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Fuente: Rocío García (elpais.com) | Foto: Luis Sevillano
Como si de un mismo río se tratara, eslabones de una misma cadena. Así contempla Ernesto Caballero, el director del Centro Dramático Nacional, la creación teatral en España y así lo mostrará la programación de la temporada 2015-2016 de la institución pública que se ha presentado esta mañana. Las voces más emergentes y dinámicas compartirán escenario con nombres consolidados de la escena española. Será la ocasión de contemplar el trabajo de Denise Despeyroux o Alberto Conejero, junto a directores o dramaturgos de una larga trayectoria, como Gerardo Vera, Juan Mayorga o el propio Ernesto Caballero. “La función de un teatro público es la de impulsar la creación emergente, dotar de medios a los más nuevos y que compartan experiencias y público con los creadores más reconocidos, en un diálogo genuino en el que todos tienen cabida. Se trata de contaminarse mutuamente”, explicó a este diario el director del CDN, que afronta su cuarta temporada al frente de la institución. Con un claro destinatario: el espectador más plural y diverso posible. “El público es lo que nunca debemos olvidar, es el que nos mantiene en este viaje que ofrecemos a viajeros aventureros y no turistas, ese que busca experiencias menos usuales, como un profundo ejercicio de la ciudadanía, explorando mundos ficticios que tienen mucho que ver, sin embargo, con nuestra realidad”, añadió Caballero.
Junto a estrenos y producciones propias del CDN, la temporada que comienza el próximo septiembre acogerá también tres de los montajes más exitosos de este año y que pusieron enseguida el cartel de no hay billetes. Son el caso de El testamento de María, la obra protagonizada por Blanca Portillo y dirigida por Agustí Villaronga; La piedra oscura, el texto sobre el poder de la palabra frente a la barbarie con el espejo de Lorca bien presente de Alberto Conejero que dirige Pablo Messiez y Adentro, el montaje de Tristán Ulloa y Carolina Román.
Los hermanos Karamázov será sin duda uno de los platos fuertes de la temporada próxima. La obra de Dostoievski, en versión de José Luis Collado, estará dirigida por Gerardo Vera, primer montaje de este realizador tras su salida del CDN. El protagonista de Los hermanos Karamázov será Juan Echanove, quien con esta obra se pone por primera vez a las órdenes de Vera. “Sin Echanove yo no habría hecho esta obra de tal envergadura. Fue lo mismo que me pasó con Amparo Baró y Agosto y Nuria Espert y La loba. Echanove tiene una profundidad de pensamiento, de emoción y de verdad difícil de encontrar”, aseguraba esta mañana un entusiasmado Gerardo Vera. Otro de los montajes más esperados es el de Reikiavik, con texto y dirección de Juan Mayorga, todo un peso pesado en la dramaturgia española. Reikiavik, segunda obra que dirige Mayorga, es algo más que en el encuentro de dos campeones de ajedrez, Borís Spassky y Bobby Fischer, en la capital finlandesa en 1972, es una partida en torno al juego de la vida. Reikiavik está protagonizada por Daniel Albaladejo y César Sarachu.
Otras obras que se podrán ver en las dos salas del CDN –el teatro María Guerrero y el Valle Inclán- serán Los caciques, de Carlos Arniches y dirección de Ángel Fernández Montesino; Páncreas, de Patxo Tellería que dirige Juan Carlos Rubio y protagoniza Fernando Cayo, Santiago Ramos y José Luis García-Pérez; La rosa tatuada, una obra de Tennessee Williams que pondrá en escena Carme Portacelli; Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales, de Denise Despeyroux o Insolación, un montaje de Luis Luque sobre texto de Emilia Pardo Bazán, que protagonizará la actriz María Adánez. El propio Ernesto Caballero también estará presente en la programación con La vida de Galileo, de Bertolt Brecht, y El laberinto mágico, de Max Aub.
La presencia internacional, dentro de la sección Una mirada al mundo, vendrá de la mano, entre otros, del coreano Jung-Ung Yang, con El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, la Trilogía sobre algunos asuntos de familia, de la compañía colombiana La Maldita Vanidad o el británico Declan Donnellan, que presentará Cuento de invierno, de Shakespeare.
Todos esperan una buena temporada, sobre todo si se tienen en cuenta los datos aportados hoy por la directora del INAEM, Montserrat Iglesias, que acompañó en la presentación al secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, y al propio Caballero. El balance del INAEM habla de 58 montajes y 725 funciones en la temporada 2014-2015 a los que acudieron un total de 132.000 espectadores. El porcentaje de ocupación fue de un 83%.

