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Font: Jordi Bordes (elpuntavui.cat)
Ja fa anys que l'Associació d'Actors i Directors Professionals de Catalunya (AADPC) han unit les seves tradicionals lectures reivindicatives del Manifest Internacional i l'autòcton amb les altres accions que organitza l'Associacio d'Empresaris de Teatre de Catalunya (Adetca) i el suport de Teatres Públics. Enguany la celebració, que s'escau avui mateix, ha sortit reforçada amb altres accions com l'estrena del monòleg El tiempo es un sueñod'Asunción Balaguer, actriu artísticament activa als seus 89 anys. Ella diu que si visqués 1.000 anys, seguiria sent actriu. O el que és el mateix, que si tornés a viure, “tornaria a ser actriu”. El muntatge, amb supervisió de Rafael Álvarez El Brujo, fa repàs de la seva relació amb el teatre. Història i emoció viva garantida.
La voluntat de mantenir viu el Dia Mundial del Teatre s'allarga fins a Setmana Santa, perquè es vol impulsar una política de preus atractiva per fer més accessible l'assistència a espectacles per a la gent que es queda a Barcelona aquestes vacances. La celebració, de fet, arrenca amb l'entrega del Premi Anita-Memorial Anna Lizaran. A la tarda, Asunción Balaguer (19 h) estrenarà el muntatge al CCCB, l'espai que es vol instituir per als pròxims anys on celebrar les accions del Dia Mudial del Teatre (Balaguer repetirà actuació dissabte a les sis de la tarda). A les 8 del vespre, Abel Folk llegirà el manifest internacional, que aquest any l'ha redactat el director polonès Krzystof Warlikowski. L'AADPC, en comptes de convidar un artista que escrigui el manifest en clau local, ha optat per consensuar un text i gravar-lo en un videomanifest en què intervenen més de 55 companyies independents i professionals individuals de teatre d'arreu de Catalunya.
Els teatres de Barcelona que fan programació familiar les matinals de diumenge s'han proposat un repte que respon al lema Cap butaca buida. Això implica una campanya de promocions per deixar el preu de les entrades a 6 euros per garantir que cap butaca de la platea no quedi sense espectador. De fet, coincideix amb la promoció que les taquilles de tots els teatres i els web ofereixen des d'avui i fins diumenge: tots els que comprin localitats per a funcions d'avui fins al 6 d'abril tindran una rebaixa del 50% del preu real (subjecte a disponibilitat). La professió tindrà dues cites més: una festa que convoca l'AADPC a partir de les 23 hores al hall del CCCB divendres i el debat El teatre en plena transformació de la societat catalana, demà a les 12 del migdia al CCCB. Es tracta d'un debat en què l'equip de cultura de la nova coalició electoral Barcelona en Comú presentarà els seus projectes per al sector.
Aquesta setmana, l'actual president d'Adetca, Xavier Marcé, ha posat un termòmetre del que va de temporada. Si el 2012/13 va haver-hi una caiguda terrible d'ocupació, el 2013/14 es va recuperar amb un petit 3%. Per ara, a l'ocupació respecte els 13/14 hi ha un altre increment del 4%. És una tendència que s'ha de confirmar en tancar l'any i que encara quedarà lluny dels resultats del 2011/12, els millors de la història. Tot i que la recaptació sigui un 8% superior respecte de la temporada 13/14, Marcé matisa els resultats: el gruix de recaptació i ocupació ha estat per als tres grans musicals. Tot i que en nombres absoluts les xifres són positives, els teatres de mitjà format es mantenen sota mínims amb el risc de no poder reinvertir l'any vinent en noves produccions. Els artistes, però, no renuncien a seguir actuant. L'art, per sobre de la misèria.

Fuente: abc.es
Una de las grandes tragedias políticas de William Shakespeare«Ricardo III», se presenta a partir del próximo 6 de noviembre en el Teatro Español, en una producción protagonizada por Juan Diego, a quien acompañan en el reparto Asunción BalaguerTerele Pávez, Lara Grube, Ana Torrent, Juan Carlos Sánchez, Jorge Muñoz, José Hervás, Aníbal Soto, Óscar Nieto, Carlos Álvarez-Novoa y José Luis Santos. La dirección es de Carlos Martín, que ha trabajado a partir de una dramaturgia de José Sanchis Sinisterra. El montaje estará en escena hasta el 28 de diciembre.
«Ricardo III» se escribió a finales del siglo XVI, alrededor de 1591 o 1592 según los estudiosos de la obra de Shakespeare. Narra la historia de la monarquía inglesa desde 1471 (muerte de Enrique VI) hasta 1485 (muerte de Ricardo III). El protagonista es dibujado como un asesino vil, deforme, ambicioso y corrupto. En esta producción del Teatro Español se altera notablemente la estructura de la obra original, colocando como nuevo centro dramatúrgico la escena tercera del quinto acto. 

