienta bien. Es el caso de Ron La lá. La compañía ha estrenado en el Tetre Poliorama su montaje Siglo de Oro, siglo de ahora, donde se podrá ver hasta el 13 de septiembre. Un montaje ganador del MAX que está funcionando muy bien en la ciudad condal.
Carlos Be, curiosamente, nació en Barcelona pero ha crecido como dramaturgo en Madrid con obras en castellano. Ahora, su ciudad natal le está descubriendo. Allí representa ahora Peceras y Elepé en Átic 22 y en Teatre Tarantana se podrá ver Exhumación, del 25 al 29 de septiembre. Todas ellas en castellano. "Yo creo que ahora mismo la cartelera de Barcelona es más permeable. A esto han ayudado mucho las redes sociales. Los aficionados a través de Twitter, por ejemplo, siguen lo que pasa en otros lugares y apoyan para que los montajes se muevan de un lugar a otro. Ocurrió por ejemplo con El rey tuerto de Crehuet". Además, Carlos B quiere dejar claro que la barrera idiomática no debería ser un problema. "Yo he trabajado en Checho. Aquí representamos las obras en castellano porque Cataluña es bilingüe. Lo importante es el boca oreja y que la calidad del texto sea buena".


Fuente: abc.es
Tras una temporada de éxito en el Teatro Coliseum de Madrid, el musical Sonrisas y Lágrimas bajará el telón el próximo 24 de junio. El gran estreno de la temporada pone fin a más de 500.000 espectadores que han pasado por el teatro madrileño.
Sin embargo, esta noticia no es del todo mala. El musical se estrenará el 27 de septiembre en el Teatro Tívoli de Barcelona. Aclamado por más de 45 millones de espectadores de 24 países es el musical más popular del planeta. Se estrenó el 16 de noviembre de 1959 en Broadway y batió todos los récords de éxito y permanencia en cartel antes de pasar al cine para convertirse en el film musical con mayor venta de entradas de la historia y en una de las bandas sonoras más populares.
Un equipo formado por más de 100 personas, con 30 artistas en escena, una orquesta en directo con 10 profesores y un equipo técnico compuesto por 70 profesionales son los números de Sonrisas y Lágrimas. Además, el vestuario consta de más de 150 trajes y el escenario está iluminado por 250 focos de última generación.
La banda sonora original fue grabada por el elenco del musical y la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española. Cuenta la historia de María, una joven novicia apasionada por la música, en busca de su auténtica vocación y su lugar en el mundo.
Sonrisas y Lágrimas está protagonizado por Silvia Luchetti (María), Carlos Hipólito (Capitán von Trapp) –y recientemente nominado al Premio Max como Mejor Actor- , Noemí Mazoy (Madre Abadesa), Loreto Valverde (Baronesa) y Jorge Lucas (Max). Está dirigido por Jaime Azpilicueta. Para su puesta en escena, se han reunido cinco de las productoras teatrales más importantes de España: Vértigo Tours, Drive Entertainment, Fluge, Actividades Culturales Riga y Que Arte. Sonrisas y Lágrimas comienza su cuenta atrás en Madrid y Barcelona. Despedida de Madrid: 24 de junio. Estreno en Barcelona: 27 de septiembre.


Font: Laura Serra (www.ara.cat)

El musical Follies s'estrenarà aquest cap de setmana, divendres i dissabte, al Festival de Peralada, on s'atorgarà la Medalla d'Or del certamen a Mario Gas, el director del muntatge. L'espectacle és un cant d'amor al teatre, una mirada enrere als espectacles que van triomfar a la ciutat dels gratacels des de principis del segle XX fins a la dècada dels quaranta. Un d'aquells teatres de varietats, està a punt de ser enderrocat per fer-hi un garatge. I les estrelles que hi van triomfar s'hi retroben. "És un espectacle que especula amb els gèneres i amb el pas del temps, amb el que hem fet amb el temps i el que el temps ha fet amb nosaltres", ha dit Gas.

Acompanyat d'un extens i brillant repartiment –hi actuen 36 actors-cantants i 19 músics– entre els quals Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius i Pep Molina, el muntatge ha sigut el gran èxit de l'any al Teatro Español de Madrid, escenari que ha dirigit els darrers vuit anys Mario Gas i del qual es va acomiadar aquest cap de setmana passat. Entre el repartiment també hi ha dues sorpreses, la veterana Asunción Balaguer, que ha hagut d'aprendre claqué, i Massiel. La cantant del mític 'La, la, la' ha reivindicat la seva carrera escènica i ha anunciat que es retira amb aquesta companyia i aquest muntatge. "Jo ja tenia ganes de plegar i anar-me'n a casa, però s'ha de ser 'gilipolles' per no acceptar un personatge que passa per tot el que has viscut. Però és l'última vegada, o sigui que deixeu-me bé". 

"Sondheim és un dels grans autors de la segona meitat del segle XX", ha dit Gas. Per això considerava essencial portar-lo a un teatre públic, per desencotillar-lo. La dramatúrgia és el més important d'un muntatge que s'acompanya d'una música excepcional, dirigida per Pep Pladellorens. 