Fuente: Jesús Ruiz Mantilla | Rosana Torres (elpais.com) | Foto: Gorka Lejarcegi
De Antígona a las comedias de enredo, de Shakespeare y Rigoletto a Sonrisas y lágrimas,¿qué creación escénica no aporta una visión del mundo y resulta, por tanto, política? Es la respuesta más o menos común, con matices que la enriquecen, a la duda lanzada esta semana por Bob Wilson en la Cuatrienal de Artes Escénicas de Praga. El director estadounidense se preguntaba si cabe hoy hacer un teatro reivindicativo en términos políticos. Propugnaba, frente a las respuestas en ese ámbito, la confusión. Actores, directores y dramaturgos de la escena española entran al debate.
Nuria Espert, actriz y directora. “Creo que Bob Wilson no niega esa posibilidad; simplemente lanza una duda. Era una pregunta pertinente en tiempos de la dictadura, pero en época de libertad, todo tipo de teatro es bienvenido. Yo he hecho siempre teatro político, pero no panfletario. Lo respeto muchísimo. El arte, si es bueno, va unido a la política. El teatro, además, va unido a una vertiente educativa, y eso siempre lleva implícito algo de compromiso”.
José María Flotats, actor y director. “Desde Sófocles, 400 años antes de Cristo, con Antígona, hasta Tony Kushner, en el siglo XX y sus Ángeles en América, pasando por Shakespeare, con El rey Lear, Molière y su Tartufo, Lorca con Yerma o La casa de Bernarda Alba o Bertolt Brecht con El resistible ascenso de Arturo Ui, el gran teatro no ha dejado, también, de ser político”.
Juan Diego Botto, actor y director. “Todo teatro es político, desde los clásicos griegos a las comedias de puertas y sofás. Plantear una distinción es ir contra natura.Se puede hacer conscientemente o sin querer, pero siempre llevará implícita y explícitamente una visión del mundo. Vivimos un cambio profundo de sociedad y paradigmas; en este contexto, el teatro sirve para plantear y resolver dudas”.
Natalia Menéndez, directora del Festival de Almagro. “El quid reside en plantearlo de forma diferente según la época. Pero el teatro de rasgos políticos está triunfando hoy como nada, y más entre los jóvenes, en todo el mundo. El teatro fronterizo, que lidera en España Sanchis Sinisterra, o el teatro-documento que he visto triunfar en México o Perú, basado en testimonios o pruebas de denuncia de hechos concretos, funciona como pocas cosas. Siempre la escena se ha planteado fuertemente desde el compromiso, de Grecia a Shakespeare, Fuenteovejuna, La vida es sueño o Brecht. Así ha sido y será”.
Pedro Casablanc, actor. “No entiendo esa posición de Wilson. Menos cuando él habla de que la sociedad parece querer necesitar impactos y su teatro se basa, sobre todo, en eso y en distintos flashes. ¿De qué me está hablando? Yo no concibo ninguna expresión que no sea política. Más en una época como esta, cuando desde foros como el Teatro del Barrio, nos cuesta sacar tanto adelante espectáculos como el dedicado a [Luis] Bárcenas, el extesorero del PP. Está muy mal visto y no cuenta con apoyos”.
Jordi Galcerán, autor. “Los dramaturgos debemos plantearnos hacer buen teatro; el resto, si lo logramos, viene dado por añadidura. El teatro considerado político, el ideologizado, me parece redundante y normalmente pesado. Insisto: al hacer buen teatro, inevitablemente cae lo demás. Un autor contemporáneo, por lo demás, es imposible que no hable de lo que ocurre, más en un entorno de crisis, pero hay que dejarse llevar ante todo por las historias que contamos, no por las ideas que quisiéramos inculcar”.
Sergio Peris Mencheta, actor y director. “Siempre he creído que nuestro papel es el del bufón del rey. Consiste en soltar a la cara a quien gobierna lo que no hace bien. Otra cosa es que quien está al mando no acuda al teatro. Los patios de butacas adolecen de políticos, y más en épocas como esta. La ventaja que tiene el teatro sobre otras artes para expresar ideas políticas es la inmediatez. Por la mañana, Dolores de Cospedal suelta lo de los pagos en diferido de Bárcenas y por la tarde le hacen un monólogo. Yo soy partidario del teatro como medio de entretenimiento, de partida; es la única manera de despertar interés. Pero plantear la neutralidad, como creo que desearía Wilson, me parece erróneo, porque ésta es enemiga del arte”.
Gerardo Vera, director y escenógrafo. “El teatro y el compromiso político son inseparables. Son acción, intervención decidida, directa, sobre nuestro mundo más inmediato, que ilumina nuestras contradicciones como seres humanos y como ciudadanos con el fin de transformar la realidad. El teatro hoy ya no puede separarse del compromiso con nuestro entorno más cercano, y siempre será ese milagro que se hace posible a través del actor como centro de gravedad indiscutible de un arte que ya nunca deberá reducirse a informar ni a proponer soluciones, sino que nos permitirá profundizar en aspectos únicos de nuestra propia experiencia”.
Magüi Mira, actriz y directora. “¡Cómo no va a ser necesario el teatro político! La vida es política desde que uno se levanta y decide cómo vivir, a todas horas uno se está comprometiendo, y la política es un compromiso que nos correponde asumir a todos. El teatro, aunque no quieras, tiene que ser político. Por cierto, Bob Wilson también hace teatro político”.
Laila Ripoll, dramaturga y directora. “¿Teatro político? ¡Absolutamente! Y hay que abordarlo con rigor, mucho rigor, mucho arte, huyendo del ladrillo... Ya lo inventó Brecht. Todo arte es política, y las gentes del teatro creo que eso lo tenemos muy claro. No hay más que darse una vuelta por los escenarios de nuestro país”.