Espejo interior

«Alterando notablemente la estructura de Ricardo III –cuenta su adaptador, José Sanchis Sinisterra-, organizando sus escenas, personajes e interacciones según otros principios compositivos, concentrando espacios, tiempos, diálogos y situaciones en torno a un nuevo centro dramatúrgico -la escena tercera del quinto acto-, recurriendo a procedimientos y convenciones más o menos frecuentes en la escena contemporánea, la presente (per)versión de la tragedia shakespeariana propone, más que una reflexión sobre la ambición humana, una interrogación sobre eso que llamamos conciencia, ese espejo interior, tan a menudo turbio, en cuyo azogue se reflejan y refractan los actos que nos definen ante el mundo y ante nosotros mismos».
Carlos Martín, director de la función, añade que esta función «también apuesta por una propuesta que se aleja de todo psicologismo para confiar en la fuerza de la palabra. Las pausas son pausas de acción, pero la fuerza de la palabra es la que conduce a la acción. El texto es un fluir continuo de palabras, lo que otorga al montaje un gran dinamismo. Palabras tras palabras que envuelven al público en el delirio de Ricardo III».
El director ha trabajado la obra, en tres planos: Ricardo III, con todo su terror y su rencor; la Corte, dividida por sus intrigas y sus luchas fratricidas, y la guerra. Pero ha querido mostrar más al hombre que al tirano. «Tengo toda la maldad, la locura, y un punto de ángel, que la tiene, de Ricardo III –dice Juan Diego-. Toda la maldad la fabricamos aquí, en este mundo, no la traemos al nacer. Y define a su personaje como un ser misógino y tiránico que se avergüenza de su interior; estoy –añade el actor- dolorosamente feliz».
«Lo más importante en esta puesta en escena –insiste el director- es el plano de la conciencia y la responsabilidad colectiva del personaje, y por extensión del resto de personajes. Cómo el estado mental del personaje se va deteriorando. Como el paso por sus crímenes, sus delirios y sus rencores no es en vano, queda residual en la conciencia, algo queda de traumático. La aparición del miedo, de lo sobrenatural es un reflejo de su propia perturbación mental. Todo esto sumado a su físico, al hecho de ser un ser inadaptado para la Corte porque está acostumbrado al mundo de la guerra, sumado al conflicto con la madre, un distanciamiento que busca y que no encuentra, lleva a plasmar ese personaje como tiránico y delirante, pero desde una perspectiva más tridimensional, menos plana. Se trabaja el tirano desde las debilidades del personaje».


