


El actor Miquel Cors fallece a los 61 años

THE HAMLET'S CIRCUS

LLUNY DE NUUK

¿Cómo fue su primer contacto con Peter Brook?
Vino a presentarse tras una función de La calle de los cocodrilos, en el Théâtre de la Complicité, creo que era en 1993. Luego vino a ver varios espectáculos que hice, algunos con Complicité, otros con Dan Jemmett en París. Siempre que va a ver una obra le gusta hablar con los actores. Nos seguimos viendo a través de los años, cuando yo iba a su teatro lo veía... En 2008 me llamaron para invitarme a participar en Fragments. Y parece que nos hemos llevado lo suficientemente bien como para repetir 11 y 12.
¿Qué hace de Brook uno de los grandes de la escena actual?
Tiene una trayectoria envidiablemente sólida, no sólo en cuanto a su producción, sino a su investigación y cuestionamiento de qué es el teatro, para qué sirve. Ahí están sus escritos, artículos y libros. Lo considero un investigador del acto escénico y ese cuestionamiento está vivo en su práctica teatral, en cómo afronta el trabajo. No se ha relajado para dormir en los laureles. Sigue trabajando a su ritmo. Prima la calidad a la cantidad del trabajo. Creo que tiene una visión particular de lo que hace, un toque que lo hace personal y reconocible.
Desde su perspectiva, ¿cómo se ve el teatro en España?
Lo dice todo el mundo y yo me sumo: está viviendo un momento muy interesante. Siempre que he venido en los últimos años a festivales como este, me decían: No te vengas, que aquí el nivel es otro'. Pero me ha sorprendido gratamente el hecho de que he visto que hay mucha variedad, libertad y ganas de hacer cosas. En cuanto a los medios, quizás hay un desnivel entre lo que se pueden permitir los teatros con más ayudas y otras compañías independientes que proponen un trabajo a veces menos comercial pero muy interesante. Hablo de compañías que a veces están en provincias y que se patean España entera. Madrid está quizás un poco cerrada a ese movimiento que hay en la periferia y podría sorprender. Creo que estaría bien mirar de reojo ahí. Hay una frontera por romper. Existe el peligro de que el teatro y otras artes -y esto ocurre en todas las grandes capitales- se convierta en algo elitista, que se retroalimenta y no se ve en otros sitios.
¿Por qué seguirá siendo importante el teatro en la era de Internet?
Creo que por la comunicación directa, por el hecho de que es un fenómeno colectivo. Es un acto que no puede existir si no hay esa reunión de seres humanos. Una película de cine puede funcionar aunque no haya público, está hecha. Lo que me hace creer que va a seguir existiendo el teatro aún cuando nosotros ya no estemos aquí es la reacción de los adolescentes que vienen a ver trabajos como 11 y 12. La necesidad de que nos cuenten una historia, innata en el ser humano, la cubren de muchas formas hoy, pero cuando vienen al teatro hay una cierta actitud. Lo veo en mis sobrinos. Hay algo inexplicable cuando un grupo de personas cuenta algo a otro grupo de personas, a los espectadores. Ocurre algo más potente que el cine en 3D porque hay una atmósfera, unos olores, una vibración, una expectación... Hay un público que espera que pase algo. Hay un peligro, algo puede salir mal, se puede caer un proyector... Hay un elemento de lo imprevisible que lo hace vivo. Y a los jóvenes les impacta algo tan simple que alguien se puede tropezar. El hecho de que es algo que está ocurriendo en este momento, que sea irrepetible: eso es lo que hace al teatro único.