Fuente: EFE via elmundo.es
Juan Carlos Pérez de la Fuente Gerardo Vera, ambos ex directores del Centro Dramático Nacional (CDN), aspiran a dirigir el madrileño Teatro Español, cargo vacante desde el pasado 1 de junio cuando se formalizó la renuncia del anterior responsable artístico, Natalio Grueso.
Fuentes teatrales han confirmado a Efe que ambos directores de escena han presentado su candidatura para dirigir el Español, después de que el Ayuntamiento de Madrid, responsable del teatro, decidiera abrir un concurso para elegir al sustituto de Grueso.
En total, agregaron dichas fuentes, se han presentado 27 candidaturas, todas de profesionales españoles. Otros aspirantes son la directora de escena Carme PortaceliJesús Campos, autor, director, escenógrafo y actual presidente de la Asociación de Autores de Teatro; Eduardo Galán, autor y productor teatral; y el director de escena Ignacio García.
Para participar en dicho concurso, Pérez de la Fuente y Gerardo Vera, al igual que el resto de candidatos, han tenido que presentar, tal y como exigía el pliego de condiciones del concurso, un proyecto artístico para el Español.
La elección se resolverá el próximo lunes día siete por un comité asesor elegido por el Ayuntamiento de Madrid en el que figuran el director, actor, académico de la Lengua y actual responsable artístico del madrileño Teatro de la AbadíaJosé Luis Gómez, el dramaturgo José Luis Alonso de Santos y el actor Carlos Hipólito.
Forman parte también el comité asesor el periodista y dramaturgoIgnacio Amestoy, el productor teatral Juanjo Seoane, el críticoIgnacio García Garzón y la actriz y directora Socorro Anadón, en representación del sector de las salas alternativas de Madrid.
El comité valorará las candidaturas de Pérez de la Fuente y Vera, y de las otras veinticinco que se han recibido hasta ayer, lunes, último día del plazo abierto por la empresa municipal Madrid Destino, Cultura, Turismo y Negocio, adscrita al Área de Las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid.
Juan Carlos Pérez de la Fuente dirigió el Centro Dramático Nacional entre 1996 y 2004, año en el que le sustituyó Gerardo Vera, quien estuvo en el cargo hasta 2011.
El concurso abierto designará al sucesor de Grueso como responsable de la dirección artística del Teatro Español (con cuatro salas: dos, en el propio Español, y otras dos, en las Naves del Matadero) durante los próximos cuatro años, prorrogables por otros cuatro. Será, por tanto, el máximo responsable del proyecto artístico-cultural del principal teatro municipal.
Quien resulte elegido ocupará un puesto por el que han pasado nombres como José Tamayo, Cayetano Luca de Tena, Adolfo Marsillach, Miguel Narros, José Luis Gómez, Gustavo Pérez Puig y Mario Gas.
Natalio Grueso, según informó en su día el consistorio madrileño, dejó el Español para centrarse en otros proyectos y comenzar "una nueva etapa profesional". Poco después él precisó que sería "unambicioso e ilusionante proyecto profesional dedicado a la creación y producción artística y literaria".
Grueso llegó al Ayuntamiento de la mano de Fernando Villalonga, ex delegado de las Artes, que a su vez entró en el gobierno municipal cuando Ana Botella relevó en la alcaldía al ahora ministro de Justicia,Alberto Ruiz-Gallardón.