Fuente: Javier Molina (elpais.com)
¿Qué es más difícil, desnudar el cuerpo o el alma? Un monstruo de siete cabezas arranca una alocada respuesta coral:
-¿El alma? Yo eso no sé dónde está.
-Pues yo prefiero unas porras.
-No, no, es mucho más fácil el cuerpo, porque…
-¡Serás guarra!
-Pues chica, yo mejor desnudo el alma, porque soy una chica de-cen-te.
-Claro, es que tienes educación judeo-cris-tia-na.
-¡Los que van a salir desnudos van a ser los espectadores!
Entre las risas y las alborotadas réplicas se crea tal bullicio que es difícil percibir qué boca emite cada frase. Son las protagonistas de Las Chicas del calendario, la obra que representarán en los Teatros del Canal de Madrid del 2 al 28 de abril. Las siete protagonistas mantienen la misma química traviesa y campechana tanto dentro como fuera del escenario. Los ensayos transcurren en una inmensa sala blanca contigua al teatro en la que se ha reunido todo el elenco y el equipo técnico. Las escenas esbozadas prometen una comedia emocional con un mensaje positivo y solidario que tiene como telón de fondo la lucha contra el cáncer. “Contamos una historia real que demuestra, una vez más, que un pequeño gesto puede cambiar el mundo”, resume el director Antonio Calvo.
Todo comenzó en 1999 en un pequeño pueblo de Yorkshire, al norte de Inglaterra. Un grupo de mujeres maduras pertenecientes a una asociación femenina comenzaron a idear propuestas con el objetivo de recaudar fondos para la investigación contra el cáncer, la enfermedad que acabaría con la vida de John Baker, el marido de una de ellas. Durante su padecimiento, Baker se aficionó a cultivar girasoles que regalaba a familiares y amigos con la esperanza de que ya estaría curado cuando floreciesen. Para él, los últimos días de vida de una flor eran los más bellos. Desdichadamente, la enfermedad acabó con su vida, pero la madura belleza del girasol se convirtió en el símbolo de las mujeres que honrarían su memoria con una idea peculiar y solidaria destinada a tener un éxito descomunal:aparecer desnudas en un calendario benéfico.
El proyecto alcanzó fama mundial y el calendario fue reditado año tras año marcando un antes y un después en las campañas solidarias de todo el mundo. En los años posteriores se vendieron más de 88.000 copias. Hasta la fecha, la venta de este tipo de calendarios ha conseguido recaudar más de tres millones de libras para la investigación de tratamientos contra la leucemia.
En 2002 El dramaturgo británico Tim Firth llevó esta historia a la pantalla grande en una versión titulada Calendar Girls, protagonizada por Helen Mirren y Julie Walters. La película fue uno de los éxitos más grandes del cine inglés de los últimos años. Tanto que, seis años después, se adaptó al teatro y pronto fue estrenada en el West End, donde el bombazo del celuloide se trasladó a la platea. En la versión española, adaptada por Marc Rosich y dirigida por Antonio Calvo (de la compañía Anexa), veremos a caras conocidas de la televisión y la cartelera teatral nacional como Beatriz Carvajal, una actriz con una dilatada trayectoria en teatro y televisión; María Garralón, a la que conocemos por su participación en algunas de las series nacionales más paradigmáticas, como Verano Azul y Farmacia de guardia; Berta Ojea, ganadora del premio de la Unión de Actores  por su papel en La señora y Asunción Balaguer, que ha actuado en decenas de películas y obras de teatro desde los años cincuenta.
El mundo del desnudo tuvo un antes y un después del estreno de la película The Full Monty (1997). La comedia, dirigida por Peter Cattaneo y protagonizada por Robert Carlyle, retrata el drama de un grupo de hombres desempleados que organizan un espectáculo de estriptis musical poco convencional para hacer frente a sus problemas económicos. El éxito de este filme fue fulminante, tanto para la crítica como para el público: recaudó 200 millones de euros en todo el mundo y fue nominada a cuatro Oscars (ganó el de mejor banda sonora). En España el triunfo se repitió: percibió más de 12 millones de euros en taquilla y se hizo con el Goya a mejor producción extranjera. Hoy está considerada como una de las mejores comedias británicas de todos los tiempos y uno de los mayores ejemplos de que todo ser humano puede desnudarse sin prejuicios, aunque no luzca las dimensiones áureas de la belleza griega.
Dos años después del fenómeno Full Monty estas mujeres decidieron seguir derrumbando modelos eróticos. Y ahora, tras 14 años de espera, la historia se españoliza. Mejor tarde que nunca. “El cuerpo de una mujer madura es muy bonito. Incluso con nuestras lorzas, hay algo hermoso en el desnudo”, comenta Beatriz Carvajal. “Además en nuestros desnudos no hay nada de morbo, todo es muy emocional”, añade Soledad Mallol. “¿Cómo que no hay morbo? Morbo no lo tendrás tú”, le recrimina Carmen Esteban. "¡Cuanto divismo hay aquí!", critica Catalina Solivellas. Y de nuevo comienzan las bromas y el buen rollo. Y las sonrisas se dibujan en los rostros de todos los presentes.
“Queremos que el espectador salga del teatro emocionado y viendo el mundo como un lugar mejor”, comenta el director Antonio Calvo. Aunque la comedia está escrita siguiendo las pautas del humor inglés, Calvo reivindica el mensaje universal implícito en el argumento: “Hay que salirse de la idea de que el valor de la obra es que sea británica. Lo interesante que tenemos aquí es el hecho extraordinario de que mujeres con una edad avanzada logren tener tanto éxito con un mensaje solidario. Ellas demuestran que todo es posible. Que se puede hacer, y mucho”.
A raíz del ejemplo de las chicas del calendario son muchos los que se han apuntado a la formula: desnudo, humor y solidaridad. Incluso en España: el 28 de diciembre de 2012las madres de un colegio de la población valenciana de Montserrat lograron recaudar fondos para mantener el autobús escolar de sus hijos gracias a la mima iniciativa. Aquellas mujeres decidieron emular a las chicas de Yorkshire y se exhibieron en ropa interior para hacer frente a la retirada del transporte escolar por parte de la Consejería de Educación. La noticia impactó a los medios de España e incluso interesó a diarios argentinos y estadounidenses. Uno más de los ejemplos que demuestran que, a veces, la mejor forma de hacer frente a la crisis surge de la creatividad, la imaginación y el sentido del humor.
Entonces, ¿Esta historia de cuerpos y almas desnudas puede tener utilidad en estos tiempos de crisis? Y de nuevo, ese travieso y desmesurado monstruo de siete cabezas se arranca.
-¡Oye oye! Que nuestra obra no habla de la crisis. Solo de como hacer frente al sufrimiento con alegría.
- Si, y además contamos un ejemplo de compañerismo que demuestra que las mujeres tenemos la sartén por el mango. ¡La unión hace la fuerza!
-Ahora con la subida del IVA hay que tener más ganas de hacer cosas que nunca.
-Nosotras decimos: No nos pagarán, pero no nos pararán.
-¡Que bajen el IVA leches! Que eso si que nos está jorobando el cuerpo...
-¡Y el alma!
-Eso mismo, el cuerpo y el alma.

Fuente: Julio Bravo (abc.es)

Asunción Balaguer es apacible y afectuosa. Habla con confianza, con sinceridad, siempre con su marido, Paco Rabal, en la punta de los labios, y se adivina en ella a una mujer en paz consigo misma y feliz. Hasta el 18 de noviembre estará en la sala pequeña del teatro Español para interpretar el monólogo El tiempo es un sueño, escrito y dirigido por Rafael Álvarez «El brujo» a partir de las propias vivencias de la actriz. «Yo le pedí que me llevara, como empresario, unos recitales que yo hacía con mi nieto al poco de morir Paco. Y me propuso que fuera a su casa para contarle mis experiencias como actriz y mi vida junto a Paco, al que él quería mucho. Y así surgió. Mucha gente me pregunta si no me da pudor contar mi vida. Yo respondo que no, porque no tengo nada de qué avergonzarme; al contrario, he sido muy feliz, me han pasado muchas cosas, pero de todo he salido... Y me gusta, soy un poco romántica, y si mi experiencia puede servir para algo, me sentiré muy complacida.