LIBRETO: JAMES GOLDMAN
MÚSICA y LETRAS: STEPHEN SONDHEIM
TRADUCCIÓN: ROSER BATALLA y ROGER PEÑA
DIRECCIÓN MUSICAL: PEP PLADELLORENS
DIRECCIÓN DE ESCENA: MARIO GAS
INTÉRPRETES: VICKY PEÑA, CARLOS HIPÓLITO, MUNTSA RIUS, PEP MOLINA, MASSIEL, ASUNCIÓN BALAGUER, LINDA MIRABAL, TERESA VALLICROSA, MÒNICA LÓPEZ, MARTA CAPEL, DIEGO RODRÍGUEZ, JULIA MÖLLER, ÁNGEL RUIZ, JOANA ESTEBANELL, MAMEM GARCÍA, LORENZO VALVERDE, JOSEP RUIZ, GONZALO DE SALVADOR, NELSON TOLEDO, MARÍA CIRICI, MARISA GERARDI, ANTONIO VILLA
PRODUCCIÓN: TEATRO ESPAÑOL
TEATRO ESPAÑOL

Gracias, Mario Gas por este regalo. Impresionada y eso para una persona no demasiado amante de los musicales ya es mucho. Impresionante montaje de principio a fin. Queda poco que decir, después del impresionante éxito con las entradas agotadas, con su vuelta a los escenarios del Español en junio y julio y con la ya confirmada actuación el Festival de Peralada.

Con un extraordinario elenco, algunos ya habituales en los montajes de Mario Gas como la siempre magnífica Vicky Peña, que está acompañada de Carlos Hipólito, Muntsa Rius y Pep Molina en los papeles principales. Pese a ello resulta curioso como los mayores aplausos se los llevan dos secundarias, una octogenaria Asunción Balaguer, que en su actuación en solitario consigue arrancar aplausos, miradas cómplices y mucha ternura entre el público, y Massiel, que interpreta su papel esperpéntico de manera magnífica, y que por lo visto siempre es la más aplaudida, pero una vez más la pagan por ser ella, así nunca se la puede acusar de salirse de su papel.

Escenografía grandiosa, según los entendidos en musicales a la altura de las grandes producciones del West End, que ocupan un cuerpo de baile que deja lucir toda su maestría en la segunda parte mucho más musical y más entretenida a nivel visual que la primera, donde tiene más protagonismo la historia narrada.

Es toda una pena que Follies casi viva y muera en Madrid, porque la amplitud del Teatro Nacional de Catalunya le vendría que ni de perlas para estar tres meses de representaciones, y así poder llegar a un público mayor que el pueda permitirse el lujo de viajar a Madrid para verlo. Un lujo que es toda una delicia. Corred a por las entradas de junio y julio antes de que se acaben.

FOLLIES

by on 19:03
LIBRETO: JAMES GOLDMAN MÚSICA y LETRAS: STEPHEN SONDHEIM TRADUCCIÓN: ROSER BATALLA y ROGER PEÑA DIRECCIÓN MUSICAL: PEP PLADELLOREN...


Els amants del teatre musical que no hagin pogut anar a Madrid, al Teatro Español, a veure l'espectacle Follies tindran una altra oportunitat els dies 27 i 28 de juliol, a l'auditori dels jardins del castell de Peralada, en el marc del Festival Internacional de Música Castell de Peralada, tal i com van confirmar fonts de la producció, en l'única oportunitat en què, de moment, està previst que el muntatge, de grans dimensions i, pel que diuen els crítics, d'una qualitat altíssima, sortirà del Teatro Español després d'haver-s'hi exhibit del 10 de febrer al 8 d'abril, i d'haver estat prorrogat del 8 de juny al 21 de juliol.
El mes de febrer passat es va estrenar l'adaptació al castellà d'aquest muntatge, el primer que es fa a l'Estat, que a més és l'últim que ha dirigit Mario Gas –la direcció musical és de Pep Pladellorens–, com a responsable artístic del Teatro Español. Follies és un monstre pel que fa a xifres, ja que té un repartiment de 38 intèrprets, cantants i ballarins, a més d'una orquestra de gairebé una vintena de músics, de manera que l'esforç de treure'l del teatre madrileny ha de ser considerable.
El repartiment original, en què s'especula que hi podria haver alguna variació, el formen grans noms del món de l'espectacle com ara Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius i Pep Molina, que són les dues parelles protagonistes, però també s'hi poden trobar figures com ara Massiel, Asunción Balaguer, Teresa Vallicrosa i Mònica López.
En l'acte de presentació de l'espectacle, Mario Gas, que ja havia dirigit anteriorment tres musicals de Sondheim –Golfus de RomaSweeney Todd i A little night music–, va dir que considera que “Sondheim és un geni, un autor emblemàtic que ha revolucionat el concepte de musical”, i va explicar de l'espectacle que aquest és “un homenatge al gènere”. Malgrat que la història que explica, en què els protagonistes són velles glòries de la revista musical, va sobre el pas del temps, Gas afirma que “Sondheim no és nostàlgic. La nostàlgia és ancorar-se en un punt del passat i no avançar. No és el cas.” Quant al repartiment, Gas va dir que “feia temps que no tenia una companyia tan espectacularment compacta, brillant i boníssima”.
Dijous, al Liceu de Barcelona, el Festival Internacional de Música Castell de Peralada, que dirigeix Oriol Aguilà, presentarà la programació de l'edició d'aquest estiu, la 26a.
Font: Dani Chicano (www.elpuntavui.cat)

Bogeries a Peralada

by on 15:13
Els amants del teatre musical que no hagin pogut anar a Madrid, al Teatro Español, a veure l'espectacle  Follies  tindran una altra...
A Carlos Hipólito (Madrid, 1956) se lo imagina uno como un tenista, un jinete o un atleta británico que fuera con una raqueta o una fusta en la mano, golpeándose el pie derecho, vestido con pantalón blanco y con un suéter de pico también de color claro y rayas amarillo pálido.