Font: Rafel Esteban (elcultural.es)


Gerardo Vera regresa al teatro. Después de un año dedicado principalmente a la ópera, el que fuera director del Centro Dramático Nacional entre 2004 y 2012 vuelve a la escena madrileña con una obra que ha sorprendido a muchos: Maribel y la extraña familia, de Mihura, que estrenará el próximo 17 de julio en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Este título es el primero de la nueva etapa de Vera y también de su productora, creada para la ocasión. Con ella quiere estrenar tres títulos al año, de los cuales dos los dirigirá él. Tendrá una factura más comercial aunque su próxima producción será una obra del irlandés Martin McDonagh, El cojo de Innishmaan, con Irene Escolar. Mientras consolida este proyecto estrenará en septiembre como director -al margen de su productora- la última obra de Jordi Galcerán, El crédito.


Maribel y la extraña familia supone la entrada de Vera en el mundo del comediógrafo madrileño. A pesar de que fue el responsable de que el CDN lo homenajeara durante su etapa como director con Las visitas deberían estar prohibidas por el Código Penal, que recogía muchos textos del autor madrileño, sobre todo los no teatrales, Vera reconoce que “nunca había tenido mucho interés por Mihura”, aunque sí por esta obra.



“Siempre tuve este título en la cabeza. Todo el mundo dice que soy muy serio, pero la verdad es que tengo mucha guasa y mucha retranca, como Mihura y sus textos”, corrige el director, que reconoce no ser un experto en la obra del autor madrileño ni haberle dedicado mucho tiempo. Hasta ahora.



Maribel me ha permitido descubrir a Mihura”, explica Vera. De ese encuentro ha salido con la certeza de que el autor fue “un vanguardista a su pesar”, casi sin darse cuenta de las cosas que le pasaban, como le ocurre muchas veces a los personajes de sus obras.



“Mihura lleva al lenguaje teatral las técnicas que usaba, desde diez años antes, en las revistas de humor como La metralleta o, en su primera época,La codorniz, y en la prosas periodística, unos rasgos creadores que no había utilizado nadie hasta entonces”. Con estas bazas consigue “una comicidad directa, ácida, tierna y totalmente cotidiana que muestra como nadie lo había hecho la tristeza y las miserias de una sociedad conservadora y pequeñoburguesa, que era la que iba a ver su teatro sin saber que hablaba de ellos”, explica Vera. Pero para conseguir todo esto requería de algo más, necesitaba construir “unos personajes de gran cariño envueltos en unas situaciones sorprendentes y, claro, unos diálogos transgresores que, con la perspectiva que da el tiempo, resultan del todo revolucionarios”.



Y añade: “Hemos querido quitar toda la caspa que Mihura, sin merecerlo, arrastra. De ese tufo a teatro de mesa camilla y recuerdos de abuela que contamina todo e incomoda al texto”.