¿Qué tiene de catarsis el espectáculo?
Un poco tiene. Yo iba a casa de Rafael un par de veces por semana, y mientras él me preguntaba, su mujer me grababa. A veces salían riendo y otras llorando. Y sí, yo creo que fue una terapia, sí. Yo le contaba muchas cosas y él luego le daba forma. Me preguntó qué obra de teatro había hecho en el Instituto del Teatro cuando era jovencita. Me ha salido todo lo que soñaba. Y recordé que hice una obra -yo no me enteraba de lo que hacía- que se titulaba El tiempo es un sueño, de Henri Lenormand, que era una muchacha que soñó todo lo que iba a pasar. Me preguntó si podía conseguir la obra; llamé al Instituto del Teatro de Barcelona, y me la consiguieron. A partir de ella trabajó Rafael con mis recuerdos. Y concluimos que la vida es un sueño; si tenemos la suerte de haber vivido nuestros sueños...
A veces puede ser una pesadilla.
Lo que sucedía en esta obra, donde la chica soñó que su novio se suicidaba. Era una obra un poco oscura, es un tanto depresiva. En aquella época el Instituto del Teatro hacía obras muy avanzadas, junto a clásicos como La discreta enamorada, que hice con catorce años. Hacía una patarrangona de esas, una mujer... libre. Yo no sabía entonces nada de nada. Hicimos obras muy interesantes, muy modernas.
Pero este monólogo no es oscuro, sino luminoso...
Sí, lo es. Y hay un momento, el final... Yo les conté una historia mía con Paco, pero no quería que lo grabaran. Rafael me dijo sin embargo que ése tenía que ser el final del monólogo, porque ahí se veía que yo había sido una mujer muy libre y que había tomado mis decisiones libremente. Y es verdad, lo he sido. También Paco fue de una gran verdad y generosidad. No escondía nada. Yo fui su compañera, y se lo agradecí toda la vida, porque si tienes amistad las cosas funcionan mejor. A mí me dolía que me engañaran. Le dije a Paco que yo era su compañera, su hermana, su amiga... Y me daba rabia que mucha gente supiera cosas de él que yo no sabía. Eso fue en un viaje. Él me dijo que tenía razón y entonces empezó a contarme aventuras y peripecias... Sus amigas le llamaban «picaflor», pero fue un picaflor bueno.
¿Cómo se relaciona con el público en el monólogo?
Trato a los espectadores como amigos. Cuando hago teatro no me gusta saber quién está en el público, porque entonces interpreto a otra persona, pero aquí me gusta contárselo como una amiga. Yo me he vuelto muy contadora, los viejos ya se sabe... Lo paso muy bien. Esta salita del Español es muy íntima, los tienes muy cerca. Es como un pequeño concierto: música y sentimientos. He coincidido mucho con la pianista, Anna Fernández, que me ha comprendido muy bien. Y hemos elegido juntas las piezas; algunas me las tocaba mi madre de niña, y yo bailaba. Hay valses de Chopin, piezas de Albéniz, entre ellas una canción antigua catalana, que me trae muchos recuerdos, y para el momento en que recuerdo cuándo nos enamoramos Paco y yo, toca 'Córdoba', de Albéniz, porque fue en aquella ciudad. La música le da al espectáculo otros sonidos. Cuento, por ejemplo, cómo era el Paralelo barcelonés en aquella época, y ella toca un cuplé; a mí me anima, me lleva a ese momento, a los teatros: el Talía, el Arnau, el Molino, las Variedades... La música es especial. Cuando yo empezaba en el teatro, me gustaba mucho ir a los conciertos, porque me inspiraban mucho. A veces había personajes que no los veías, y la música me ayudaba. Yo creo que trabajo un poco musicalmente.
La palabra es música...
Claro. Si a veces me falta una palabra, me desconcierta. Creo que, en el fondo, me aprendo los textos musicalmente, tratando de darle verdad, naturalmente.
¿Y siendo su vida lo que cuenta, hay espacio para la improvisación?
Yo me he criado en un teatro en el que teníamos que decir lo que teníamos que decir. A mí me cuesta improvisar, a lo mejor me despista. Y aquí, como son mis propias palabras, no me hace falta.