De esa apariencia que uno se imagina solo hay una realidad: una vez actuó en una obra de William Shakespeare (El sueño de una noche de verano)vestido con un suéter de esas características. “Miguel Narros dirigió el montaje, en el Español, y nos hizo vestir a todos como deportistas británicos”.
Es cierto que parece británico. “María Luisa Merlo me lo dijo un día: ‘Eres el más británico de los actores españoles”. Pero es madrileño, de pura cepa, y es un verdadero extraño en el graderío. De chico fue jinete, y de grande mira embobado el tenis. Pero no tiene nada que ver con el fútbol (o casi nada) ni con otros deportes que precisen de una atención desde la grada. Así que, en casa, es espectador de deportes tranquilos.
También le gusta el atletismo. Le gusta mucho. Admira a los atletas, su preparación, su concentración. “Y como soy actor, me fijo en ellos, como si fuera a componer sus personajes. Me fijo también en las actitudes de los tenistas, qué vida interior, qué decisiones tan rápidas han de tomar, y qué ágiles son”.
Pero vayamos por partes. Carlos Hipólito, cuya voz ahora es también la de un cantante (en Follies, la comedia musical que interpreta en el Teatro Español, dirigido por Mario Gas) y sigue siendo (en la tele) la voz del protagonista de Cuéntame, fue jinete de chico, y lo parece; tiene el cuerpo enjuto, exacto, como si no le sobrara grasa alguna, y sí, se lo puede imaginar uno perfectamente cabalgando, completando, como dice Fernando Savater, un experto, la figura del caballo, o viceversa. “De jovencillo”, dice el actor, “monté mucho a caballo. Mi profesor se llamaba Alfredo, nos llevaba cerca de Televisión Española y allí aprendíamos los fines de semana”.
Pero empezó en el oficio de actuar. “Y había riesgos, que si te caías del caballo, que si te rompías una pierna..., y pudo más el actor que el jinete”. De chico, claro, jugó al deporte más conocido. “Parecía inevitable que me gustara el fútbol: soy el menor de cuatro hermanos, pero ni a ellos ni a mi padre les interesó el fútbol mayormente, de modo que he sido un espectador bastante escéptico por desconocimiento”.
Y si no entiendes el fútbol puede ser el deporte más aburrido de la tierra, o eso piensa la gente que entiende. “Ahora bien, no soy antifútbol ni mucho menos. Sigo algunos partidos, admiro la geometría de la que son capaces algunos futbolistas. Y me entretienen mucho los juegos de estrategia que se advierten en los planos generales de las retransmisiones. Lo ves como si estuvieras ante un futbolín. Me encantan esos dibujos que hacen esquivando a los contrarios para disparar finalmente a portería”.
O sea que entiende más de lo que se imagina... “Pero más allá de los nombres de algunos futbolistas que son conocidos por sus proezas, no me sé la alineación de ningún equipo, ni soy forofo de nada... Me gusta el atletismo, y siempre que hay pruebas de atletismo por televisión me siento fascinado a verlas”.
Es como el trabajo de un actor el trabajo de un atleta. “Es de mucho esfuerzo, obliga siempre a poner el cuerpo a prueba. Me gusta ver a los atletas. Es también por mi trabajo: me gusta estudiar los personajes, y de los atletas me gusta la cara que ponen cuando llegan... El trabajo de actor es un trabajo de atleta. Estás obligado a dosificar energías. Y el trabajo de cantante (y ahora canto) lo es doblemente: tienes que dosificar energías, has de manejar bien el aire, has de cuidar el instrumento de la voz controlando también tu mundo emocional, fundamental en un actor. Y eso también requiere una gimnasia. La gimnasia es dura, pero no se debe notar”.
En eso dice como Azorín: lo que parece fácil es lo difícil de hacer. Él lo dice así. “No debes mostrar nunca el esfuerzo al que te obligas, tienes que hacer fácil lo que haces, pero el esfuerzo del atleta siempre está ahí”.
¿Y el tenis? No sólo por ser “el más británico de los actores españoles”, como le decía María Luisa Merlo. Es, también, porque en este Carlos Hipólito que fue preparado para ser jinete hay una condición innata para ser espectador respetuoso de lo que hacen los otros. “Veo a los tenistas, cómo se comportan, cómo compiten, y me quedo embobado. No practico muy bien ese deporte, que alguna vez quise imitar jugando al pimpón. Pero verlo jugar me hipnotiza. Me gusta observar a los tenistas, uno grita, el otro se concentra... El aspecto humano de los deportes es quizá lo que más me llama la atención como espectador”.
Admira a los ciclistas, “porque ponen a prueba la máquina humana hasta los límites más lejanos”, y fue muy feliz viendo alguna obra de teatro en la que el deporte (el boxeo, sobre todo) era protagonista. Cita, por ejemplo, Esta noche gran velada, de Fermín Cabal, con Jesús Puente y Santiago Ramos, o Urtain, el montaje de Animalario con Andrés Lima a la cabeza...
Lo ves actuar en Follies, donde hace un personaje altanero, cínico, elegante y petimetre, y lo asocias a la sociedad victoriana que se trasplantó a Estados Unidos... Pero no te queda más remedio que asociarlo, también, a los atletas de Carros de fuego, esa película de grandes atletas. “Y fíjate, yo también pienso en ella. ¡Me hubiera encantado hacer de atleta en esa película!”.
Fuente: Juan Cruz (www.elpais.com)