Para ello el director no sólo ha optado por una escenografía limpia, de una vaciedad absoluta, donde la luz, unas gasas y cuatro o cinco muebles sacan a la obra de ese ambiente provinciano. El elenco que estructura la obra está compuesto por la pareja de enamorados, formada por un tímido soltero llegado a Madrid para encontrar esposa y una prostituta de club, las tres compañeras de barra de esta última y las extrañas tías del primero, que interpretan Alicia Hermida y Sonsoles Benedicto. Para el resto de papeles el director ha escogido a Markos Marín y Lucía Quintana (los novios), a los que acompañan Chiqui Fernández, Elisabet Gelabert y Macarena Sanz en el papel de las tres prostitutas. Con ellos se lanza a “una historia de amor que proclama el derecho de todos a ser felices”.


La actriz Nuria Espert protagoniza la obra La loba, un drama donde la codicia lo domina todo. Gerardo Vera dirige esta obra, escrita por la dramaturga norteamericana Lillian Hellman en 1939, y que acogerá el Teatro María Guerrero de Madrid desde este viernes hasta el 10 de junio.
Los "ojos futuristas" de Hellman, como ha señalado Espert este miércoles durante la presentación, retratan a una familia que forma parte de las clases adineradas del Sur en los primeros años del siglo XX.
La ambición y la avaricia que aparece en esta obra es "tan actual" que nadie tendrá que explicar nada, en palabras de la actriz. Little foxes, su título original, aborda la codicia y la falta de escrúpulos de los especuladores que, tras la guerra civil estadounidense, se lucraron con la industria algodonera. En este contexto, Hellman saca a escena a la familia de los Hubbard y Nuria Espert se mete en la piel de Regina Hubbard, la hermana mayor.
Según describe Espert, Regina "no es reflexiva, sabe lo que quiere desde que tenía 18 años y es afortunada porque ha mantenido dentro una desesperación". En la obra tiene "unos 60 años" y "mantiene la certeza de que va a conseguir lo que quiere". Este perfil tan complejo ha hecho que interpretar este papel "no haya sido tan sencillo" como imaginó la actriz. Gerardo Vera ha explicado que esta obra se enmarca en el "primer sueño del capitalismo americano que ha dado lugar a tanta destrucción".
Esta familia, que sirve a la autora para construir un drama, se muestra dispuesta a todo por conseguir acumular posición social y riquezas a costa de la explotación de colonias de negros. En palabras de su director, "es una obra desoladora" en la que se advierte una "contaminación familiar" y una "herencia maldita".
"Es una historia donde el amor no existe", afirma. Por ello, las miradas, los gestos, las pausas y los silencios son tan importantes aquí como los diálogos, porque los personajes no dicen todo lo que quieren, pero "la mirada es libre" y en ella se "condensa la ideología del personaje". Juanjo Seoane, productor de esta obra, recuerda que hace cinco o seis años le propuso a Nuria Espert protagonizar esta obra. Ella le contestó: "¿Tú crees?" y acto seguido compró los derechos porque sabía que se iba a realizar. A sus 73 años, se trata de su función número 105 desde que comenzó en el mundo teatral, en el año 1964.
Cuenta Espert que cuando comenzaron a "torcerse" las cosas el mundo del teatro comenzó a notar cómo las salas se llenaban cada vez más de un público "variopinto". "No me preguntéis por qué. No sé lo que esto significa", afirma a continuación la artista. La actriz defiende que "la clase media tiene muchos aficionados al teatro - la aristocracia ninguno -" porque "son quienes sustentan la cultura". Asimismo, ha señalado en su vida, junto a su marido fallecido, Armando Moreno, ha conocido "momentos peores", como el día que apareció la televisión y las salas estaban vacías.
En esta línea, Vera añade que actualmente se vive en una "dictadura más compleja" en la que la ciudadanía "toma conciencia del mundo en el que vivimos". "Es un momento de cambio y la gente busca formas de expresión distintas a los partidos políticos", indica.
Fuente: EP vía www.lavanguardia.es