Fuente: Rocío García (elpais.com)
El maldito escalón. Los nervios. Paco la esperaba escaleras abajo. En el segundo escalón, ella tenía que comenzar su frase, pero en cada función de El águila de dos cabezas, de Jean Cocteau, se olvidaba. Y Paco le decía “pa, pa, pa…”, y le surgían las palabras de manera mágica. Eso era por 1949, en una gira por Andalucía, cuando Asunción Balaguer y Paco Rabal no eran ni novios, solo compañeros teatrales, y la actriz, entonces con 24 años, viajaba acompañada de una carabina, “pesada y horrorosa”. Hoy con 86 años tiene menos lapsus. “No me explico por qué, quizás tenga más recursos”. La actriz se enfrenta a partir del próximo jueves a un monólogo de una hora en la sala pequeña del teatro Español de Madrid, donde se cuenta a sí misma y al espectador su vida, y en el que intercala poemas de Antonio Machado. En El tiempo es un sueño, escrito y dirigido por Rafael Álvarez, El Brujo,abre su corazón de mujer libre, recuerda con admiración a su madre, habla de su carrera y se detiene en el gran amor de su vida, el actor Paco Rabal. Todo en un escenario oscuro, con solo tres butacas y la actriz vestida con un traje color calabaza.
Delicada, amable, sencilla, vitalista, dulce, va dejando a su paso un rastro de admiración y simpatía. Su papel de corista en el musicalFollies la trasladó a un mundo nuevo, la rejuveneció, aprendió a bailar claqué —“no es tan difícil”—, cantó. Los aplausos que le dedicaban día a día los espectadores le serán difíciles de olvidar. “Qué sorpresa, qué emoción, nunca había oído tantos aplausos. Notaba algo especial hacía mí y pensaba ‘si yo no hago tanto…’. Lo hice con mucha ilusión, pero tenía un miedo, sobre todo antes de interpretar la canción. Luego logré serenarme”.
Ahora da un salto más, y qué salto, y se estrena con el monólogo, después de más de sesenta años de carrera. “Golobart, Teresa Golobart. Esta era ella. Mi madre…”. Así comienza el texto en el que cuenta que nació en Manresa, en una casa grande con tres balcones a la calle y un piano que aún conserva, en una familia burguesa de seis hermanos con apellidos catalanes. “Todos catalanes, soy una emigrante, una emigrante catalana en Madrid…”, continúa el monólogo, que ya ha paseado por algunas ciudades antes de aterrizar en el Español, donde se vivirá la novedad de música en directo, a cargo de la pianista Ana Fernández. Sus comienzos fueron duros, era la posguerra, y además tenía la pega del acento. Hasta que un día, tras ser rechazada con burlas por Fernanda Ladrón de Guevara para un papelito en una compañía de Madrid por culpa del acento “horroroso” que tenía, se fue llorando, pero se juró a sí misma: “Nunca más. No volveré a perder un papel por culpa del acento”.
“No me disgusta contar mi vida”, dice con un tonillo cantarín esta mañana Balaguer, traje de chaqueta pantalón gris, perlas, bolso enorme y pesado. “Me gusta contarlo y que sea en una salita pequeña, porque en teatro me veo más distanciada del público. A mí en una obra de teatro no me gusta saber quién hay en el público, porque me desconcierta, pero aquí, como soy yo, me gusta tener esa confianza con el público y contarle mis cosas. Soy muy contadora, lo paso bien. Es como si estuviera con amigos a quienes les cuento mis cosas, y como los viejos tenemos tanto que contar… y tan bonito”.
Bonito pero con algunas manchas negras que también las confesará. Es al final del monólogo cuando descubre algo muy íntimo, relacionado con Rabal, el hombre al que estuvo unida desde el año 1951, cuando se casó, hasta su muerte en 2001. “Fue un momento duro de mi vida en el que yo quería saber lo que pasaba. Finalmente, lo que me encontré no fue lo que yo me imaginaba”. La actriz no quiere desentrañar más en este encuentro. Lo que sí cuenta es que fue un taxista, “un ángel”, quien la hizo reflexionar ese día sobre la drástica decisión que ella, llorando a mares en el coche, le confesó iba a tomar, dejar a su marido. “No lo haga, piénselo, yo la llevo a dar vueltas por Madrid hasta que usted se calme, pero no lo haga”, le rogó el taxista. Ella siguió su consejo. “No rompí con él. Yo era bastante decidida, no tenía miedo a la vida, nunca lo he tenido. Ahora me doy cuenta de que he sido una mujer libre y luchadora. En ese momento, decidí quedarme con él y ayudarle”.
PACO, así en mayúsculas, aparece pronto en el monólogo. “Paco era todo para mí. La verdad, yo hice mucho por esa relación, pero él también. Porque tuvo muchas tentaciones, era guapo y las mujeres se le daban… Las mujeres le acosaban. Él me decía: ‘Asunción, yo salto el fuego, pero no me quemo’. Pero alguna vez se quemó”, confiesa sonriente y dulce. “Menos mal que no me enteré, o me enteré tarde cuando ya había pasado”, añade rápido esta mujer romántica que dice no haber sido nunca muy noviera. “Paco era listo, guapo, dulce y romántico. Me llenó de poesías”. Como aquella carta que le envió y en la que le decía: “Te amaré hasta la eternidad”. “Se dice pronto, ¡la eternidad!”, añade ella.
Todavía recuerda, emocionada, le brillan los ojos cuando lo cuenta, el día en el que Paco se declaró, apenas unas horas después de que bailaran y bailaran hasta bien entrada la madrugada, a los sones de un pasodoble. Fue en un autocar, de noche, una noche con muchas estrellas —“o al menos así lo recuerdo yo”—, llegando a Jerez desde Córdoba, donde habían actuado en el Gran Teatro. Le tomó la mano y le dijo que la quería. “Tenía la mano fría, helada, y me dio tanta ternura. ¡Aquella mano tan grande y helada!”.
Balaguer se detiene mucho en su familia, en la separación de sus padres, en la vida entonces al lado de su madre —“una mujer moderna que me apoyó mucho en mi empeño en dedicarme al teatro en aquellos años, que tuvo una vida tan sin amor”—, en la llegada de la República, en la guerra y, claro, en su profesión. Fue una niña curiosa que bailaba y cantaba, al atardecer, en Manresa, en una gran terraza, mientras su madre tocaba el piano, y a quien la impresionó, con apenas seis años, la instauración de la República. “Me acuerdo todavía muy bien de los carteles de Antonio Machado por las calles, de la figura de esa mujer arrogante y hermosa que era el símbolo de la República. Comprobé, incluso, cómo se liberaba la mujer, cómo alguna se separó de su marido que la pegaba. Los niños íbamos a las bibliotecas”.
Habla de sus estudios de teatro con Marta Grau, alumna a su vez de María Guerrero, de su compañera Aurora Bautista, de aquel profesor cura de Burgos que le puso su madre para quitarle el acento catalán y que fue luego el que los casó —“el padre García, un señor estupendo”— . También de su debut teatral con Lope de Vega en La discreta enamorada, dirigida por Tamayo. “Había quizás más penuria entonces, pero creo que la vida en el teatro era más fácil porque había menos gente que se quería dedicar a ello”.
Está algo nerviosa con su estreno en Madrid de El tiempo es un sueño.Y, al mismo tiempo, emocionada y convencida de que el acompañamiento musical engrandecerá el espectáculo. Sabe que se acordará de Paco en muchos momentos. De sus manos grandes y frías, heladas. “Tú guardas el fuego / yo gano el pan / y en esta noche de todos / tu mano en la mía está…”, recita ella de un poema de Machado. También de aquel taxista que le cambió el rumbo de su vida. “Dos veces no lo hubiera hecho. Lo he amado mucho. Se lo merecía todo. El Brujo dice que Paco tenía una herida en el alma. Él nació pobre y de repente fue rico, pero siempre llevaba la herida de la pobreza encima. Quizás tiene razón”.
El tiempo es un sueño. Monólogo de Asunción Balaguer. Escrito y dirigido por Rafael Álvarez, ‘El Brujo’. Dirección musical y piano: Ana Fernández Torres. Sala Pequeña del Teatro Español. Madrid. Del 1 al 18 de noviembre. www.teatroespanol.es/