Es difícil poner en duda que Stephen Sondheim es uno de los más grandes dentro de los compositores y letristas del género del musical, al que se incorporó escribiendo las letras para West Side Story de Leonard Bernstein. Nadie como él ha logrado que las canciones trasciendan más allá de sus propios límites, poniéndolas al servicio del hecho teatral, convirtiéndolas en profundas reflexiones con las que el espectador pueda indagar en sí mismo y en el mundo que le rodea.

Algunos consideran que su obra más ambiciosa, dentro de la escena, es Follies, estrenada en 1971 en el Teatro Winter Garden de Broadway, con música y letras del propio Sondheim, libreto de James Goldman, y producción de Harol Prince.

Cuarenta años después, este musical se estrena en España de la mano de Mario Gas. Las representaciones comienzan mañana en el Teatro Español, y seguirán hasta el 8 de abril. Gas es un director de escena que conoce profundamente la obra de Sondheim, a quien ya ha montado en otras tres ocasiones (Golfus de Roma, Sweeney Todd y A little night music), demostrando cómo se puede hacer un espectáculo de este género con producción española, grandes profesionales de aquí, sin recurrir a franquicias venidas de allende los mares y entusiasmando a público, crítica y al propio Sondheim que no escatimó elogios cuando vio “el mejor Sweeney Todd que me han montado”.

Esa especialización sondheimiana invita a pensar que Gas ha dejado para su madurez profesional y vital Follies, cuyo trasunto se sumerge en reflexiones, no siempre amables, sobre el paso del tiempo, la profesión escénica y lo que los teatreros se van dejando por el camino cuando ya llevan un buen trecho de él recorrido. “No soy especialista en Sondheim. Sí es verdad que lo he montado varias veces, pero también a Brecht, a Dürrenmatt, a Valle-Inclán y en esta ocasión me enfrento a una obra que habla sobre el desgaste de los seres humanos, las ilusiones perdidas, la futilidad de nuestra profesión marcada por un aplauso efímero, de los mundos que acaban y que empiezan y todo ello se aborda con una gran inteligencia y sensibilidad”, señala Gas, quien parece creíble cuando asegura que Follies no se podía montar sin un gran compañía. Él asegura tenerla.

Todo hace presumir que es grande en varios sentidos. Numéricamente ya que son 32 actores, cantantes, bailarines, más una orquesta de 20 profesores tocando en directo. Y ahí nos encontramos nombres como el de Vicky Peña, actriz fetiche de Gas y una de esas silenciosas profesionales alejadas de barullos mediáticos, que ha conseguido prestigio y muchos premios a base, únicamente, de hacerlo muy muy bien. Como Carlos Hipólito, tan versátil él. O Asunción Balaguer, la decana del montaje con sus 86 años. Y otros muchos como Muntsa Rius, Pep Molina, Linda Miraval, Teresa Vallicrosa, Mónica López, Ángel Ruiz, Lorenzo Valverde… Y algo que en principio puede resultar sorprendente: Massiel, reclamada por el mismísimo Mario Gas e incorporada a un espectáculo de alta cultura para interpretar la emblemática canción I’m still here.

La historia es la de un viejo teatro deteriorado de Broadway que tiene los días contados ya que la especulación inmobiliaria (estamos en 1971) le va a hacer desaparecer. Pero antes el viejo empresario decide reunir a profesionales de muy diferentes edades y de la mano de ellos el espectador hará un viaje a modo de flashback por mundos que esconden esas viejas paredes. Las que han recreado los escenógrafos Juan Sanz y Miguel Ángel Coso, mientras que el multipremiado vestuarista Antonio Belart ha jugado con todo lo que le ha sugerido el sofisticado mundo de la revista, de sus plumas y lentejuelas, al tiempo que ha recreado la estética y la moda de los años cuarenta y setenta del pasado siglo.

Junto a ellos ha sido fundamental el trabajo de los traductores Roser Batalla y Roger Peña, del director musical Pep Pladellorens y de los coreógrafos Aixa Guerra y Lluis Méndez, este último especialista en claqué.

