El baúl de dos cómicas
Fuente: Patricia Peiro (elpais.com) | Foto: Luis Sevillano
En los años cincuenta y sesenta un actor de teatro valía lo que contuviese su baúl. El arcón debía albergar el mayor repertorio de vestimenta posible, desde un traje de noche hasta ropa de deporte. Depende de lo lleno que estuviera, el sueldo era mayor o menor, porque eran los cómicos los que se encargaban de su propio vestuario. El de Lola Herrera tenía casi de todo. Su compañera de tablas Irene Escolar nunca ha vivido esta experiencia a sus 26 años. Ella carga con el examen continuo de los castings. La primera llegó al teatro por casualidad, buscaba algo —“no sabía muy bien qué”— y la segunda mamó el escenario desde su nacimiento. Herrera y Escolar desgranaron en el teatro La Cuarta Pared de Madrid el camino recorrido en sus carreras y el que queda por delante en un encuentro organizado por EL PAÍS y moderado por la periodista Rocío García, para sus suscriptores el pasado martes.
Les ha tocado vivir dos etapas muy diferentes de la escena teatral. Herrera llegó a Madrid con apenas 18 años. En Valladolid había ganado cuatro concursos de canto a los que la presentaron sus padres, “de esos casposos de la posguerra”, explica con sorna la intérprete, “participar en algo así descoloca a cualquiera, así que vine a Madrid a buscar y encontré”. Lo que halló fue la pasión de su vida: el teatro. “Mi alimento y mi necesidad”, asegura. Irene proviene de una familia de artistas y conoce todas las experiencias de los cómicos en los años de la dictadura a través de los relatos de su abuelo y sus tíos. “Cuando mi tía [Julia] acababa las funciones, yo subía al escenario y la imitaba, aunque no supiera leer, aunque no pudiera ni aprenderme el texto”.
Hubo tiempo en el diálogo para recordar los triunfos y los fracasos. La primera vez que Lola Herrera representó Cinco horas con Mario, en el teatro Marquina, se durmió hasta el encargado de las luces. Pero no fue eso lo peor, sino que también lo hizo el empresario del teatro. Miguel Delibes comentó antes de su estreno que era una obra muy experimental, que no iba a gustar mucho. Todo apuntaba al fracaso, pero llevarla adelante fue un "emperramiento". Herrera se ha metido en la piel de Carmen en cuatro ocasiones más los 25 años posteriores a aquella primera vez. “Con ese personaje proyecté muchas mujeres. Delibes lo supo captar tan bien…".
Escolar confesó que aún no hay ningún personaje tan representativo en su carrera, pero reconoció las alegrías que le ha dado su papel de Juana la Loca en la serie Isabel. “Espero que no te moleste, pero parecías una demente de verdad”, le espetó una asistente en el turno de preguntas. “Una de las cosas más importantes es conocer el contexto que rodea al personaje y le hace ser como es. Juana era un ser vulnerable y entre todos hicieron que perdiera la cabeza”, detalló la artista. “¡Qué personaje es Juana, eh! Yo también lo interpreté en teatro”, añadía una sonriente Herrera a su lado.
Si para ellas el escenario es su pasión, es además porque creen en todo lo que les rodea. Ambas se lanzaron a exigir que el teatro sea una asignatura en los colegios. “Creo que es imposible”, apuntó Escolar. “Que no, que no es imposible”, le rebatía Herrera, “pero parece que los que mandan, no nos quieren”. “Si los políticos fueran más al teatro…”, contestó a su vez Escolar. Herrera sabía de uno que lo frecuentaba: “¡Fraga iba mucho! Se ponía en un palco y dormitaba. Esto es verídico”.
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