Font: Laura Serra (www.ara.cat)

El musical Follies s'estrenarà aquest cap de setmana, divendres i dissabte, al Festival de Peralada, on s'atorgarà la Medalla d'Or del certamen a Mario Gas, el director del muntatge. L'espectacle és un cant d'amor al teatre, una mirada enrere als espectacles que van triomfar a la ciutat dels gratacels des de principis del segle XX fins a la dècada dels quaranta. Un d'aquells teatres de varietats, està a punt de ser enderrocat per fer-hi un garatge. I les estrelles que hi van triomfar s'hi retroben. "És un espectacle que especula amb els gèneres i amb el pas del temps, amb el que hem fet amb el temps i el que el temps ha fet amb nosaltres", ha dit Gas.

Acompanyat d'un extens i brillant repartiment –hi actuen 36 actors-cantants i 19 músics– entre els quals Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius i Pep Molina, el muntatge ha sigut el gran èxit de l'any al Teatro Español de Madrid, escenari que ha dirigit els darrers vuit anys Mario Gas i del qual es va acomiadar aquest cap de setmana passat. Entre el repartiment també hi ha dues sorpreses, la veterana Asunción Balaguer, que ha hagut d'aprendre claqué, i Massiel. La cantant del mític 'La, la, la' ha reivindicat la seva carrera escènica i ha anunciat que es retira amb aquesta companyia i aquest muntatge. "Jo ja tenia ganes de plegar i anar-me'n a casa, però s'ha de ser 'gilipolles' per no acceptar un personatge que passa per tot el que has viscut. Però és l'última vegada, o sigui que deixeu-me bé". 

"Sondheim és un dels grans autors de la segona meitat del segle XX", ha dit Gas. Per això considerava essencial portar-lo a un teatre públic, per desencotillar-lo. La dramatúrgia és el més important d'un muntatge que s'acompanya d'una música excepcional, dirigida per Pep Pladellorens. 

LIBRETO: JAMES GOLDMAN
MÚSICA y LETRAS: STEPHEN SONDHEIM
TRADUCCIÓN: ROSER BATALLA y ROGER PEÑA
DIRECCIÓN MUSICAL: PEP PLADELLORENS
DIRECCIÓN DE ESCENA: MARIO GAS
INTÉRPRETES: VICKY PEÑA, CARLOS HIPÓLITO, MUNTSA RIUS, PEP MOLINA, MASSIEL, ASUNCIÓN BALAGUER, LINDA MIRABAL, TERESA VALLICROSA, MÒNICA LÓPEZ, MARTA CAPEL, DIEGO RODRÍGUEZ, JULIA MÖLLER, ÁNGEL RUIZ, JOANA ESTEBANELL, MAMEM GARCÍA, LORENZO VALVERDE, JOSEP RUIZ, GONZALO DE SALVADOR, NELSON TOLEDO, MARÍA CIRICI, MARISA GERARDI, ANTONIO VILLA
PRODUCCIÓN: TEATRO ESPAÑOL
TEATRO ESPAÑOL

Gracias, Mario Gas por este regalo. Impresionada y eso para una persona no demasiado amante de los musicales ya es mucho. Impresionante montaje de principio a fin. Queda poco que decir, después del impresionante éxito con las entradas agotadas, con su vuelta a los escenarios del Español en junio y julio y con la ya confirmada actuación el Festival de Peralada.

Con un extraordinario elenco, algunos ya habituales en los montajes de Mario Gas como la siempre magnífica Vicky Peña, que está acompañada de Carlos Hipólito, Muntsa Rius y Pep Molina en los papeles principales. Pese a ello resulta curioso como los mayores aplausos se los llevan dos secundarias, una octogenaria Asunción Balaguer, que en su actuación en solitario consigue arrancar aplausos, miradas cómplices y mucha ternura entre el público, y Massiel, que interpreta su papel esperpéntico de manera magnífica, y que por lo visto siempre es la más aplaudida, pero una vez más la pagan por ser ella, así nunca se la puede acusar de salirse de su papel.

Escenografía grandiosa, según los entendidos en musicales a la altura de las grandes producciones del West End, que ocupan un cuerpo de baile que deja lucir toda su maestría en la segunda parte mucho más musical y más entretenida a nivel visual que la primera, donde tiene más protagonismo la historia narrada.

Es toda una pena que Follies casi viva y muera en Madrid, porque la amplitud del Teatro Nacional de Catalunya le vendría que ni de perlas para estar tres meses de representaciones, y así poder llegar a un público mayor que el pueda permitirse el lujo de viajar a Madrid para verlo. Un lujo que es toda una delicia. Corred a por las entradas de junio y julio antes de que se acaben.

