Infierno urbano de perdedores

Dani y Roberta es un espectáculo pequeño, sencillo, nada ambicioso, incluso irónico y humorístico, pero que vapulea y revuelve como si se tratara de una gran tragedia clásica. El montaje, que se representa en la sala pequeña del Teatro Español, cuenta una historia terriblemente contemporánea, de las que pueden estar ocurriendo a diario en las barriadas marginales de cualquier núcleo urbano, donde los perdedores del mundo contemporáneo se dejan la juventud y la vida.

Dani y Roberta habla de dos personas solas, desprotegidas y vulnerables, instaladas en la desconfianza y el miedo, que empiezan a descubrir que si haces las cosas, en lugar de dejar que pasen, otro mundo es posible.
Itziar Miranda y Álex García son los actores que interpretan a Roberta y Dani. Estos dos jóvenes encogen el alma e invitan a reflexionar sobre la condición humana. El aurtor es John Patrick Shanley, un dramaturgo crecido en el Bronx. Y el director, Joan Maria Gual, es heredero del teatro independiente, poseedor de un buen olfato y de los que cuando hacen algo es porque creen en ello decididamente. Gual reflexiona sobre este trabajo: “¿Cuántas veces nos hemos descubierto agazapados en el humor para defendernos del dolor? En la contradicción asumida reside el punto de partida del equilibrio que estos personajes buscan con torpeza sin saberlo”. Gual defiende a estas criaturas situadas en una suerte de infierno urbano en el que no han dispuesto de los medios para descubrir los verdaderos motivos de su insatisfacción y, en consecuencia, de su inadaptación.
“Desorientados ante sentimientos que no son capaces de interpretar se refugian en el aislamiento, en un caso, y en la violencia, en otro. Reaccionan ante lo desconocido con miedo no asumido y, como tal, imposible de resolver”, apunta el director.
Miranda y García, quien recientemente ha estrenado la película Seis puntos sobre Emma, se convierten en dos seres desnortados, marginales, de lenguaje barriobajero y actitud de auténticos perdedores. “Seres que no han sido queridos y lo buscan con miedo al rechazo, con miedo al dolor y a la soledad", concluye Gual.
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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