SÓCRATES


AUTOR: MARIO GAS y ALBERTO IGLESIAS
DIRECCIÓN: MARIO GAS
INTÉRPRETES: JOSEP MARIA POU, CARLES CANUT, AMPARO PAMPLONA, PEP MOLINA, BORJA ESPINOSA, RAMON PUJOL y GUILLEM MOTOS
DURACIÓN: 90min
FOTO: JERO MORALES
PRODUCCIÓN: GREC 2015 FESTIVAL DE BARCELONA, TEATRE ROMEA y FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA
TEATRE ROMEA

Por poco que sepas, algo sabes de Sócrates, aunque sólo sea por lo que es mundialmente famoso: "Sólo sé que no sé nada". Para los que estudiamos en otras épocas aprendimos su cuidado por la palabra, por la libertad, por la justicia, por la honradez, por el conocimiento. Hoy en día son palabras desgastadas y algunos van a oírlas como parte de su postureo. El individuo, ciudadano o no, que tenía a mi lado soltó antes de empezar: "Somos intelectuales por venir a ver una obra sobre Sócrates". Ahí queda eso, al medio minuto de empezar la función le sonó el móvil, la intelectualidad quedó en entredicho.

Sócrates es Josep Maria Pou o Josep Maria Pou es Sócrates, no me ha quedado muy claro donde empieza el actor y acaba el personaje. Le va como anillo al dedo. Un hombre de palabras, una entonación poderosa, una manera de explicar la historia amigable, sincera. Pou hace que Sócrates sea interesante incluso para aquellos a los que le cueste la filosofía.

El Teatre Romea se queda pequeño, no sólo por las entradas agotadas, sino porque la escenografía de Paco Azorín más bien pensada para la magnanimidad del Teatro de Mérida queda encerrada en el escenario del Romea. Falta visibilidad, no sé como se verá desde platea, desde el segundo anfiteatro se pierden algunas réplicas y se intenta inútilmente presenciar el monólogo a pie de platea de Amparo Pamplona, uno de los momentos más cómicos de la noche. Le hubiera quedado mejor el traje del Anfiteatro del Grec, si hablamos de Atenas que mejor paisaje.

Pero Josep Maria Pou no está solo, aunque lleve el peso de la función, le acompaña un coro de voces de entre los que destaca Pep Molina y Carles Canut, a lo que la experiencia gana a la hora de explicar la tragedia de Sócrates, que se niega a salvarse de la muerte, comprando su libertad. Honestidad hasta el final. Hora y media de alimentación para el intelecto, un tanto adormecido debido al calor excesivo de la sala. Ahora ya sabemos algo más.

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