FOLLIES

by on 19:03
LIBRETO: JAMES GOLDMAN MÚSICA y LETRAS: STEPHEN SONDHEIM TRADUCCIÓN: ROSER BATALLA y ROGER PEÑA DIRECCIÓN MUSICAL: PEP PLADELLOREN...


Els amants del teatre musical que no hagin pogut anar a Madrid, al Teatro Español, a veure l'espectacle Follies tindran una altra oportunitat els dies 27 i 28 de juliol, a l'auditori dels jardins del castell de Peralada, en el marc del Festival Internacional de Música Castell de Peralada, tal i com van confirmar fonts de la producció, en l'única oportunitat en què, de moment, està previst que el muntatge, de grans dimensions i, pel que diuen els crítics, d'una qualitat altíssima, sortirà del Teatro Español després d'haver-s'hi exhibit del 10 de febrer al 8 d'abril, i d'haver estat prorrogat del 8 de juny al 21 de juliol.
El mes de febrer passat es va estrenar l'adaptació al castellà d'aquest muntatge, el primer que es fa a l'Estat, que a més és l'últim que ha dirigit Mario Gas –la direcció musical és de Pep Pladellorens–, com a responsable artístic del Teatro Español. Follies és un monstre pel que fa a xifres, ja que té un repartiment de 38 intèrprets, cantants i ballarins, a més d'una orquestra de gairebé una vintena de músics, de manera que l'esforç de treure'l del teatre madrileny ha de ser considerable.
El repartiment original, en què s'especula que hi podria haver alguna variació, el formen grans noms del món de l'espectacle com ara Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius i Pep Molina, que són les dues parelles protagonistes, però també s'hi poden trobar figures com ara Massiel, Asunción Balaguer, Teresa Vallicrosa i Mònica López.
En l'acte de presentació de l'espectacle, Mario Gas, que ja havia dirigit anteriorment tres musicals de Sondheim –Golfus de RomaSweeney Todd i A little night music–, va dir que considera que “Sondheim és un geni, un autor emblemàtic que ha revolucionat el concepte de musical”, i va explicar de l'espectacle que aquest és “un homenatge al gènere”. Malgrat que la història que explica, en què els protagonistes són velles glòries de la revista musical, va sobre el pas del temps, Gas afirma que “Sondheim no és nostàlgic. La nostàlgia és ancorar-se en un punt del passat i no avançar. No és el cas.” Quant al repartiment, Gas va dir que “feia temps que no tenia una companyia tan espectacularment compacta, brillant i boníssima”.
Dijous, al Liceu de Barcelona, el Festival Internacional de Música Castell de Peralada, que dirigeix Oriol Aguilà, presentarà la programació de l'edició d'aquest estiu, la 26a.
Font: Dani Chicano (www.elpuntavui.cat)

Bogeries a Peralada

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Els amants del teatre musical que no hagin pogut anar a Madrid, al Teatro Español, a veure l'espectacle  Follies  tindran una altra...


Es difícil poner en duda que Stephen Sondheim es uno de los más grandes dentro de los compositores y letristas del género del musical, al que se incorporó escribiendo las letras para West Side Story de Leonard Bernstein. Nadie como él ha logrado que las canciones trasciendan más allá de sus propios límites, poniéndolas al servicio del hecho teatral, convirtiéndolas en profundas reflexiones con las que el espectador pueda indagar en sí mismo y en el mundo que le rodea.

Algunos consideran que su obra más ambiciosa, dentro de la escena, es Follies, estrenada en 1971 en el Teatro Winter Garden de Broadway, con música y letras del propio Sondheim, libreto de James Goldman, y producción de Harol Prince.

Cuarenta años después, este musical se estrena en España de la mano de Mario Gas. Las representaciones comienzan mañana en el Teatro Español, y seguirán hasta el 8 de abril. Gas es un director de escena que conoce profundamente la obra de Sondheim, a quien ya ha montado en otras tres ocasiones (Golfus de Roma, Sweeney Todd y A little night music), demostrando cómo se puede hacer un espectáculo de este género con producción española, grandes profesionales de aquí, sin recurrir a franquicias venidas de allende los mares y entusiasmando a público, crítica y al propio Sondheim que no escatimó elogios cuando vio “el mejor Sweeney Todd que me han montado”.

Esa especialización sondheimiana invita a pensar que Gas ha dejado para su madurez profesional y vital Follies, cuyo trasunto se sumerge en reflexiones, no siempre amables, sobre el paso del tiempo, la profesión escénica y lo que los teatreros se van dejando por el camino cuando ya llevan un buen trecho de él recorrido. “No soy especialista en Sondheim. Sí es verdad que lo he montado varias veces, pero también a Brecht, a Dürrenmatt, a Valle-Inclán y en esta ocasión me enfrento a una obra que habla sobre el desgaste de los seres humanos, las ilusiones perdidas, la futilidad de nuestra profesión marcada por un aplauso efímero, de los mundos que acaban y que empiezan y todo ello se aborda con una gran inteligencia y sensibilidad”, señala Gas, quien parece creíble cuando asegura que Follies no se podía montar sin un gran compañía. Él asegura tenerla.