«Esta tragicomedia turbo es el estreno estadounidense más emocionante que ha visto Broadway en años». Así de contundente se mostraba Charles Isherwood, crítico teatral del New York Times, al referirse a Agosto (Condado de Osage). Y seguía Isherwood: «No es teatro complaciente. Es teatro que te mantiene constantemente enganchado con golpes, sorpresas y placeres, aunque su núcleo, siempre en movimiento, sea el dolor de corazón».
Gerardo Vera pone fin con Agosto a su etapa al frente del Centro Dramático Nacional, del que saldrá a finales de año (en abril volverá para dirigir La Loba, de Lilian Hellman, con Nuria Espert). Se trata, como él mismo dice, de uno de «los textos contemporáneos más importantes del teatro estadounidense». Su autor es Tracy Letts, actor además de dramaturgo, y la obra vio la luz en Chicago en junio de 2007; en diciembre pasó a Broadway, donde se convirtió en un verdadero acontecimiento, refrendado por las críticas y premios como el Pulitzer, el Drama Desk o el Tony. A España llegó a finales de 2010, presentada en catalán por el Teatre Nacional de Catalunya, en una producción dirigida por Sergi Belbel.
Para este montaje del CDN, Vera ha contado con la adaptación del poeta Luis García Montero, que se refiere a la obra como «teatro puro; hay compromiso entre los actores y hay compromiso con el público. Es un texto útil para reflexionar sobre la sociedad contemporánea. Habla de la insatisfacción, de la culpa, del sacrificio… cuestiones que afectan a la convivencia, del deterioro de una familia y por tanto de la sociedad».
Agosto supone la vuelta a los escenarios, tras doce años de ausencia, de Amparo Baró (que ha insinuado que ésta puede ser su último trabajo teatral); le acompaña un nutrido y notable reparto que incluye a Carmen Machi, Irene Escolar, Sonsoles Benedicto, Alicia Borrachero, Gabriel Garbisu, Antonio Gil, Miguel Palenzuela, Clara Sanchis, Marina Seresesky, Abel Vitón, Markos Marín y Chema Ruiz. La obra transcurre en una casa situada en las afueras de Pawhuska, una pequeña localidad de Oklahoma. Allí vive la familia Weston, que se reúne con motivo de la muerte del padre. «Es la historia de una familia que no es ni más ni menos que una epidemia —dice Vera—, un grupo de seres humanos encerrados en una casa destartalada a través de cuyas grietas empieza a rezumar un sumidero de putrefacción, de aguas estancadas que los van encharcando, asfixiados por el calor pegajoso de unos días de verano».
El Eugene O’Neill de Largo viaje hacia la noche, el Chéjov de Tres hermanas e, incluso, según palabras de García Montero, el Lorca de La casa de Bernarda Alba planean sobre Agosto, presentada como una «tragicomedia» y que va a convertirse, coinciden todos los responsables del montaje, en uno de los grandes clásicos del teatro del siglo XXI. Lo que nace como una aparente tragicomedia de situación va emponzoñándose hasta convertir el ambiente de la casa en algo irrespirable. «Hay tanta verdad, tanta carne en los personajes que no pueden ser inventados», dice Vera. No hay constancia de que haya en la obra elementos autobiográficos, pero, añade el director, «es imposible que Letts se haya inventado a los personajes. Está claro que los conoce perfectamente». Y son las mujeres las que llevan el peso de la función en Agosto. «Es un retrato de mujeres absolutamente distintas», dice Gerardo Vera.
«Es una función magnífica —añade Carmen Machi— escrita para actores. Tracy Letts entiende nuestro código y profundiza en el alma femenina de una manera asombrosa a través de unos personajes perfectamente reconocibles». Carmen (Barbara) es una de las tres hijas de Violet (Amparo Baró). Alicia Borrachero (Ivy) y Clara Sanchís (Karen) son sus hermanas. «Es una obra —dice la primera— que no se acaba nunca, en la que siempre hay rincones por descubrir; y es una función en la que hay mucho dolor que viene del amor… Hay enfermedad del alma». «No sabes si tomarte a los personajes en serio o en broma, están llenos de capas y de agujeros». Y apostilla Machi: «No hay nada superficial en la función, puede ser un drama terrible y una comedia desternillan».
Veteranía y juventud
Amparo Baró Es Violet, la matriarca de la familia, y una mujer abandonada en la droga. «Tardé horas en leer el texto después de que Gerardo Vera me lo enviara. Y cuando lo leí, sentí la necesidad de hacer esta obra». «Mato por hacerlo», cuenta Vera que le contestó. «Soy una actriz —añade Amparo Baró— que ha tenido mucha suerte, que he trabajado con los mejores directores y los mejores compañeros. Y ahora poder trabajar con Carmen Machi es un premio, el último premio de mi vida teatral».
Carmen Machi «La hermana mayor —dice la actriz—; desgraciadamente, la sombra que sigue a su madre, y que acabará siendo como ella. En la obra se plantea ese constante debate que nace de la frase: ¡Qué fácil lo tenéis los jóvenes! Se va repitiendo a lo largo de la obra y mi personaje espera que su hija no acabe como ella. Pero son mujeres inteligentes». Para la actriz, también ha sido un privilegio compartir escenario con Amparo Baró, con quien pasó muchas horas en los platós televisivos.
Irene Escolar Encarna a Jean, una niña de catorce años hija de Bárbara. Una de las jóvenes actrices con mayor talento de la escena española, vio la obra en Nueva York y soñó desde entonces con poder interpretar la obra. «Es la vez que más he disfrutado en el teatro. Me emociona estar aquí, además, porque estar con Amparo Baró es lo más cerca que voy a estar de trabajar con mi abuela, Irene Gutiérrez Caba. Y Carmen Machi es el referente de la mujer y la actriz en que me quiero convetir».
Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