“No tengo claro que este sea el musical más importante de Sondheim, todos los son y cada uno tiene su peculiaridad y este tiene algo muy específico: habla de algo importantísimo para los que vivimos en el mundo de la escena, y lo hace con una música muy hermosa y un tratamiento dramático muy intenso”, apunta el director, a quien este montaje le ha llevado a una inevitable identificación: “Todo buen teatro te hace reflexionar, y en la reflexión siempre hay dos niveles, uno de identificación y otro de alejamiento, para poder contar y narrar una historia. En este caso nos habla de un género, que aquí en España lo encontramos en la revista y en la zarzuela, pero lo hace sin nostalgia, solo rinde un homenaje a un mundo que pasó y a un mundo que viene, no es nada reivindicativo, ni apuesta en una sola dirección, sino que reflexiona sobre un género popular, entronizado en la imagineria colectiva de todo occidente, pero no es una obra endogámica”, apunta el director al hablar de este montaje que actualmente se representa en Broadway, protagonizado por Bernadette Petters, Jan Maxell, Danny Burstein y Ron Raines y cuyas canciones recrean las revistas de Broadway, las Ziegfeld Follies, inspiradas en el Follies Bergére (de donde toma su nombre el género de variedades) y que son el equivalente a nuestra revista.

Balaguer es en la obra una de esas grandes estrellas por las que ha pasado el tiempo… y otras muchas cosas. A sus 86 años se ha atrevido a participar en esta aventura, no sin antes deshacerse del miedo que le produjo la propuesta de Mario Gas: “Cuando me lo propuso me asusté mucho, pero mucho, y por supuesto le dije ‘no, yo no lo hago’, respuesta muy sensata porque nunca había hecho un musical”, señala esta veterana actriz que si que ha cantado en alguna ocasión e incluso ahí están sus intervenciones líricas en una de las muchas películas que ha hecho con Imanol Uribe, y también en la película de Enrique Gabriel, Las huellas borradas, donde cantaba La gatita blanca “pero tenía mejor voz y era más joven”, argumenta la también viuda de Paco Rabal.

Al final una amiga la convenció y ahora está como en una nube: “Soy como una niña que le han regalado el mejor juguete, además Mario es fabuloso con una mano de gran director, además ya veo que me sale gracias a la ayuda del director musical y del pianista, para la canción y en la cosa del baile, como no es nada fácil porque es claqué, tenía miedo de hacer el ridículo, pero mis compañeros han ayudado muchísimo, es curioso ver cómo cuanto más grandes son, menos vanidad tienen”, señala la actriz quien asegura que ya se le ha pasado el susto y que “con voluntad todo se puede”.

Una de esas actrices que la han echado una mano es Peña, quien al igual que Gas ha hecho varios Sondheim, de ahí que conozca bien los resortes de este creador: “Es muy juguetón, no solo aporta muchas cosas al teatro, también le gustan los mecanismos de lo que conocemos como carpintería teatral. Pero hay que dejar algo claro, al hablar de Sondheim, de Follies, no estamos en el territorio de los lugares comunes del musical, es como si hablamos de las rubias, pues hay rubias y rubias y ha musicales y musicales”, dice muy explícita para dejar claro que Sondheim siempre mira a sus personajes, a la sociedad que retrata, a los conflictos, con cercanía, con una mirada crítico: “A veces es muy certero, incluso devastador, porque expone con inteligencia las miserias y grandezas del ser humano”. La actriz destaca que en esta ocasión se adentra en un terreno que él adora, como es el teatro. “Analiza como cambiamos las personas, qué podríamos haber sido…, todo es muy sustancial desde el punto de vista de la observación humana, como tantas veces lo han hecho los grandes autores; estamos ante un sondheim de gran riqueza musical, y las canciones no son anécdotas, desarrollan la acción y la potencia y de ahí que el trabajo que hacemos sea muy nutritivo, no son calorías vacías. A ello ayuda que no estamos ante una propuesta melancólica, lo cual está muy bien”.

Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)