Tan japonés como el sushi. Y como el sushi, sin artificios: con buenos ingredientes, pero sin adornos ni florituras.
El Grec 2010 mira a Japón, una escena moderna que sabe beber de sus fuentes, y propone una cartelera de 65 espectáculos sin grandes nombres de consumo masivo -más allá del de Serrat, que rompe fronteras- pero con gustos exquisitos para manjares bien diversos.
Desde el país del sol naciente. Con viajes de ida y vuelta, el Panorama Japón está integrado por 15 espectáculos, donde mandan teatro y danza, aunque la música llegue de una mano tan segura como la del Sónar y Rioji Ikeda. A un plantel importante de creadores nipones por aquí desconocidos -Shiro Tatakani, Toshiki Okada, Miro Ito...- se unen los de Cesc Gelabert y Frederic Amat que ya ensayan en un centenario teatro de kabuki, el de Yamaga, un espectáculo, Ki, en el que colaboran con músicos y bailarines japoneses. También Joan Ollé que rescatará en Nô a Mishima.
Paladares clásicos. Sin ir más lejos la inauguración, aunque sea un clásico retratado desde la modernidad. Eso es lo que hará Carme Portaceli en Prometeu, con la ayuda de la actriz Carme Elías. También hay revisión en La Odisea que prepara Antonio Calvo o en el Questi Fantasmi de De Filippo en el que trabaja Oriol Broggi.
La nómina de creadores catalanes que presentará trabajo en el festival es larga y abultada: T de Teatre regresa, bajo dirección de Alfredo Sanzol, con Delicades; Joan Maria Gual dirige La lección; Julio Manrique se las ve con Neil LaBute en Coses que dèiem avui; David Selvas se enfrenta a La gavina; y estrenan Fora de joc de Sergi Belbel.
Así es Wild cursive, la propuesta de Cloud Gate Dance Theater de Taiwan. Y también los regresos a la cartelera catalana de la compañía Rosas, la coreógrafa Marta Carrasco (Dies Irae) o Sidi Larbi Chercaoui en compañía de María pages con Dunas.
Aunque ya catado, muchos no conocen aún el paladar de Bijan Sheibani, que triunfó ya en el Grec con The Brothers size y ahora retorna con Eurydice, un texto de la norteamericana Sarah Ruhl. También será singular Bolívar, fragmentos de un sueño, un poema épico musical cocinado por la pareja integrada por William Ospina y Omar Porras. Y mucho se puede esperar Amb els peus a la lluna, una ópera documental de Antoni parera (música) y Paco Azorín) dirección que interpretará la gran soprano María Bayo.
Fuente: Núria Cuadrado (www.elmundo.es)
Un Grec japonés como el sushi

Alex Rigola firmó su primer trabajo como director teatral a los 27 años a partir de un texto de Heiner Müller. Después en 1997 puso en escena Kafka: El proceso; Las troyanas de Eurípides (1998); The water engine de David Mamet (1999), todas ellas en el Festival Internacional de Teatro de Sitges. En 2000 debuta en el Festival Grec de Barcelona y continúa una carrera premiada y con amplio reconocimiento de la crítica. Ha trabajado en el Teatre Lliure, donde montó Suzuki I y II de Alex Xipenko. Otros montajes suyos han sido el Woyzeck de Büchner en el Grec yLas variaciones Goldberg de George Tabori en el Teatro Nacional de Cataluña. En 2004 hace su primer Beltor Brecht y en 2005 su primer Shakespeare: Ricardo III para el Festival de Teatro Clásico de Almagro. Con un montaje sobre una pieza de O'Neill gana el Premio Notodo en el Teatro de La Abadía de Madrid (2006). En 2007 hizo una adaptación escénica de la novela inconclusa de Roberto Bolaño 2666 para el Grec que recibió grandes elogios de la crítica y varios premios. Tiene además un Premio Max (2009) y desde 2003 es director del Teatre Lliure de Barcelona.
Por su parte Bice Curiger fue desde 1993 comisario principal del museo Kunsthaus de Zurich, uno de los más señalados del arte moderno y contemporáneo europeo. También es la cofundadora y redactora-jefe de la revista de arte contemporáneoParkertt, que se editaba alternativamente en Zurich y Nueva York. Desde 2004 es la directora de la revista Tate etc, dependiente de la Tate Gallery de Londres. En 2001 fue comisario en el Palais de Tokio de París y entre 2006 y 2007 ostentó la cátedra Rodolph Arnheim de la Universidad Humboldt de Berlín. También fue jurado del Premio Turner en 1996 y desde 1988 a 1992 del DAAD de Berlín. En 2007 junto a Vicente Todolí se encargó de la retrospectiva en Tate Gallery de Peter Fischli y David Weiss.
Fuente: Roger Salas (www.elpais.com)
Àlex Rigola nombrado Director de la sección de Teatro de la Bienal de Venecia
DUET PER UNA SOLA VEU