Un clásico del siglo XX

by on 14:21
«Esta tragicomedia turbo es  el estreno estadounidense más emocionante que ha visto Broadway en años ». Así de contundente se mostraba ...


FITXA ARTÍSTICA
TEXTO: ANTON CHÉJOV
VERSIÓN: JUAN MAYORGA
DIRECCIÓN: GERARDO VEGA
INTÈRPRETES: TONI AGUSTÍ, PERE ARQUILLUÉ, SONSOLES BENEDICTO, JESUS BERENGUER, PEP CORTÉS, GONZALO CUNILL, JORDI DAUDER, RAÚL FERNÁNDEZ, ANTONIO DE LA FUENTE, ELISABET GELABERT, MÒNICA LÓPEZ, DAVID LUQUE, CARMEN MACHI, ANTONIO MEDINA, PACO OBREGÓN, MARIA PASTOR, ANDRÉS RUIZ, ROBERTO SAN MARTÍN y YUDI SÍDAR
PRODUCCIÓN: CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL y FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO CHÉJOV DE MOSCÚ
TEATRO MARIA GUERRERO (MADRID)


En el Maria Guerrero se respira estos días Chéjov y se queda pequeño para acoger este gran texto teatral. Pequeño en el sentido físico de la palabra, porque después de disfrutar de tres horas de función, y a pesar de que algunos consideran a Platonov un texto menor de Chéjov, queda desmentido después de ver este montaje.

Cuando se cumplen 150 años del nacimiento del dramaturgo ruso, el Centro Dramático Nacional se atreve a mostrar una de sus obras menos representadas. De hecho se la considera la primera obra dramática del autor, y a pesar de que eso se nota en el texto, no está tan elaborada como otros textos, Platonov es Chéjov en estado puro.

Platonov retrata como más tarde lo haría El jardín de los cerezos, esa sociedad rusa aburrida, esa aristocracia que ve como la burguesía incipiente le 'roba' delante de sus ojos, sus propiedades, y como sus títulos en la sociedad actual ya no sirven, han perdido todo el valor de antaño. Y se ven solos, en un ámbito rural y que han de acostumbrarse a esos cambios, porque ya no tienen nada que perder.

Arropados por una escenografía casi vacia, para dar más protagonismo a la palabra, a los hechos, que poco a poco, y bien lentos, como en toda obra chejoviana, se desarrollan. Un gran Pere Arquillué, que una vez más, y en una lengua (castellano) que no le es propia, nos demuestra que personaje tras personaje es un gran mago de la palabra, de la dramaturgia y del tempo. Un gran Platonov que desentraña la caída del hombre, el no saber a dónde ir, el no saber que quiere.