El escenario es oscuro y misterioso. De pie, en el centro, hay un hombre ya mayor, linterna en mano, que inspecciona con tristeza los restos de su antaño famoso teatro. Un día antes de ser derruido para ser convertido en garaje, el empresario Dimitri Weissmann ha convocado a una gran fiesta a todos los artistas que pasaron por su escenario entre 1920 y 1940. El local fue cerrado tras la Segunda Guerra Mundial para acoger en él un teatro de repertorio, más tarde dedicado al ballet y a los musicales, hasta llegar a albergar una sala de cine porno. Ahora lo van a tirar para construir un garaje. Weissmann quiere reunir a las viejas glorias, las coristas y vedetes, los caballeros que hicieron grande y glamuroso el teatro de principios del siglo XX. Corre el año 1971 y a la velada acuden todos. Y allí, entre lentejuelas, brillos, plumas y bailes, se van encontrando cara a cara con sus sueños truncados, sus amarguras y frustraciones, sus glorias y también sus fracasos.
¿Quién soy? ¿En qué me he convertido? ¿Qué decisiones tomé cuando era joven que me han convertido en alguien que no me gusta? ¿Es esto lo que yo esperaba de la vida? ¿En qué me he equivocado? Hay muchas preguntas detrás de Follies, el musical del venerado Stephen Sondheim (siete premios Tony, un Oscar y un Premio Pulitzer) que, dirigido por Mario Gas, e interpretado por Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Massiel, Asunción Balaguer y muchos más, se estrenará en el teatro Español el próximo 10 de febrero. Todo un tributo a la época dorada del musical americano, en el que habrá más de 20 números musicales, orquesta en directo, 30 personajes en escena y un centenar de trajes de ensueño. Con estos ingredientes, Follies se perfila como uno de los grandes estrenos de la temporada teatral.
Follies es mucho más que un musical al uso. Es la primera advertencia que sale de los labios de Mario Gas, de Vicky Peña y Carlos Hipólito. “Ahora mismo, bajo la denominación de musical, se encuentran fórmulas para enhebrar éxitos y venderlos como espectáculos referidos a cantantes o emisoras de radio. A mí lo que me interesan son los musicales con concepto dramático, como los de Sondheim. Todas sus obras tienen una gran consistencia dramática, se explican historias, hay un dibujo de personajes y situaciones, un resultado teatral”, asegura Peña, mientras su compañero de reparto, Carlos Hipólito, añade: “Fue el gran revolucionario del género musical porque para él las canciones no son simplemente una ilustración, sino que con ellas, con sus letras y su música, va avanzando la acción dramática. Las canciones se configuran como escenas. Concretamente, en Follies, no hay saltos entre la parte hablada y la cantada, sino que es una prolongación de lo que estás interpretando. Escuché una vez una frase de una actriz hablando de Sondheim que ahora la entiendo muy bien: ‘Sus personajes empiezan a cantar cuando ya no pueden seguir hablando”.
Mario Gas, que firma con Follies su cuarto musical de Sondheim, resalta el componente de homenaje a una profesión de gloria muy efímera. “Es todo un análisis del paso del tiempo, de cómo erosiona a la gente, cómo las ilusiones desaparecen, cómo a veces el amor no se corresponde con la vida cotidiana, de por qué determinadas personas buscan afanosamente ser de una manera que no son. Todo ello con una música brillante que opera muy bien en las atmósferas que describe. Estamos ante un tipo de espectáculo total que a mí me place mucho. Hay mucha amargura y frustración, pero sin nostalgia, con una visión irónica, cínica, ácida, no exenta de amor”, asegura sobre el escenario coqueto y cálido de ese teatro que dirige desde 2004.
El entusiasmo por Follies se huele nada más entrar en esa enorme sala de ensayos que hay en la planta baja del Español. Colocados en semicírculos, frente al director musical de la obra, Pep Pladellorens, bolígrafo BIC en mano a modo de batuta, los actores y cantantes están como disfrutando siempre, mientras ensayan y corrigen las entonaciones de las canciones de Follies. En primera fila, Vicky Peña y Carlos Hipólito junto a la otra pareja protagonista, Muntsa Rius y Pep Molina. Cantan al unísono: “Dime espejo, háblame, quien es un payaso más, va de fiesta, dan las seis, ríe y finge que está bien”. Los coros, las distintas voces, salen del sector de la derecha, donde en ese momento intervienen Massiel y Asunción Balaguer, tan sonriente y atenta con su largo collar de perlas. Dos pisos más arriba, Antonio Belart despliega todo el glamur de las fantásticas plumas, las lentejuelas y collares de los bocetos de vestuario que ha creado para Follies. También de esas vedetes fantasmagóricas y surrealistas que aparecerán en la obra. “Los musicales son el alimento del alma”, exclama Belart, que solo después de realizar sus propios figurines viajó a Nueva York a ver el Follies que allí se representa. “No quería que me influyera. Cuando vi el de Nueva York me gustó mucho y también me gustó lo mío”.
Hipólito, esa voz trabajada y cuidada durante los más de 32 años que ha pasado en el teatro, no se había enfrentado nunca a un musical de esta naturaleza, lo contrario que Vicky Peña, que se estrenó en 1984 con La ópera de perra gorda, de Bertolt Brecht, y ha continuado con varias obras de este género. “El musical es un género para el que he intentado prepararme toda la vida y nunca he tenido ocasión de demostrarlo. Cuando Mario Gas me ofreció este personaje maravilloso decidí retomar las clases de canto y de baile. Llevo seis meses preparándome como un loco, como si fuera a cantar Tosca. Quiero que la voz, a la hora de cantar, sea muy natural, sin saltos y sin impostación, que sea la continuación de la parte hablada. Es como otra manera de comunicarte. En este musical se pide un estado de ánimo especial por parte del intérprete para las canciones”, explica el actor, que también se estrena en una obra dirigida por Mario Gas.
“¿Qué tiene a favor el musical para un actor? Que la expresividad es más rica. ¿Qué tiene en contra? Que es mucho más exigente porque el canto es muy puñetero. Cuando has de cantar en escena eres más esclavo de tu cuerpo y de tus facultades interpretativas. Te requiere de unas facultades físicas poderosas”, explica Vicky Peña con una candidez y una normalidad que luego traslada a su trabajo en el escenario.
Peña e Hipólito son Phyllis y Benjamin en Follies. Una pareja que se conoció en los años veinte, cuando ella era una corista y él un estudiante de derecho. Él, de joven, persiguió el éxito por encima de todo, es un hombre ambicioso que se ha convertido en un político de éxito, famoso y brillante socialmente. Ella intentó cultivarse y estudiar, pero ha terminado siendo solo la mujer de… En esa velada a la que han sido convocados en el teatro se desvelarán muchos secretos. Una noche entre festiva y amarga, en la que ese escenario, con tantos recuerdos para todos, actuará como una especie de líquido revelador que les pondrá frente a su más cruda realidad. Ben es hoy un hombre herido, consciente de que ha vivido su vida de manera equivocada, y eso le produce una amargura y un dolor enorme, que tiñe de ironía y cinismo. Phyllis vive en un profundo vacío y un vértigo terrible al comprobar en lo que se ha convertido su vida. Experiencias que comparten con todos y cada uno de los componentes de aquella compañía de luces y brillos. En palabras de Mario Gas: “Lo que fue, lo que pudo ser y lo que es. Toda una época que acaba y algo incierto que comienza. Es nuestra época”.
Fuente: Rodrigo García (www.elpais.com)