Todo hace presumir que es grande en varios sentidos. Numéricamente ya que son 32 actores, cantantes, bailarines, más una orquesta de 20 profesores tocando en directo. Y ahí nos encontramos nombres como el de Vicky Peña, actriz fetiche de Gas y una de esas silenciosas profesionales alejadas de barullos mediáticos, que ha conseguido prestigio y muchos premios a base, únicamente, de hacerlo muy muy bien. Como Carlos Hipólito, tan versátil él. O Asunción Balaguer, la decana del montaje con sus 86 años. Y otros muchos como Muntsa Rius, Pep Molina, Linda Miraval, Teresa Vallicrosa, Mónica López, Ángel Ruiz, Lorenzo Valverde… Y algo que en principio puede resultar sorprendente: Massiel, reclamada por el mismísimo Mario Gas e incorporada a un espectáculo de alta cultura para interpretar la emblemática canción I’m still here.

La historia es la de un viejo teatro deteriorado de Broadway que tiene los días contados ya que la especulación inmobiliaria (estamos en 1971) le va a hacer desaparecer. Pero antes el viejo empresario decide reunir a profesionales de muy diferentes edades y de la mano de ellos el espectador hará un viaje a modo de flashback por mundos que esconden esas viejas paredes. Las que han recreado los escenógrafos Juan Sanz y Miguel Ángel Coso, mientras que el multipremiado vestuarista Antonio Belart ha jugado con todo lo que le ha sugerido el sofisticado mundo de la revista, de sus plumas y lentejuelas, al tiempo que ha recreado la estética y la moda de los años cuarenta y setenta del pasado siglo.

Junto a ellos ha sido fundamental el trabajo de los traductores Roser Batalla y Roger Peña, del director musical Pep Pladellorens y de los coreógrafos Aixa Guerra y Lluis Méndez, este último especialista en claqué.

“No tengo claro que este sea el musical más importante de Sondheim, todos los son y cada uno tiene su peculiaridad y este tiene algo muy específico: habla de algo importantísimo para los que vivimos en el mundo de la escena, y lo hace con una música muy hermosa y un tratamiento dramático muy intenso”, apunta el director, a quien este montaje le ha llevado a una inevitable identificación: “Todo buen teatro te hace reflexionar, y en la reflexión siempre hay dos niveles, uno de identificación y otro de alejamiento, para poder contar y narrar una historia. En este caso nos habla de un género, que aquí en España lo encontramos en la revista y en la zarzuela, pero lo hace sin nostalgia, solo rinde un homenaje a un mundo que pasó y a un mundo que viene, no es nada reivindicativo, ni apuesta en una sola dirección, sino que reflexiona sobre un género popular, entronizado en la imagineria colectiva de todo occidente, pero no es una obra endogámica”, apunta el director al hablar de este montaje que actualmente se representa en Broadway, protagonizado por Bernadette Petters, Jan Maxell, Danny Burstein y Ron Raines y cuyas canciones recrean las revistas de Broadway, las Ziegfeld Follies, inspiradas en el Follies Bergére (de donde toma su nombre el género de variedades) y que son el equivalente a nuestra revista.

Balaguer es en la obra una de esas grandes estrellas por las que ha pasado el tiempo… y otras muchas cosas. A sus 86 años se ha atrevido a participar en esta aventura, no sin antes deshacerse del miedo que le produjo la propuesta de Mario Gas: “Cuando me lo propuso me asusté mucho, pero mucho, y por supuesto le dije ‘no, yo no lo hago’, respuesta muy sensata porque nunca había hecho un musical”, señala esta veterana actriz que si que ha cantado en alguna ocasión e incluso ahí están sus intervenciones líricas en una de las muchas películas que ha hecho con Imanol Uribe, y también en la película de Enrique Gabriel, Las huellas borradas, donde cantaba La gatita blanca “pero tenía mejor voz y era más joven”, argumenta la también viuda de Paco Rabal.

Al final una amiga la convenció y ahora está como en una nube: “Soy como una niña que le han regalado el mejor juguete, además Mario es fabuloso con una mano de gran director, además ya veo que me sale gracias a la ayuda del director musical y del pianista, para la canción y en la cosa del baile, como no es nada fácil porque es claqué, tenía miedo de hacer el ridículo, pero mis compañeros han ayudado muchísimo, es curioso ver cómo cuanto más grandes son, menos vanidad tienen”, señala la actriz quien asegura que ya se le ha pasado el susto y que “con voluntad todo se puede”.

Una de esas actrices que la han echado una mano es Peña, quien al igual que Gas ha hecho varios Sondheim, de ahí que conozca bien los resortes de este creador: “Es muy juguetón, no solo aporta muchas cosas al teatro, también le gustan los mecanismos de lo que conocemos como carpintería teatral. Pero hay que dejar algo claro, al hablar de Sondheim, de Follies, no estamos en el territorio de los lugares comunes del musical, es como si hablamos de las rubias, pues hay rubias y rubias y ha musicales y musicales”, dice muy explícita para dejar claro que Sondheim siempre mira a sus personajes, a la sociedad que retrata, a los conflictos, con cercanía, con una mirada crítico: “A veces es muy certero, incluso devastador, porque expone con inteligencia las miserias y grandezas del ser humano”. La actriz destaca que en esta ocasión se adentra en un terreno que él adora, como es el teatro. “Analiza como cambiamos las personas, qué podríamos haber sido…, todo es muy sustancial desde el punto de vista de la observación humana, como tantas veces lo han hecho los grandes autores; estamos ante un sondheim de gran riqueza musical, y las canciones no son anécdotas, desarrollan la acción y la potencia y de ahí que el trabajo que hacemos sea muy nutritivo, no son calorías vacías. A ello ayuda que no estamos ante una propuesta melancólica, lo cual está muy bien”.

Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)