La verdadera Madre Coraje no es la de Bertolt Brecht. La auténtica Madre Coraje es Cindy Sheehan, la mujer que se plantó ante el rancho de George W. Bush en Texas para saber por qué había muerto su hijo en Irak. Y la historia de esa ama de casa que un día cogió unos pocos bártulos para pedir explicaciones al presidente de Estados Unidos que había mandado sus tropas a invadir un país es la que cuenta Madre paz. La obra, que mañana comienza sus funciones en el Teatro Galileo, es un texto de Dario Fo y Franca Rame que dirige Carlos la Rosa y representa un reparto encabezado por María José Goyanes.
La actriz regresa así al mismo espacio donde representó su última obra hace un par de años. Si entonces interpretaba a una asesina de su marido que se enfrentaba a una pijita que le tocaba como compañera de celda, ahora cambia de registro y se mete en el papel de una mujer a la que el mundo se le viene encima cuando recibe la noticia de que lo que más quiere ha muerto en un sitio lejano. "Para Cindy es un 'shock' terrible, como para cualquier madre que pierde un hijo", explica Goyanes.
La situación la cambia por completo. Pasa de ser "una ingenua ama de casa" a una persona que busca la información que le haga comprender lo que ha pasado por lo que entabla contacto con los grupos que se oponen a la guerra. Hasta que un día, después de ver un documental sobre las mentiras de la invasión, Sheehan decide plantarse ante la casa de vacaciones del presidente y pedir una entrevista con él en la que le explique los motivos de la muerte de su hijo y de otros 2.000 soldados más en Irak.
"Eso es lo más conmovedor de todo, lo que te llega directo al corazón", reflexiona la actriz. "El cómo una persona sencilla, desde su pureza y su ingenuidad es capaz de cuestionar a todo un gobierno, a toda una maquinaria burocrática, a la que al principio no hacen caso, pero que se acaba convirtiendo en un grano en el culo" de los defensores de la guerra. Para Goyanes, la clave está en "la determinación, la fe de las personas que con su protesta sencilla ante algo en lo que no creen acaba moviendo el mundo".
En el caso de su insistencia empezó a cambiar la situación en Estados Unidos. Al principio la mujer fue vista como una excéntrica o medio loca que aportaba algo de colorido en plenas vacaciones de verano. Pero poco a poco, atrajo la atención de los principales medios de comunicación de todo el mundo consiguiendo que más personas, incluidos famosos como Susan Sarandon o la veterana de las protestas contra la contienda de Vietnam, Jane Fonda, se sumaran a su protesta y preguntaran en nombre de qué, si del petróleo o de otros intereses, comenzó la guerra. Hasta que lo que fue una pequeña acción se convirtió en una marcha desde Texas a Washington.
Todo eso aparece en el texto de Fo y Rame. Madre Paz es una obra en la línea comprometida de la pareja y con la profundidad que les caracteriza. "Tiene una estructura atípica, con 'flash backs' que presentan a Cindy con su hijo antes de alistarse u otras situaciones y el uso de pantallas, pero manteniendo la sencillez y conmoviendo desde el inicio, que arranca a una altura impresionante», dice Goyanes, que nunca había interpretado una obra del Nobel de Teatro y de su mujer. Los dos autores mantienen el tono amable y divertido que les caracteriza en la forma, del que luego emerge un duro y poderoso fondo.
Fuente: Rafael Esteban (www.elmundo.es)
La verdadera madre coraje

Realidad y ficción comparten un destino común. Una obra británica sobre el colapso de la compañía Enron fracasa también en los escenarios de Broadway. Tras apenas 15 funciones, sus productores estiman que, como la crisis finaciera, este espectáculo ha caído tabién en la bancarrota con pérdidas de más de cuatro millones de dólares.
Parece que es un tema complicado en Estados Unidos, ya que pese a las buenas críticas y la nominación a los Tony que recibió el montaje en Reino Unido, los periódicos más importantes de América aportaron comentarios "poco entusiastas" a la obra, según informa la 'BBC'.
Sus productores opinan que el cierre de la obra, Enron es "bastante menos atroz" que la realidad que llevó a la empresa energética de Texas que constituyó un verdadero fraude de miles de millones de dólares en 2001. Por orgullo británico o por su importancia en el mundo económico, se han hecho eco de la noticia casi todos los periódicos británicos.
De acuerdo con Mateo Byam Shaw, uno de los productores, la representación podía confundir y perturbar al público conservador de Broadway. La visión del dramaturgo vodevil Lucy Prebble y el director Rupert Goold pudo parecerles "inquietante, extraña, extravagante y de alguna manera anti-estadounidense" informa 'The Times'.
Pero otros culpan de este fracaso al crítico teatral del periódico 'New York Times', Ben Brantley, que ejerce un poder mucho mayor sobre Broadway que cualquier individuo sobre la escena teatral. Este periodista escribió:"es una exploración del humo y espejo de las prácticas financieras que no es mucho más que humo y espejos en sí mismo"(...)" No se ha dado, según yo, un tratamiento teatral adecuado a la historia de Enron", como se puede leer en el periódico norteamericano.
Fuente: María Jurado (www.elmundo.es)
Enron se arruina en el teatro