Carlos Hipólito, uno de los grandes actores españoles de nuestros días,prepara ya sus cuerdas vocales para pasarse los dos próximos años cantando sobre los escenarios. El intérprete será a partir de enero de 2012 el protagonista de Follies, el musical de Stephen Sondheim, que va a dirigir Mario Gas, y un año más tarde encanará al capitán von Trapp en la nueva producción de Sonrisas y lágrimas, el popular título de Rodgers y Hammerstein que ya se ensaya bajo la dirección de Jaime Azpilicueta.
No es la primera vez que Carlos Hipólito prueba el género; hace una década protagonizó Historia de un caballo, una función escrita por Enrique Llovet a partir de un cuento de Leon Tolstoi. Ahora repite con dos títulos de características muy diferentes que, según ha podido saber ABC, tienen muy ilusionado al actor. Hipólito comenzará el año en la piel de Ben, protagonista masculino de Follies, un musical inédito en España, con música y letras de Stephen Sondheim y libro de James Goldman. Se estrenó en el Winter Garden neoyorquino en marzo de 1971, y obtuvo catorce premios Tony (entre ellos el de mejor partitura y mejor dirección, este último compartido por Harold Prince y Michael Bennett). Curiosamente, el estreno en España coincidirá con el cierre en Nueva York de una nueva reposición de la obra. Junto a Hipólito encabeza el reparto Vicky Peña, con una larga experiencia en las obras de Stephen Sondheim: siempre a las órdenes de Mario Gas, director de Follies, ha interpretado ya Sweeney Todd y A little night music.
Y en enero de 2013, Carlos Hipólito pasará a ser el capitán Georg von Trapp en Sonrisas y lágrimas, uno de los más populares títulos del género, creado por Richard Rodgers y Oscar Hammestein, pareja legendaria de Broadway. Jaime Azpilicueta es el director de la nueva producción española de la obra, que se estrenará a finales del mes próximo en Tenerife. El compromiso previo de Hipólito con Follies ha obligado a que se incorpore a Sonrisas y lágrimas cuando el musical llegue, dentro de un año, a Madrid. Mientras tanto, el papel lo interpretará Carlos Benito. Sonrisas y lágrimas (The sound of music). Como María estará Silvia Lucchetti. Estrenado en noviembre de 1959 en Nueva York, esta será la tercera producción estrenada en España. Alfredo Mayo y Camille Carrión protagonizaron el estreno en nuestro país, en un montaje dirigido en la Zarzuela de Madrid en 1968 por Pablo Cabrera y Moreno Buendía, con versión de José López Rubio. Y en 1982, con versión y dirección de Juan José Alonso Millán y adaptación musical de Moreno Torroba. Pastor Serrador y Pilar Barbero fueron los protagonistas del estreno en el teatro Príncipe.
Fuente: Carlos Hipólito (www.abc.es)

TEXTO: ARTHUR MILLER
ADAPTACIÓN y DIRECCIÓN: CLAUDIO TOLCACHIR
INTÉRPRETES: CARLOS HIPÓLITO, GLORIA MUÑOZ, FRAN PEREA, MANUELA VELASCO, JORGE BOSCH, NICOLÁS VEGA, AMANDA RECACHA, ALBERTO CASTRILLO-FERRER y AINHOA SANTAMARÍA
PRODUCCIÓN: PTCTEATRO y TEATRO POLIORAMA
TEATRO POLIORAMA


Vivimos en una sociedad que nos tienen que ofrecer todo cortado y masticado para que se nos haga más fácil su ingesta. Esta moda ha llegado al teatro y la versión de Claudio Tolcachir de Todos eran mis hijos es un ejemplo de ello. Es posible recortar texto, no digo que no, pero no es necesario masacrarlo. Una obra es un clásico por alguna razón y esta vez a Tolcachir se le ha escapado de las manos la adaptación.

Hora y media, cuando el original llegaría a las dos y media, de absoluto desperdicio de dramaturgia. Pero podía ser éste el caso de que los intérpretes salvaran la función, pero volvemos a encallar el barco. Sin tener demasiado en cuenta la locura con la que aparecen y desaparecen los secundarios del escenario, deberíamos incluso agradecerle a Tolcachir el escaso protagonismo que les ha otorgado.