Le acompaña un Mònica López, que no se amedrenta y se mantiene a la altura de las circunstancias en todo momento. Carmen Machi, no está tan brillante como en montajes anteriores, pero domina al personaje. La única nota discordante de esta maravillosa partitura la pone Elisabet Gelabert como Sofía Egorovna, que en la mayoría del texto resulta excesivamente poco creíble. Resulta como si hubiera caído en medio de un engranaje que ya lleva tiempo en funcionamiento.

Si a Hamlet le daba miedo soñar, a Platonov le da miedo vivir y durante toda la obra se intenta esconder, de las mujeres que no le quieren por lo que es sino por lo que fue, por lo que podría haber sido, por lo que anhelan creer que será. Pero Platonov es ante todo uno de los mejores montajes de la temporada. Esperemos que no muera en Madrid.

PLATONOV

by on 18:16
FITXA ARTÍSTICA TEXTO: ANTON CHÉJOV VERSIÓN: JUAN MAYORGA DIRECCIÓN: GERARDO VEGA INTÈRPRETES: TONI AGUSTÍ, PERE ARQUILLUÉ, SONS...


FITXA ARTÍSTICA
TEXT: WILLIAM SHAKESPEARE
ADAPTACIÓ: JUAN MAYORGA
DIRECCIÓ: GERARDO VEGA
INTERPRÈTS: Alfredo Alcón, Chisco Amado, Luis Bermejo, Juanjo Cabrera, Carme Elías, Antonio de la Fuente Arjona, Miryam Gallego, Marc García Cloté, Alberto Huici, Cristina Marcos, Tino Martínez, Ignacio Medina, Pablo Menasanch, Juli Mira, Jesús Noguero, Humerto Orozco, Víctor Pi, Andres Ruiz, Chema Ruiz, Sergio Sánchez, Juan Pedro Schwartz, Albert Triola, Abel Viton.
PRODUCCIÓ: CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL
TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA

“Rey Lear”, la història d’un sobirà ancià que deixa el govern del seu regne a mans de les seves tres filles i que pateix les conseqüències de la lluita acarnissada pel poder. La tragèdia del Rei Lear és una enciclopèdia de l’humà. Les passions més grans i les més baixes, les formes més lluminoses de l’amor i les més obscures de l’egoisme, tots els nostres desigs i les nostres pors, el que somniem i allò que ens assalta en els malsons, tot l’humà està en el microcosmos que construeix Shakespeare en la més bella i terrible de les seves peces.
Aquesta obra també és una enciclopèdia del teatre, ja que aglutina tot el ventall de gèneres i estils que existeixen. És una barreja de totes les edats de l’art escènic, les que van passar abans de Shakespeare i les de després. Ell tot ho hereta i tot ho anticipa.
Gran muntatge del Centro Dramático Nacional, amb una moderna i acurada escenografia i un gran ventall d’actors damunt de l’escenari. L’obra suposa la reaparició davant del públic d’Alfredo Alarcón, encarnant al Rei Lear. Un gran Rei Lear de principi a fi. També cal destacar la feina de la ja incommensurable Carme Elías, com sempre una interpretació magistral de la primogènita del rei. I Juli Mira, en un dels papers més tràgics de tota la peça, que fa que els espectadors pateixen el seu dolor, de l’abandonament, de la traïció en les seves pròpies carns.
Gran efectes escèniques, per a una gran sala, la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya, que ens mostra una vegada més la seva capacitat de reinventar-se a si mateixa. Efectes de llum, que juga perfectament amb un escenari fosc, negre i el qual permet uns moments d’intimitat amb els personatges a mitja llum.
Tot això acompanyat de fum, que permanentment entra pel costat esquerra de l’escenari per carregar més, si encara és possible, la tragèdia.
L’última obra de la temporada del TNC, que tanca així una de les millors temporades de la seva història amb una de les grans obres d’aquest any.

EL REY LEAR

by on 13:16
FITXA ARTÍSTICA TEXT: WILLIAM SHAKESPEARE ADAPTACIÓ: JUAN MAYORGA DIRECCIÓ: GERARDO VEGA INTERPRÈTS: Alfredo Alcón, Chisco Amado...