Pero el suplicio interpretativo llega a su nivel más alto cuando Fran Perea (Chris Keller) aparece en escena, y nos preguntamos porqué después de tantos años no ha aprendido a interpretar. Un tanto de lo mismo, pero rebajado le ocurre a su compañera Manuela Velasco, y a todos aquellos que se suben a las tablas sin la preparación teatral suficiente y sólo por su cara bonita. Pero, por suerte, el timón de este barco encallado lo lleva la pareja teatral de Carlos Hipólito (Joe Keller) y Gloria Muñoz (Kate Keller) que consigue que en sus escenas tanto juntas como separadas veamos un toque de brillantez interpretativa, que aún así no acaba de convencer entre tanto remo a la deriva.

Escenográficamente tampoco funciona, demasiado simple y poco convincente. Es curioso contemplar como, por ejemplo, los intérpretes aluden a una ventana invisible desde la que miran por la noche, en una casa enorme, propia de una familia adinerada, que aquí vive recluida en una especie de caseta para guardar herramientas. Pero nuestra imaginación poderosa, imagina aquello que no tiene forma ni presencia.

Demasiada expectación para un dramaturgo/director que sorprendió a medio mundo con aquella maravilla llamada La omisión de la familia Coleman y que ahora derrapa en su camino hacia la consolidación escénica. Esperemos que éste sólo sea un pequeño tropiezo en la trayectoria con la que todos esperábamos que nos deleitase.

TODOS ERAN MIS HIJOS

by on 14:05
TEXTO: ARTHUR MILLER ADAPTACIÓN y DIRECCIÓN: CLAUDIO TOLCACHIR INTÉRPRETES: CARLOS HIPÓLITO, GLORIA MUÑOZ, FRAN PEREA, MANUELA VELASCO...


FICHA ARTÍSTICA
TEXTO: FRIEDRICH von SCHILLER
TRADUCCIÓN: ADAN KOVACSICS
DRAMATURGIA: MARC ROSICH y CALIXTO BIEITO
DIRECCIÓN: CALIXTO BIEITO
INTÉRPRETES: BEGOÑA ALBERDI, JORDI ANDUJAR, ÀNGELS BASSAS, RAFA CASTEJÓN, JOSEP FERRER, CARLOS HIPÓLITO, VIOLETA PÉREZ y MINGO RÀFOLS
PRODUCCIÓN: TEATRE ROMEA, XV INTERNATIONALEN SCHILLERTAGE, CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL i GREC'09 FESTIVAL DE BARCELONA
TEATRE GREC


Después de dejarnos helados con una adaptación del clásico Tirant lo Blanc, la temporada pasada, Calixto Bieito ha llevado su último espectáculo al Teatro Grec de Barcelona con gran éxito. Don Carlos une una impresionante e impotente puesta escena, casi operística, a las que normalmente nos tiene acostumbrados Bieito con unas excelentes interpretaciones y una cuidada dirección.

La historia de una España podrida, donde el circo, la Iglesia y las tradiciones lo envuelve todo y a todo aquel que se salga de su papel establecido desde la cuna verá como su placentera vida se convertirá en la más horrible de sus pesadillas.

El fanatismo religioso, la sangre derramada de los muertos en un imperio donde no se pone el sol se une a la sangre de la fiesta nacional, el poder de un Rey que domina sobre su pueblo pero no sobre su corte, los cimientos de una sociedad a punto de derruirse por sí misma es el retrato de la leyenda negra de una España vista por los ojos de un alemán.

Felipe II, un intermitente Carlos Hipólito, nos recibe en su invernadero, donde cuida sus plantas y donde la vegetación crece gracias a los nutrientes de los cadáveres que se esconden enterrados. Pobre Don Carlos, un brillante Jordi Andújar, que enamorado de su madre, Isabel de Valois, Violeta Pérez, a la que le falta voz y fuerza en la mayoría de las escenas, acaba en un deliro absurdo por unas normas y leyes que coartan su libertad y la del resto de personajes. Don Carlos se tiene que enfrentar a las fuerzas humanas y espirituales y vivir en la jaula de su vida. Un gran princesa de Éboli, Àngels Bassas, que supera en fuerza y presencia escénica a casi todos sus compañeros y Mingo Ràfols como Gran Inquisidor, que vuelve a contar con la extraña magia que desprenden sus ojos para que la palabra de Dios se imponga en un mundo sin perdón.

Como viene siendo habitual en los montajes de Calixto Bieto, la música vuelve a ser imprescindible. En este caso Begoña Alberdi, la Duquesa de Alba, y Josep Ferrer, el Duque de Alba nos interpretan un réquiem por la muerte de una sociedad, de un tipo de pensamiento humanista que se enfrenta a un incierto claroscuro al constatar que se hallan en un mundo sin un futuro visible. Pasodobles y demás canciones y actos circenses nos mostraran a una España no tan lejana como debería que mezcla la fiesta y el sacrificio de la sangre en la plaza de toros.

El virtuosismo y la cuidada representación de Don Carlos ha sido el colofón final a un agridulce Grec'09, que prometía más de lo que ha acabado ofreciendo y que a pesar de las cifras, esperemos que el año que viene cumpla con las expectativas.

DON CARLOS

by on 20:12
FICHA ARTÍSTICA TEXTO: FRIEDRICH von SCHILLER TRADUCCIÓN: ADAN KOVACSICS DRAMATURGIA: MARC ROSICH y CALIXTO BIEITO DIRECCIÓN: C...